Capítulo 25.

139 26 1
                                    

Al volver a palacio hay mucho jaleo y revuelo con mi familia y Amelie. Parece ser que no se adaptan a las normas que se rigen en la casa. Cansada y con dolor de cabeza, Barnaby y yo nos miramos con complicidad y nos acercamos, para intentar apaciguar la tensión que hay en este momento.

—¿Qué sucede? —inquiero inquieta.

Cuando se dan cuenta de nuestra presencia se vuelven hacia nosotros de a una, alzando más la voz y procurando asegurarse de quién tiene la razón. Por unos segundos ni les entiendo y no sé a quién mirar. Somos demasiados en la mansión, pero no es tan pequeña como para no poder comportárse todos de manera civilizada.

—¡Bastaaaaa! —grito agobiada haciéndome oír.

El resto se me quedan mirando perplejos y callan al acto. Observándome incómodos, malhumorados y a desgana. Pero no me importa, mi familia debe saber que no están en sus tierras ni en su hogar. Aquí no son dueños de nada y, aunque yo viva en este sitio, no van a salirse con la suya y si tengo que chillarles para que reaccionen, y, decirles un par de cosas bien dichas, lo haré.

—¿Qué es esto? —bramo abrumada.

—Esto es un desastre, los criados tienen días de descanso en esta casa y cuando uno necesita algo, no están —espeta mi tío Giotto, siendo el primero en hablar por los demás.

Dispuesta a recriminarle, Barnaby alza la mano dándome a entender que, quiere intervenir él.

—Lamento lo sucedido, no volverá a pasar mientras os alojéis aquí —se disculpa con amabilidad y neutralidad —. Pero... os tengo que hacer saber que, en esta casa nuestros sirvientes tienen una vida digna y por ende, tienen derecho total y absoluto a descansar. Espero que eso se respete porque aquí es esencial —explica con detenimiento.

Ellos asienten más comprensivos y menos tensos. Entonces aparecen Callie y mi marido, con una sonrisa retorcida. Lo que no llegaba a esperar, es que mi padre los acompañara desinteresadamente. Siempre he sabido que se llevaría mejor con cualquiera más que con su hija ¿Por qué sigo esperando a ver otro tipo de reacción de mi padre hacia mi? Quizás tengo una vaga esperanza en vano, o soy demasiado estúpida como para querer darme cuenta de que, mi padre nunca me ha querido ni ha tenido un lazo paternal conmigo.

—¿Y bien? ¿El muchacho inofensivo e incompetente logró calmar las aguas, querida? —me pregunta Daniel, incitando a Barnaby a que responda a su provocación.

—Pues sí —musito chasqueando la lengua y mirándolo con infinita molestia.

Él se me queda observando con celos y mi padre, no tarda en avanzar hacia mi y sin miramientos.

—¿A caso no te han enseñado a respetar a tu esposo? —inquiere mi padre saliendo en su defensa.

—Nunca va a tener mi respeto, papá —contesto, escupiendo las palabras con repugnancia.

—Maldita andrajosa mocosa...

Daniel interviene y lo retiene del brazo, —cuando estaba a punto de golpearme —. Ladea la cabeza y él sacude la cabeza frustrado, no obstante, llega a entender su silencio y retira su mano de mi. Barnaby los observa con ojos asustados y no es el único. Sé lo que me espera, de esta no me libro. Yo bien sabía lo que iba a pasar, si terminaba casada con él. Trago saliva nerviosa, mi madre se retuerce las manos asustada y Amelie, procura calmarla.

—Amor mío, será mejor que vayamos a dormir —insinúa con voz áspera y ronca.

Conteniendo mis impulsos de salir corriendo y temiendo por mi vida, asiento con esfuerzo. De reojo, observo cómo Barnaby intenta avanzar hacia mi para protegerme, y, es impedido por Callie. Ella disfruta y, airosa, se lo lleva de allí. Él insiste en apartarse de Callie y forcejean un poco, hasta que algo lo deja anonanado y en trance. Como si no fuera él mismo. Embelesado la sigue sin más reproches y yo acabo por hacer lo mismo.

MENTIRAS EN LA REALEZA (TERMINADA)Where stories live. Discover now