Capítulo 30.

152 24 0
                                    

Caminando entre los arbustos y agazapada, nos escondemos, procurando no ser vistos por un grupo enorme de brujas y demonios, reunidos frente a una hoguera. Una ráfaga de aire alivia mis remordimientos, realmente tengo ganas de hacerlo, pero no quiero y no puedo. Si tan sólo pudiera tocar a Barnaby. Una vez he podido besarlo desde que lo conocí, y, eso, casi nos mata a los dos.

Ojalá, pudiera tocarlo sin miedo a salir herida, y, creo que él tiene esas mismas ganas que yo.

Desde que nos vimos no hemos tenido oportunidad de conocernos de cierta manera íntima, siempre más hacia lo emocional y personal. Aún así, no lo cambiaría por una noche de pasión con nuestros cuerpos tan cerca el uno del otro. No voy a mentir y decir que no tengo ganas, que ahora mismo no lo haría con Louis, porque no es así. Sin embargo, amo a Barnaby y cuando por fin pueda besarlo, no voy a dejar de hacerlo ni un sólo día de mi vida.

—No te tortures de esa manera —interviene Louis sin rodeos.

Se vuelve hacia mi con resolución y me observaba fijamente a los ojos.

—¿Uhm?

—Eres humana, ¡Por Dios! Sólo has hecho el amor una vez en tu vida, es normal que te sientas atraída hacia otros hombres, no tiene nada que ver el amor con el sexo —me explica detenidamente en un susurro —. Los demonios somos más de poliamor, nos somos de un sólo amor. Aunque, en mi caso es raro... —me confiesa guiñándome un ojo.

Lo miro embelesada y agradecida por haberlo conocido el día en que llegué a palacio. Sin pensarlo lo beso con fervor y él aprovecha ese beso, con intensidad. Sus manos recorren mi cuerpo y le dejo hacer, pero me detengo y él me respeta al instante, dándome espacio y comprendiendo mi posición.

—Gracias por entenderlo, por todo —respondo mirándolo con cariño —. Te quiero, Louis.

—Lo sé, yo también te quiero —añade respirando con dificultad, pero satisfecho —. Ahora vamos a salvar a Barnaby, ¿De acuerdo? —me hace recordar, ladeando la cabeza hacia el coro de brujas, que no tienen buenas intenciones esta noche.

Es tan buen amigo, siempre frenando mis tentaciones. Soy más débil que él, pero tiene razón. Sólo he hecho el amor una vez en mi vida y es normal que a veces mi cuerpo reclame algo irremediable. Respiro hondo un par de veces y cuando me relajo, me giro hacia nuestras enemigas. Ríen con malicia y cantan algo que no logro entender. Corren al rededor de la hoguera, cogidas de la mano. Se besan entre ellos y entonces me doy cuenta de lo que Louis, me ha dicho antes. No son de un sólo amor, ¿Eso significa que cuando sea bruja seré igual que ellas? No, no quiero eso...

Yo no sería así. Aunque, él es distinto a todos los demonios. Es uno bueno, empático y servicial. No tengo porqué ser como ellas.

—¡Se acabó la fiesta! —exclama una silueta oscura, incorporándose al círculo con superioridad.

Se quita la capa que cubre su rostro, y, para cuando lo hace... Una mujer muy conocida para mí, sonríe con frialdad. Es Brisa, junto con su marido y sus dos hijos. No sólo eso, se le unen Callie y Zali. Espera, ¿Qué está pasando? Brisa no puede pertenecer a ellas, no es mala ¡No puede ser! Por eso Uno estuvo tan arisco con ella el otro día. Intentaba advertirme.
Maldita traidora y sucia cucaracha. Menos mal que no llegué a preguntar sobre su verdadero yo, habría echado a perder todo sin verlo venir.

Le debo mucho a Uno. Mi hermoso gato de un solo ojo. Hice bien en acogerlo. No te puedes fiar de nadie, porque ese alguien que piensas que es humano, de repente puede ser un demonio o cualquier otra cosa.

Todos incan la rodilla en el suelo en señal de respeto y posan su mano en el pecho.

—Alavada sea nuestra señora Callie —la mencionan todos al unísono con veneración.

MENTIRAS EN LA REALEZA (TERMINADA)Where stories live. Discover now