Diez.

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Advertencia: Contenido Sexual, Lenguaje y Escenas explícitas.

Queda bajo tu responsabilidad leerlo.

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—Muy buenos días, primor -su tono de voz era rasposo y espeso.

El rubio abrió los ojos como bombillas, tratando de tapar su entrepierna con cualquier cosa a su lado.

Su cabello estaba desordenado, sus labios estaban rojos y sus ojos azules brillantes.

—No, no. No te tapes, primor. Sigue haciéndolo, no te detengas —dijo él con una sonrisa perversa en sus labios.

Las mejillas del rubio se volvieron completamente rojas.

El asesino se acercó a la cama del rubio con pasos lentos, la respiración de ambos estaba aumentando.

El bulto entre las piernas del asesino se estaba haciendo mucho más grande en cada respiración que el rubio daba.

El rubio se sentó en su cama, gimiendo levemente ante el acercamiento del asesino.

Apoyó su rodilla en las cama acolchonada acercó su rostro a su oído.

—¿En qué estabas pensando, primor?

Le mordió levemente el lóbulo de la oreja haciendo que al caliente rubio se le escapara un sonido excitante.

La mano del asesino recorrió las suaves piernas blancas del rubio subiendo a sus lindas panties.

—Me encantan.

Aspiró salvajemente su cuello, dejándole una marca rosada el este. 

El rubio estaba demasiado excitado, como para pensar que estaba bien o que estaba mal, dejó libre su cuello al asesino, y su pelvis se movió inconscientemente cuando el asesino toco su miembro.

—N-No... No.

—¿No qué, bebé? ¿No me detengo?

Entre las sábanas acolchonadas se encontraba un frasco rosado de lubricante, el asesino al verlo sonrió ampliamente y dejo lo que estaba haciendo. El rubio gruño.

—¿Te estabas metiendo los dedos también, primor?

El rubio bajo la mirada y sintiendo que sus mejillas iban a explotar.

El frasco de lubricante estaba más o menos por la mitad, así que ya era evidente. El rubio se tocaba.

El asesino se mordió el labio, y se volvió a acercar al rubio.

Hizo lo que estaba jodidamente esperando desde hace días. Besar sus labios.

Los labios del rubio se movían suavemente sobre el salvaje beso que el asesino le estaba dando, sintiendo desvanecer en ese momento, la lengua del asesino entro en su boca haciéndolo gemir y pedir solo con su cuerpo por más.

El asesino cayó completamente en la cama, con el rubio encima de él, aún saboreando sus labios.

Sus manos se fueron hacia la cintura y se deslizaron hacia el culo del rubio, pasando sus toscos dedos por su entrada lubricada.

El rubio rompió el beso gimiendo antes el movimiento de sus dedos en él y el asesino se deleitó con la vista.

Mordió su barbilla suavemente y se deslizo con habilidad de la cama, dejando al rubio en cuatro sobre la cama.

Se quitó la casaca de cuero, la camiseta y las botas de cuestiones de segundo, no quería hacer esperar al caliente rubio.

Metió y saco sus dedos comprobando cuan dilatado estaba el rubio. No lo estaba lo suficiente pero con eso bastaba. Estaba muy ajustado.

—U-Umm... Ah 

De la ahora roja boquita del rubio salían sonidos deliciosos para los oídos de asesino.

No lo quitó en ningún momento las panties al rubio, era sumamente excitante de esa manera. Así que no lo hizo. Se desajusto el cinturón y bajó rápidamente la bragueta.

Su polla dolía como la mierda dentro de ese bóxer.

El rubio esperaba con la cabeza hundida en las sábanas gimiendo no tan duro. No quería dar su brazo a torcer gimiendo vergonzosamente hacia él. Pero ya había dado su brazo a torcer abriéndole las piernas.

Se sintió avergonzado ante la idea, pero el placer lo invadió cuando sintió la dura polla jugueteando en su entrada.

—Vas a gemir Michael muy duro. ¿Entendido, primor?

El rubio proceso la información rápido, así que supuso que el nombre del asesino era Michael. Y eso lo encendió más de lo que ya estaba.

Asintió rápidamente.

El asesino palmoteo el culo del rubio, haciéndolo gemir. Lo palmoteó por segunda vez y lo penetro sin piedad.

—¡Ah, Michael!

El asesino sonrió ampliamente y empezó a moverse.

El culo del muchacho estaba completamente ajustado, caliente y lubricado, el asesino gimió roncamente sacando y metiendo su pene.

—Umm. Tienes un culo perfecto, primor.

—Ah...U-Umm... Sí-

El asesino no era para nada de gemir en pleno acto sexual, o máximo que podías llegar era escuchar el sonido de su respiración y uno que otro gruñido. Pero había encontrado a ese caliente culito, que lo estaba volviendo loco.

Los gemidos aumentaron departe de ambos, el rubio gritaba fuertemente el nombre del asesino. Y eso le encantaba, nadie excepto el rubio había gemido su nombre, nadie porque nadie sabía.

Los brazos del asesino se encontraban a cada lado del cuerpo del rubio mientras lo penetraba salvajemente, ambos podían escucharse gemir claramente.

El trozo duro de carne golpeaba salvajemente la delicada y caliente próstata del rubio.

Mordía la piel delicada de su cuello y dejaba besos sobre su mejilla.

Estaban cerca, muy cerca.

No iban a durar mucho, ambos estaban tan excitados pensando en el otro.

—Ah. Estoy tan cerca, primor

La mano del rubio se deslizo rápidamente hasta su propia erección y empezó acariciarla conforme las penetraciones del asesino.

—¡Ah! ¡A-Ah... M-Mike!

El asesino al escuchar el inesperado nombre salir de su boca, se vacío completamente dentro del rubio dejando salir un gemido ronco que fue la gota que derramo el vaso para el rubio que también se corrió en las sábanas.

El asesino no había salido del cuerpo del rubio aún, aún seguía moviéndose lentamente dentro de él.

—Umm, primor.

—Ah-

Acaricio la espalda del rubio suavemente por debajo de la camiseta blanca.

Salió con sumo cuidado del cuerpo del rubio y subió su bragueta guardando al muchacho satisfecho.

Le acomodó la linda pantie mojada del rubio, y suavemente lo acomodó acostándose junto con él.

—Así que ¿esto haces cuando estás solo? —la sonrisa del asesino fue contagiosa ante el rubio.

El rubio escondió su cabeza en la almohada. Tratando de no enseñarle su sonrisa al asesino, pero fue mal intento, el asesino tenía una excelente vista de su hoyuelo.

The Killer [Muke Clemmings]Where stories live. Discover now