Imperial (Inazuma Eleven Go - Riccardo Di Rigo)

𝟎𝟓.

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C A P Í T U L O   C I N C O:
Viento de revolución.
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Me desperté cuando tocaron a mi puerta.

—Llegarás tarde. —me dijo Julia desde el otro lado.

—¡Voy! —grité. Tras haber apagado la alarma hacía media hora, me había vuelto a dormir.

Me vestí lo más rápido que pude, cogí una tostada y me despedí de Julia. Salí corriendo hacia el Raimon, pues llegaba tarde al entrenamiento. Al llegar, la tostada se me cayó de la boca al ver que en la sala estaba Riccardo. ¿Qué le habría hecho cambiar de idea?

Al ver que todos me miraban, dije:
—Siento el retraso. —dije inclinándome, pidiendo disculpas. Aproveché ese momento para recoger la tostada y tirarla.

—Estábamos hablando del partido que jugaremos contra el vía láctea. -me informó Michael.

—Lo perderemos ¿verdad? —dije, sabiendo perfectamente la respuesta.

—Sí. 2-0. —soltó Víctor desde el fondo de la sala.

—No tenía pensado decirlo, la verdad. —admitió el entrenador. Tanto Víctor como yo lo miramos perplejos, mientras que el resto lo miró con asombro— Saldremos a ganar.

—Eso sí que tiene gracia. ¿Desobedecerá una orden del Sector V, entrenador?

—¿Quién querría jugar un partido que sabe desde el principio que va a perder? —contraatacó Mark a Víctor con otra pregunta.

—No pienso hacerlo. —me negué— Déjeme en el banquillo. No quiero verme involucrada en ese plan tan absurdo.

Arion, al igual que JP, me miró sin poder entenderme. Supongo que por su cabeza estarían pasando millones de preguntas con respecto al por qué de mi negativa.

—¡P-pero tenemos que darlo todo! Podemos ganar. —me dijo, lanzándome una mirada que gritaba "por favor, Harper".

—Hay mucho en juego, Arion. No todo se basa en ganar. No es tan fácil para mí como lo es para ti. —admití— Para ti puede que no signifique nada, puede que no tengas nada que perder. No todos somos tú, Arion.

—Exacto. —asintieron todos de acuerdo conmigo— Y como vamos a perder, para que molestarnos en entrenar. —tras decir aquello, se fueron todos los veteranos y Víctor y yo también nos fuimos.

—Me huelo algo. —le dije a Víctor al salir— Riccardo ayer abandonaba y ahora quiere luchar.

—Ha sido Arion. Te lo dije. Ese chico nos traerá problemas. Él y su fuerza de voluntad.

—Espero que puedas apañártelas para controlarles, sólo puedo involucrarme si cometen una falta grave. —le comenté. El se limitó a asentir y me largué sin despedirme.

El camino a casa me lo tomé como un paseo para pensar. Estaba tan absorta en mi mundo que no me di cuenta que me llamaban hasta que me agarraron por la muñeca, obligándome a parar.

—¿Qué has querido decir antes? ¿Cómo que hay mucho en juego? —me preguntó Riccardo.

—¿Me has seguido solo para preguntarme eso? —levante una ceja y el asintió— No es de tu incumbencia.

—Tú siempre te entrometes, ahora es mi turno. Además, lo que me dijiste ayer también me dejó pensando. Nos ocultas muchas cosas. —me acusó.