CAP 19 TRANQUILA

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-¿Follandote a Madame B, en serio? -Yelena habló desde la oscuridad del pasillo cuando vió al soldado Barnes bajar las escaleras que conducían a la habitación de la mujer.

-¿Celosa? -Barnes vió a la chica salir detrás de una de las columnas que que habían en el camino.

-Más bien asqueada. -Yelena lo miró sin expresión en su rostro para después darle un sorbo a la botella de agua que llevaba en su mano.

-¿Ahora te dedicas a espiarme? -Barnes quisó molestar, pero ella sólo lo miró con esos ojos fríos un tanto aceintunados que comenzaban a intrigarlo.

-Eso te encantaría ¿no es así? -Lena ladeó la comisura de su labio y negó con la cabeza.

-¿Me equivoco? -El castaño sonrió con descaro.

-Buenas noches, Sargento Barnes. -La rubia soltó sin más, girando sobre sus pies para darle la espalda y caminar en dirección a las escaleras que subían a las habitaciones.

Fue imposible para Barnes no ladear su cabeza y enfocar sus ojos en las caderas de la chica, las cuales se contoneaban bajó esos short cortos de pijama de un forma que lo hizo sentir hechizado, no podía seguir negando el hecho de que quería estar cerca de ella una vez más, quizá una última vez.

-Espera... -Barnes fue tras ella, pero ni así consiguió hacer que se detuviera. Sin embargo, él no dudo en comenzar a caminar a su lado.

-No me causes problemas... -Yelena le dijo sin más que agregar mientras ambos atravesaban el pasillo, hombro con hombro.

-Entonces detente... -Barnes dio un par de pasos más que ella para atravezarse en su camino y obligarla a detenerse.

-¿Qué quieres? -Yelena gruñó un tanto irritada.

-Sólo quiero charlar... -Barnes se encogió de hombros para después levantar un brazo y acorralarla contra la pared detrás de ella.

-No me acostaré contigo, te acabas de follar a Madame, eres un puerco. -La rubia arrugó el ceño y de un sólo empujón se zafó de él, apresurando su paso, pero el la hizo regresar hasta él de un tirón cuando tomó su muñeca y la giró para atraparla por la cintura.

-¿Entonces si estás celosa? -Barnes caminó de espaldas con ella en busca de algún rincón oscuro en el que no pudiesen verlos.

-No, ahora sueltame. -Yelena jadeó cuando el castaño apretó más sus brazos contra su espalda para pegarla a su cuerpo, dando un par de pasos más hasta que su cuerpo pequeño chocó de espaldas contra las cortinas que cubrían una ventana.

-Déjame verte bien, rubia... -Barnes enfocó sus ojos claros sobre su rostro para tratar de descubrir que era lo que tanto le llama la atención de ella mientras Yelena guardaba silencio y trataba de fingir que su cercanía no le afectaba en lo absoluto y que tenía todo el control de la situación.

El soldado no sabía realmente si había sido el que ella lo dominara y tratara como a su perra en la cama, o sus preciosos ojos aceitunados casi llegando a verdes, sus labios rosados y rellenitos, sus curvas voluminosas o la linda sonrisa descarada que había conseguidos ver ya un par de veces.

-¿Qué tanto miras, idiota? -Yelena pasó saliva y bajó sus ojos hasta sus labios sin darse cuenta, viendo el instante en el que él los mojo con su lengua mientras miraba los suyos también.

-Sólo intento descubrir que es lo que tanto me gusta de ti. -Barnes chaqueó la lengua y subió sus ojos hasta los de ella, notando lo nerviosa que se había puesto ante su confesión.

-Pues a mi no me gusta nada de ti, eres un puerco. Ya supera lo que pasó. Solo fue un juego de niños. -Yelena trató de recomponerse, pero su risa descarada la obligó a subir sus manos de su pecho para taparle la boca rápidamente.

💥HAIL HYDRA💥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora