Catorce.

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El rubio parpadeo demasiadas veces, no podía creer lo que veía.

¿Que se suponía exactamente que el asesino estaba haciendo ahí después de dejarlo?

Se le paró el corazón, con susto. No, él no podía matarlo en su instituto.

—¿Ese es el chico que me contante?

—Si —apenas y susurró.

No le importaba mucho su amigo rizado, él siempre hacia lo mismo con el rubio, de todas maneras.

Camino lentamente hacia el asesino, todas las personas que estaban a su alrededor miraban al rubio de manera completamente sorprendidos, preguntándose ¿Por qué el sexy chico viene a ver al raro rubio?

La verdad no era raro, ni antisocial. Era simplemente callado, no tímido porque sí le hacías una agradable conversación él no parará de hablar. Pero aun así sus compañeros no lo consideraban resaltante.

¿Quién no sorprendería al ver a un chico rudo—y extremadamente guapo—recoger a un chico callado?

Se sentía realmente incómodo caminar hacia él ¿Qué pasa si el da un paso mal y cae? ¿Qué pasa si el asesino no fue a verlo a él? ¿Qué pasa si viene para matarlo?

Sus nervios aumentaron viendo cuán hermoso estaba y cuán rudo se veía, se veía como un súper modelo.

Los calientes tatuajes que tenía en el brazo, eran como la firma del más famoso pintor.

Él deseaba con todas sus ganas poder sacar su teléfono y tomarle una fotografía justo como estaba en ese momento.

Recostado en el oxidado auto, con unos lentes de sol oscuros, cayéndole el sol de una manera majestuosa, haciendo al rubio sonrojarse de sobre manera de tan solo darse cuenta de hasta donde llegaban sus pensamientos.

Acomodó su guitarra colgando en su hombro, y apretó su cuaderno que tenía entre su brazo izquierdo parándose en frente del asesino, ¿o al frente de Michael?

Parpadeó un par de veces mirando sus lentes oscuros. ¿Y si no estaba mirando al rubio?

El asesino sonrió, mirando al rubio que parecía completamente sorprendido y asustado.

El rubio se sintió incómodo. ¿De qué se estaba riendo? Entró en completo pánico cuando se dio cuenta de que estaba hecho un desastre, su cabello que normalmente estaba parado en la mañana ahora debería encontrarse aplastado, y feo, y su uniforme completamente arrugado por dormirse en las hora de lírica en la mañana.

—Hola —dijo el asesino sin quitar esa sonrisa—extraña de parte de él—

—Hola —murmuró el rubio.

—Será mejor que subas. Esas niñas te están mirando raro.

—Te están mirando raro a ti.

El rubio susurró mientras esperaba que el asesino abriera maletera para guardar su guitarra.

—Yo no soy el lindo aquí.

El rubio se sonrojó de inmediato, no sabía cómo tomar esa palabra. ¿De qué estaba hablando? De lindo, de agradable, caballero. O de esa clase de lindo. No sabía cuál era la respuesta.

Se abrochó el cinturón de seguridad y acomodó ese feo cuaderno son figuritas de bandas que le gustaban pegadas en este.

Se golpeó mentalmente cuando se dio cuenta que debía de pensar bien la situación ¿Por qué se subió al auto de asesino? ¿Qué le iba a hacer esta vez? ¿Lo lastimaría, de nuevo?

The Killer [Muke Clemmings]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora