Sesión número 21

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Que yo llegara tarde al restaurante era algo que no solía pasar con frecuencia, pero con la temporada de exámenes a la vuelta de la esquina, debía aprovechar todos los momentos libres que tenía para poder estudiar, y cuando me sumergía en mis apuntes, libros y resúmenes... era igualita a Victor: se me escurría el tiempo por los dedos y terminaba deseando deberle segundos a Cronos.

—Treinta minutos tarde, Durán —fue lo primero que dijo Derek cuando me vio.

Mal día para que el ogro maldito volviera.

—Sí, lo siento mucho, jefe. Pagaré esos minutos a la salida.

—Y los estaré cronometrando. —Derek entrecerró sus ojos—. Y no importa lo que Victor diga.

Resoplé, como si ser amiga de Victor me garantizara un trato especial de su parte.

Fui al vestuario y cambié mi ropa por el uniforme de mesera y me dispuse a cumplir con mi jornada, pues el día prometía ser bastante movido por la cantidad de clientes que nos estaban visitando. Enseguida me pregunté si habría alguna especie de promoción o convención y no me había enterado.

—Hay una conferencia de tecnología y ciencias hoy —dijo Lucia a mi lado—. Por eso tenemos tantos clientes hoy.

—¿Ah, sí?

—Le han estado haciendo publicidad desde la semana pasada, Isabella ―resopló—. Cambiando de tema, ¿cómo te fue ayer? No nos quisiste adelantar nada por el grupo.

Hice una mueca con mi cara. No era que quisiera ocultarles las cosas a las chicas, pero no quería que algo tan íntimo y tan especial perdiera su magia y su misticismo por hablar de ello. Lo que había pasado había sido maravilloso, no había otra forma de decirlo. La forma en la que nos habíamos compenetrado y apoyado había sido muy hermoso, por eso quería que fuera algo solamente mío.

—Está redecorando su apartamento y quería enseñármelo —dije—. Vive en la zona oeste de la ciudad.

—¿Y qué más?

Otra mueca. ¿Cómo podía negarme a hablar sin ser grosera?

—Lucia, déjala tranquila. —Miranda siempre era la voz de la razón entre nosotras. ¡Por eso la amaba!—. Pero no te salvaras por siempre, querida. Cuando comiencen a salir, todos estos detalles deberás sacarlos a la luz.

Corrección. Odiaba a Miranda.

—¡A trabajar!

Y allí iba el ogro.

Entre pedidos y platos, los minutos fueron pasando hasta que el reloj marcó las cuatro de la tarde. Era extraño, Victor no me había mandado ni un mensaje en todo el día. Revisé mi teléfono y no tenía ni una notificación. Me metí en su perfil y vi que no se conectaba desde anoche. Demasiado raro.

Yo _ 16:10

¿Lobito, todo bien?

El segundo check no apareció en la nube de la conversación. Quizás estaba en alguna reunión importante y lo había pagado...

Me acerqué a Miranda, debía saber si lo había visto hoy para poder sentirme más tranquila.

—¿Sabes si Victor vino a comer hoy?

—Pues, ahora que lo mencionas, no... No vino.

Fruncí mi ceño. Eso era extraño porque había estado muy juicioso con sus comidas, y si no venía a comer, siempre me mandaba evidencia de que estaba almorzando como se debía, ya fuera en su oficina o en algún almuerzo de negocios. Revisé de nuevo mi celular, aun no aparecía el segundo check. Mordí la punta de mi pulgar, estaba comenzando a preocuparme.

21 preguntas para enamorarseWhere stories live. Discover now