①① Gato Siamés

135 14 10
                                    

ROSE

Sentía una mirada sobre mí que me causaba miedo, no quería abrir mis ojos para nada pero los terminé abriendo por curiosa y a mis pies en la cama estaba ese extraño sujeto de la máscara.

El shock y el miedo me dejaron paralizada intentando gritar pero él solo me hizo una seña de que mantuviera silencio y señaló a Syd que dormía abrazándome.

Ese sujeto me extendió la mano y me señaló la puerta roja haciéndome entender que debía ir con él.

Negué aterrada y él juntó las manos rogando para que lo hiciera pero todo en completo silencio.

Lo ví quitarme la sábana y yo recogí mis piernas, no podía ir con él tenía muchísimo miedo.

Miré a Syd y al voltear tenía a este tipo más cerca así que intenté gritar pero él me cubrió la boca pero también pude ver sus ojos y sentí que ya los conocía. Perdí el miedo y acepté su mano para levantarme e ir hacia esa puerta roja.

Miraba mis pies descalzos y él apretó mi mano con suavidad, voltee a mirarlo y él abrió la puerta que conducía a otro lugar...

Miré a Syd dormir y mis ganas de ir con él fueron muy grandes, me estaba sintiendo muy segura a su lado y este hombre extraño me asusta.

Tomé el valor suficiente de entrar con aquel tipo pero solo recibí que me empujara hacia un vacío que no pronunciaba ni un rayito de luz. No tenía habla y solo caía mientras gritaba pero yo no podía escucharme.

Cerré mis ojos cuando ví una luz al final de este precipicio y caí en seco quedando inconsciente.

*

Abrí mis ojos y me ví sin rasguño o dolor alguno... Me levanté del suelo y sentí otra mirada. Voltee y ví al Syd que Gato reflejaba en sus ojos.

Me levanté asustada y él me miraba igual...

Yo llevaba su mismo atuendo y me miré extrañada.

– Hola Rose... – Dijo nervioso

– Hola... Syd – Respondí igual

Él se quedó mirándome sin decir más nada y esa mirada rota seguía en sus ojos pero ahora se veía más calmado conmigo aquí en este lugar extraño.

Miraba las paredes blancas grisáceas y el suelo tenía un tono gris muy gastado.

– Bienvenida a mi casa – Dijo

Lo miré de nuevo y él seguía mirandome igual, nuestra gran distancia del uno al otro me ponía nerviosa porque no parecíamos llevarnos bien o tan siquiera para dirigirnos la palabra.

Él extendió su mano y yo solo seguí mirándolo.

– No te haré daño – Dijo tranquilo

– ¿Tú... Me trajiste? – Dije nerviosa

Asintió.

– Le pedí ayuda a un amigo... El tipo raro de la máscara – Se acercaba.

– ¿Y él quién es? – Me puse aún más nerviosa

– Un enigma. Cómo yo – Terminó de acercarse y me abrazó con cariño y escuchaba su respiración de alivio.

Yo lo rodeé con mis brazos y sentí alivio también, recordaba cosas que había olvidado y su olor me cegaba.

𝘽𝙖𝙧𝙧𝙚𝙩𝙩       | 1971©. Where stories live. Discover now