FUTURO MANIPULADO

Capítulo 26

Harry Potter se casó dos días después de que Severus Snape tocara a su puerta para ofrecerle el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras en Hogwarts, en una bonita mañana de verano... y teniendo como invitado al propio Severus Snape.

Severus no podía más que bufar para sí mismo cada vez que recordaba ese hecho. Aun no podía entender qué lo poseyó para decir sí cuando Potter y su prometida lo invitaron, aunque tal vez algo tenía que ver con que iba a quedarse en Holanda por unos días más de todos modos, así que no iba a modificar en nada sus planes si asistía a esa boda. Bueno, en realidad sí modificaba algo, tendría alojamiento y comida gratuita por ese tiempo.

Pero, si tenía que ser sincero, debía admitir que no se arrepentía de haber aceptado, e incluso disfrutó del hecho de estar allí. Y eso era porque nadie lo conocía (excepto Lupin y su familia, y Draco con su prometida; pero ellos más allá de mostrarse sorprendidos al verlo, lo saludaron cordialmente y luego lo dejaron solo como sabían que le gustaba estar), así que no tenían ningún tipo de prejuicio hacia él, ni había desaprobación en la mirada que le dirigían.

Potter lo había presentado como un profesor de su antiguo colegio, así que muchos asumieron que debía ser alguien realmente importante que marcó la vida del muchacho, y por lo mismo se acercaban a él para hacer algún comentario sobre la pareja o invitarlo a sentarse con ellos al verle solo; invitación que rechazaba cada vez. Pero a la que no pudo rechazar fue a una de las tías de la novia que le pidió (o más bien le exigió) su brazo para caminar hasta su mesa asignada, e incluso le hizo sentarse junto a ella para que le hiciera compañía.

Severus, al principio contestaba de manera lacónica, pero con educación, para indicarle que no deseaba seguir conversando, pero la dama no parecía darse por enterada. Hasta que su conversación recayó en su trabajo, descubriendo que la mujer había sido durante un tiempo en su juventud pocionista de experimentación. Entonces, al fin, la conversación se volvió interesante para él, tanto que se olvidó por un momento del asunto que le había estado rondando por la cabeza. Pero, una vez que la recepción de bodas terminó y se instaló nuevamente en la habitación que le asignaron, el asunto volvió a él.

Se sentía un poco decepcionado de que Potter no hubiera aceptado el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, porque eso significaba que ahora no podría tenerlo en el castillo y así poder observarlo y ver qué era lo que había hecho que en la otra línea de tiempo ellos se llevaran tan bien como para haberle regalado el reloj que guardaba con tanto celo... y que ya no pudo recuperar nunca porque se sentía incorrecto pedirle a Potter que se lo devolviera, sabiendo por su amigo Gideon que el muchacho estaba bastante apegado al artefacto.

Sabía que esa era una incógnita que quizás llevaría hasta la tumba. Y tal vez fuera por ese hecho que experimentaba ese malestar que venía teniendo, y no a que Potter rechazara la propuesta de trabajo para quedarse a vivir en Holanda con su esposa.

Aun así, trató de olvidarse de todas esas sensaciones de malestar e incógnitas para disfrutar de su viaje a ese país que nunca antes había tenido el placer de conocer. Había muchos lugares que estaban en la misma situación realmente, y eso era porque antes nunca había tenido el privilegio de viajar, ya que Dumbledore siempre estaba reclamando su presencia para una cosa u otra, sin dejarle tiempo para él mismo. Pero ahora eso había cambiado. Minerva, al tomar el puesto de directora, le había asignado como su ayudante en la búsqueda de profesores para cubrir vacantes que quedaran en Hogwarts, diciéndole que ella no estaba para algo así a su edad. Severus sospechaba que sólo lo hacía para intentar resarcir todo lo que el viejo le negó por años, pero él no era alguien para quejarse, realmente se dio cuenta que disfrutaba de salir de vez en cuando de las frías mazmorras.