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—¡SooBin-ssi! ¡Alerta! ¡Alerta!— Le gritó su entrenador y profesor de educación física desde una esquina de aquella cancha de básquetbol.

El joven de cabellos negros mantenía una respiración agitada, el sudor hacia sus cabellos humedecerse y caían finas gotas desde su sien hasta su cuello; con una banda sobre su frente sus cabellos revoloteaban mientras corría y rebotaba la pelota con suma habilidad.

Una vez en la línea de anotación, esquivó a un compañero del equipo contrario que quería arrebatarle el balón y en un gran saltó anotó de manera limpia.

Aplausos de sus compañeros de equipo llegaron a sus oídos, unas palmadas en la espalda y unos cuantos ánimos desde las bancas que eran ocupadas por algunas chicas y chicos que decidieron descansar de la clase.
Se recargó con las manos en sus rodillas tratando de inhalar el aire que le faltaba por tanta acción y agitación.

—¡Woah SooBin-ah! ¡Lo haces bien!— dijo cierto chico desde la banca que, rápidamente, atrajo la atención de mencionado y de otras personas más. SooBin agradeció con una tímida sonrisa y una ligera inclinación.

—¿Acaso no podrías ser más lamebotas? —Opinó una de sus compañeras a un par de metros a su derecha.

—Cállate Mia —El de cherrys le vió con mal gesto y decidió volver a ignorar a todos a su alrededor.

Se encontraba sentado en una esquina de las gradas, tercera hilera a la izquierda específicamente. Generalmente pasaba completamente solo aquellas clases, nadie le hablaba y si llega a hacerlo era para alguna actividad que dictaba el profesor en pareja o, regularmente, para escaparse a los vestidores por una fugaz sesión de besos.

Hoy decidio rechazar la propuesta de un chico para mejor concentrarse a ver a su chico favorito, Choi SooBin.

Con una cálida sonrisa de admiración le miraba ir y venir por la cancha principal, ver con gratitud la increíble agilidad del más alto con la pelota y sobre todo, apreciar lo increíblemente apuesto que lucía con aquella imagen de chico atlético.

Ah, si me descuido podría llegar a gustarme demasiado; Se decía con el propósito de calmar esa mariposita en su estómago cada vez que lo veía.

Pero es tan lindo~; se lamentaba.

—¡A las duchas! —Ordenó el profesor luego de pitar el silbato que daba por terminada la clase.

Los jóvenes que se mantuvieron en el juego caminaban de manera lenta y cansada, pero también satisfechos por una jugada divertida.

SooBin arrastraba sus flojos pies hasta donde se encontraba su suéter y botella de agua, justo a un lado de YeonJun.

—Gran partido SooBin-ah —halagó alegremente mientras el contrario tomaba con pasión el agua de su botella.

Luego de un suspiro y su cuerpo hidratado habló agitando sus húmedos y rebeldes cabellos, que estorbaban sus ojos— Gracias Hyung.

De un salto tomo asiento justo a la orilla de la banca, justo al lado del de trencitas.

—¿Por qué estuviste sentado toda la hora? ¿No se supone que mínimo tienes que caminar diez minutos? —Cuestionó curioso ya que, incluso las flojas y superficiales de sus compañeras, se veían obligadas a mínimo una caminata de diez minutos por todo el gimnasio si querían después quedarse chusmeando el resto de la clase.

—Ah, eso...—Comenzó a explicar— Tengo como un permiso con el profesor, no participo en clases libres pero al final debo quedarme a guardar todo y limpiar un poco —Asintió viendo al resto de los alumnos abandonado poco a poco el gimnasio.

Roller Coaster |SooJun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora