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Pasado
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—¿Tu crees que lo nuestro funcione?-pregunta Jiang Cheng al trigueño.

Este le sonríe acercándose mientras aún mantenía la sonrisa. Un cortó beso depósito en la cabeza de Jiang Cheng abrazándolo.

Aunque no le podía brindar calor, como un ser humano el frío que emanaba se su cuerpo para el contrario era reconfortante.

—No sé, quizás, tal vez pero....-observó la vista que ambos contemplan para luego voltear al chico en su brazos.- Daremos nuestro mejor esfuerzo.

—Esta bien.-sin restarle importancia sonríe y abraza a trigueño.-Me gusta tu temperatura corporal es agradable.

—Y a mi gusta que te guste algo de mi que no me gusta.

El sudor corría por todo su cuerpo, se llevo la mano a su pecho y su corazón estaba a todo motor. Tragó saliva en seco y se incorporó sentándose en su cama pegando su espalda a la cabecera de la esta.

Volteo a mirar el reloj de su mesita de noche y bufo molestó. Era las cuatro y medía de la madrugada.

Llevo su mano a su cara frotándola mientras que está descansaba en su pie izquierdo.

¿Que demonios fue eso?
¿Esto me está afectando?

Todo inicio desde ese día, desde la primera que cruzó miradas con Lan Xi Chen, esos sueños  siempre atormentaban sus sueños, pensó que sólo eran pequeñas pesadillas pero no se volvían frecuentes cada cierto tiempo, era molesto pero.....cada vez que lo hacía un extraño sentimiento venía a su mente y corazón que no lo dejaba tranquilo.

Resignado, peresosamente se levantó de su cama echando las sábanas de lado y colocó sus pantuflas. Salió de su habitación cerrando la puerta a su paso dirigiéndose al la habitación de su hija, abrió la puerta despacio sin hacer ruido y a pasos lentos se acerco a la cama de la trigueña y se sentó en una esquina de la cama.

Por un rato la observó pedido en ella, acarició su pelo suave sonriendo con alegría y tristeza. Esta niña a pesar de haber llegado en un momento inesperado le ha traído un gran giro a su vida, y cada vez que la veía un sentimiento de añoranza veía a él. Que podría hacer.

Observó la pequeña cicatriz en su frente perdido de si, sin tener algún pensamiento.

Las horas pasaron y la eran las 8:30 de la mañana, término de preparar el desayuno y gritó el nombre de su hija. Hace cinco minutos atrás la había ayudado a levantarse para que se preparará  ya que le había insistido mucho en ir a ese odioso festival.

Por lo menos a él no le gustaban los festivales. Simple, muchos personas, mucho ruido, suciedad y demás sólo de pensar en ello se le erizaban los pelos.

Dios que castigó tan....olvidalo todo por la felicidad de Zhao Yao.

Se dijo y busco en el refrigerador  una jarra de jugo de naranja.

—Buenos días papá.-dice la niña y se acerca al mencionado abrazándolo.

—Igual, ahora sientate para que desayunemos.

Terminó de decir. Pero algo le había llamado la atención, el lazo rojo que llevaba su hija estaba torcido al igual que el peinado que tenía estaba mal. Se rió y se sentó.

—Se pude saber porque no esperaste a que te ayudará a peinarte ¿eh?.

—No quería molestar a papá, andas siempre ocupado en tu trabajo.-baja la cabeza.

—Zhao Yao soy tu padre, porque piensas esas cosas.¿Qué hablamos ayer eh?

—De acuerdo, perdón papá.

—Eso esta mejor, ahora me gustaría hablar contigo un tema importante.

—¿Es sobre el señor de anoche?- asiente.

—Me gustaría saber cómo lo conoces y tenemos todavía tiempo así que habla despacio y sin titubeos.

Algunas horas pasaron hasta las 10:30, Jiang Cheng había escuchado todo lo que había dicho su hija, aunque estaba enojado con ella un poco más con ese demonio. Tendría que hablar seriamente con ese.

Detuvo el auto y lo apagó.Bajándose de este, se acercó a la puerta y le abrió a su hija, le safo el cinturón de seguridad y la cargo.

Jiang Cheng camino mientas sostenía a su hija en sus brazos, observaba como el parque estaba lleno de muchas familias, suspiro y siguió caminando, sólo unos breves pasos y frente de él a unos pies se encontraba a la persona que menos quería ver.

—Papá ¿te pasa algo?.-preocupada lo miró.

—No, solo... nada.-fruncio los labios y siguió caminando.

—Hola de nuevo señor Jiang.-saluda y su mirada se dirige a la niña.- Y hola a ti también.

—Hola señor.-responde a su saludo.

—Zhao Yao, mira...-señala algunos niños a la lejanía.

Gracias a Dios que eran conocidos porque no mandaría a su hija con ellos, además venían con un grupo de madres.

—Ve con ellos ahora te alcanzó,¿vale?

—Si.

Una vez que la niña se fue, volvió a la postura que estaba antes y cruzando sus brazos le dirigió la mirada al trigueña que estába frente a él.

—¿Se puede saber porqué no nos dejas en paz? Y no vengas con la excusa de que eres el padre, eso no tiene valor ¿me entendiste?

—Me pregunto, ¿porqué me odias tanto?

Jiang Cheng lo mira con una medía sonrisa en su labios y se ríe con sinismo.

—Creo que yo pregunté primero, no crees que debes responderme tu a mi Demonio.

—Oh verdad.-acercándose despacio ambas están a una distancia pequeña mirándose uno al otro sin despegar sus miradas.- Te lo dije, ella es mi hija, la heredera. No puedes ocultar lo que es en realidad.-relame sus labios.

—Supongamos que es cierto, que te la llevarás, le borrarás la memoria. La obligaras a vivir una vida que no quiere y mantenerla al lado de ti, y dirigir un reino obligadola a que una nueva madre le enseñe sus habilidades para destrozar vidas como lo haces tú.-termina de decir, pero aún no se separaba del contrarió.

Está vez fue Jiang Cheng el que se acercó, cada palabra que decía era un paso más que daba hacia el trigueño.

Sus miradas no se separaron, cada uno sostenía la otra pero....aunque tenían pensamientos diferentes no se separaron por ningún motivo.
























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🌌Dusk Till Dawn🌌Where stories live. Discover now