Capítulo 9

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Eros

Viernes por la noche, esa frase pone feliz a una gran cantidad de personas en el mundo. Comienza el fin de semana, uno puede ir de fiesta, conseguir un buen ligue, disfrutar de la noche como mejor les guste. O en mi caso, solo ver maratones de series mientras me atraganto con la comida chatarra, luego me toca quemar todo esas grasas saliendo a correr un par de calles todos los días.

Sin embargo hoy es un viernes diferente, tengo una cita con una familia que es casi como mía.


—No pareces un vagabundo, ¿a quién acosaras? — Riley analiza mi ropa una vez más — incluso hasta pareces guapo.

No sabía que una simple camisa manga larga negra, un pantalón gris roto y mis botas militares negras, hacían milagros.

—Sé que te enloquezco jefita — recibo un golpe en mi hombro más fuerte de lo normal — tengo una cena y antes que te vuelvas loca, no es con mi papa — su sonrisa decae.

—Bueno, termina de irte — se enfoca en su teléfono.

—Que pases un lindo fin de semana Riley bella— su única demostración de afecto es alzar su dedo del medio.

Salgo de la tienda y camino hasta la tienda de licores más cercana, no me lleva mucho tiempo llegar.

Conozco de vinos, gracias a mi familia, mi nonna tiene uno de los mejores viñedos al sur de Italia. Extraño un poco la casa de mi abuela, es un gran lugar para desconectarse del mundo y pensar sobre todo.

Mientras voy en el taxi reviso la hora y estoy un poco atrasado, espero que Claudia Long no quiera estrangularme por ese detalle, el conductor cambia la estación de radio con cada calle que dejamos atrás, en algún punto del recorrido siento su mirada en mí y alzó la mía.

—Tu rostro lo he visto en algún lado — sonrío forzadamente — ¿Cantas?

—No señor, solo soy un chico como todos en la cuidad.

Intento mantener un bajo perfil, aunque mi papa haya dejado los escenarios hace muchos años, tiene todavía una gran cantidad de fans y unos más que otros tienden a ser un poco acosadores.

Así que siempre cuido mucho lo que digo con respecto a mi familia, por mí pueden llegar fácilmente hacia el gran Andrew De Luca y acabar con la paz que tiene, no es algo que quisiera hacer.

—Sí, tienes razón — el resto del camino nos mantenemos en silencio.

Bajo del taxi no sin antes pagarle al amable conductor, guardo la tarjeta que me dio en uno de mis bolsillos.

Sonrió al ver la casa, ha cambiado mucho desde la última vez que vine.

Ahora es blanca con verde y tiene unos lindos tulipanes de diversos colores al frente, dándole más color a toda la entrada. Claudia Long es una experta diseñadora de interiores, no me extraña que cambie cada vez que pueda toda la decoración.

Los Long tienen todo mi cariño y confianza, crecí viendo como su matrimonio cada día era más unido y me emocioné cuando su amor creció aún más con la llegada de sus hijos.

Sigo el camino de piedras hasta llegar a la entrada, presiono el timbre y espero.

Cuando la puerta se abre me toca bajar la mirada, la cual se encuentra con un pequeño niño de rizos castaños, su mirada verde escudriña todo mi cuerpo.

—Hola, papi no está en casa, así que no puedes entrar — vaya, Peter los entrena muy bien, me fijo en su camiseta y sonrío.

—Hola spiderman — me agacho para quedar a su altura — tus padres me han invitado a cenar.

Una Inesperada Melodía - Libro 2Where stories live. Discover now