CAP 22 VISITAS

2.1K 163 85
                                    

⚠️⚠️ADVERTENCIA SÓLO 18+⚠️⚠️

Rogers terminó aquel maldito día de entrenamiento aún cojeando de su pierna lastimada. La herida estaba cerrada, pero la punzada en su músculo aún permanecía. Sin mucho ánimo tomó una ducha y se dejó caer pensativo sobre su cama, dándole vueltas a cómo demonios iba resolver la situación en la que se encontraba metido. Más de una ocasión había pensado la idea por su cabeza de ir hasta el dormitorio de Dreykov y asesinarlo mientras dormía, pero era seguro que lo atraparían antes de que pudiese siquiera poner un pie fuera de su madriguera. Lo poco que sabía es que su despacho se vinculaba con todos los pisos de la fortaleza a través de un elevador privado y su dormitorio estaba unido a la misma habitación.

El soldado incluso pensó en que sería todo más fácil si se olvidaba de la idea de querer salvar a Natalia y dejaba que las cosas siguieran su curso, pensó en terminar con la misión para la que habían sido enviados a la KGB, pero no podía, le dolía el pecho sólo de pensar en que a la pelirroja le pudiese suceder algo malo, le daban una ganas terribles de llorar al imaginar que no podría verla nunca más.

Aquella niña con cuerpo de mujer se habían metido bajo su piel hasta el núcleo, la tenía aferrada a su corazón latente como nunca antes nadie había podido conseguirlo, ella simplemente había atravesado sus barreras de piedra para darle sentido y poco de color a su existencia, muchos podrían haberlo llamado como el efecto ridículo del amor, pero él prefería llamarlo efecto Natalia Romanova y con ese último pensó cerró sus ojos sin darse cuenta realmente en que momento había caído preso de su cansancio.

Fue entonces un peso ligero caer sobre su abdomen lo que lo hizo pegar un salto en la cama y elevar sus puños en posición de combate, listo para el ataque.

-Calma Capitán... -La voz suave y sensual de aquella mujer en la que había estado pensando antes de dormir arrulló sus oídos para hacerlo bajar la guardia y volver a respirar con alivio.

-Lo siento... -Rogers susurró mientras se pasaba las manos en el rostro con frustración y trataba de focalizar su mirada aún adormilada.

Natalia no tardó en estirar su mano para encender la lámpara junto a la cama y poder encontrarse finalmente con aquellos ojos color zafiro ahora un tanto opacados y sin brillo. El semblante del rubio no se parecía en nada al hombre engreído, seguro, terco e irritante que había conocido en un principio y eso definitivamente le preocupó.

-¿Estás bien? -Natalia suavizó su voz, se acomodó mejor sobre su abdomen y subió sus manos hasta sus rostro para acariciar sus mejillas ahora cubiertas por una ligera capa de vello, su barba comenzaba a asomarse.

-Siempre estoy bien... -Respondió con un tono de voz ronca, aclarándose la garganta de inmediato y desviando la mirada de ella, aún tenía esperanza de que si la trataba mal y era indiferente ella se iría y le haría más fácil todo.

-Se lo que estás pensando y no me voy a ir... -Rogers la miró confundido con ambas cejas elevadas mientras sentía sus pulgares suaves acariciar el pómulo de sus mejillas y subir delicadamente hasta las cicatrices que aún se veían a la altura de sus sienes.

-No sabes nada, por favor, regresa a su habitación. -El Capitán hizo un último intento, sintiendo su mirada color esmeralda mirarlo profundamente, con tanta ternura y preocupación que no pudo evitar sentir un cosquilleo en el estómago que lo hizo maldecir por lo bajo.

-Déjame cuidar de ti esta noche, Steve... -Nat bajó lentamente hasta su boca para presionarla delicadamente con la suya, quedándose ahí unos segundos para después sentir que él la abría levemente para que ella pudiese encajarlos mejor entre su labios. Aquel besó fue quizá un simple roce inocente de sus bocas y aún así fue inevitable para él rubio no soltar un largo suspiro que chocó contra los labios carnosos y suaves de la pelirroja.

💥HAIL HYDRA💥Où les histoires vivent. Découvrez maintenant