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Cinco años después
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Zhao Yao...-el nombre hace eco por todo la casa hasta llegar al oído de nombrada.

Una niña de cinco años de edad sin correr baja por la escaleras apoyándose del pasa manos del barandal, contado escalón por escalón hasta llegar al último de este, sonríe satisfecha y camina hasta la cocina pasando la sala.

Pasa el umbral de la cocina, encontrándose con si padre, este llevaba un delantar puesto mientras que en su cabeza estaba  recogida con una coleta en esta había una pluma incrustadas a su pelo.

Ya que no quiere molestar mucho, se sienta obedientemente en la mesa corriendo la mesa hacia adelante y espera a que su padre le coloque su desayuno en la mesa.

Jiang Cheng se voltea mirándola con el ceño fruncido a que está solo sonríe.

Conocía a su pequeña hija, o más bien pequeño demonio; pero igual la quería. Devolviéndole la sonrisa colocó sus desayuno en su plato.Volvió a dejar los utensilios en su en el fregadero y se sentó a desayunar o más bien a seguir trabajando.

—¿Ya no te duele la cabeza?.-niega con la cabeza.- Que bien, cuando terminemos aquí necesito que te portes bien, mi jefe me llamó así que no te puedo dejar sola así que irás conmigo, ¿entendido?

Volvió a asentir dándole otro mordisco a su desayuno.

Jiang Cheng volvió a mirar a su hija con más cautela parando todo lo que hacía, la observó por varió rato hasta que terminó de desayunar. Había algo que no está bien aquí, la conocía bien así que algo no le decía.

Desde que optó por ser padre, inesperado, ya se había familiarizado con las cosas. Pudo hacer gran labor como padre y aceptaron darle a la niña siendo padre soltero, valla que no fue fácil pero se las arregló como podía.Algunas meses atrás se habían mudado a su nueva casa ya que por el trabajo le habían ofrecido un lugar mejor, además Zhao Yao era bueno niña, no porque fuera una súper niña pero.... era buena en sus estudios y demás, aunque a veces tenía mal genio.

Unas de la principales causas de eso, fue en su escuela. Algunos compañeros la molestaban mucho.Cuando se ponía a pensar en ello era molesto, también cuando fue a la escuela pasó por lo mismo pero jamás se dejó intimidar, además hay maneras de defenderte sin hacer daño excesivo. Ahora le pasaba a su hija, sólo por la pequeña marca que tenía en la frente y por ser gran alumna. Así que si algo pasaba eso afectaba mucho, prefería una Zhao Yao con mal genio que una forzándose a estar feliz.

—¿Puedes decirlo? Sabes que confío en ti y jamás me has dicho mentiras, ahora me gustaría saber en qué te molestaron esta vez esos monstruos.

—Nada importante papá.

—Zhao Yao...mhm.

—Bueno, quiero que sepas que me defendí como siempre me lo has dicho pero a veces pienso que tienen razón.

—¿Como en que tienen razón?-frunce el ceño.

—Dicen, que soy un monstruo y que sólo me adoptaste por lástima. Que mi verdadera mamá murió porque no soportaba verme y....

—No sigas,....- suspiro levantándose de la mesa colocando su mano en la cara con frustración.- No le hagas caso vale, olvidan lo que dicen, no seré el mejor para dar consejos pero... Nada de lo que dicen es verdad....- acercándose a esta acarició su pelo.- Eres mi hija y eso nadie lo niega, además nadie puede ser juzgado sólo por ser diferente y ya te eh dicho, ese marca que tienes en tu frente para mi se ve linda.

—Creo que gracias papá.-sonríe abrazándole.

—No te oigo, creo que la hija que conozco es mejor que está que tengo.

—Gracias...-riéndose abrazo más fuerte a su padre.- Papá sabes que eres el mejor del planeta verdad.

—Lo sé, lo sé. Por eso nadie se meterá con este demonio más que yo jajajajajahaja.....

—No soy un demonio...-hace un puchero.

—Bueno que eres.

—Mmmm...-coloca su mano en su cara pensativa.- Soy el ángel que vino a dar luz a la vida de este soltero malhumorado.

—Bueno, eso no importa porque este malhumorado te tiene en cautiverio.

La peli negra comienza a correr por toda la casa riendo con emoción, mientras que Jian Cheng terminaba de lavar las trates antes de irse a su trabajo.

Ahoras más tardes, ambos ya habían llegado. Desabrochándose su cinturón, abrió el la puerta del auto a su paso y la cerró. Se acercó al lado contrario del auto y la abrío la puerta a su hija, Zhao Yao sonrió y extendió sus brazos para que su padre la cargará a lo que esté acepto.

—No nos tardaremos mucho, o al menos eso creó.- sin restándole mucha importancia siguió caminando hasta el ascensor.

No tardó mucho en que ambas puertas se abrieran para poder entrar. Tocó el piso al que iba ya que era el sexto pisó y espero.

En el bolsillo de su abrigo comenzó a vibrar. Sacando el celular del bolsillo del abrigo de su padre ya que estaba sonando donde ella estaba se lo dio y siguió mirando hacia al frente.

—¿Sí?

—Oh, buenos días señor Jiang, disculpe que me moleste pero tiene una visita en su oficina.

—¿Nombre?

—Bueno señor....

—¿Y bien?-insiste un poco irritado.

Creo que ya sabía de quién se trataba aquella visita.

—Es el CEO Jing, le dije que esperar pero insistió en esperarlo en su oficina.

-suspiró y luego acercó si teléfono al oído.- Esta bien no importa como sea, ya casi estoy llegando, ¿algo más que necesite saber?

—No por el momento señor.

—Bien.-cuelga y se lo lleva al bolsillo de su pantalón.

Ahora que quería su jefe.

No era un mal jefe pero a veces... Era desesperante en algunas ocasiones.

Cuando se pone a pensar gracias a él, gran parte de su carrera tuvo fruto, en su anterior empresa tenía algunas ventajas pero cuando volvió a ver a señor Jing después de tantos años le dio más oportunidades.

Uno de los libros que lo llevo a la fama cuando entro a la impresa aunque ya fue hace cinco años atrás fue Dusk Till Dawn, jamás pensó que sería tan querido por muchos, ahora se encontraba en descanso si es que trabajar extra es descanso.

Aunque algo le perturbó del todo cuando se había enterado lo que era su jefe. Algo que sólo los niños creerían.



























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🌌Dusk Till Dawn🌌Where stories live. Discover now