15. Las mentiras

4.2K 483 94
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


        CAMILLE PERMANECIÓ SENTADA EN el sillón junto a los Cullen por unos buenos minutos más. Constantemente le daba miradas discretas a la ventana, para poder ver cómo la oscuridad iba apareciendo con cada segundo que pasaba y ella seguía allí. Tuvo varios indicios de querer levantarse y confrontar sus miedos, pero había algo en su cuerpo que detenía todos sus intentos y la mantenía sentada en su lugar. Sabía que la razón era obvia, estaba aterrada. Tenía miedo en tan solo pensar en que debía regresar a casa con su madre, donde en segundos todo se podía descontrolar. Su humor desde esos últimos días había estado sumamente tenso y colgaba de un hilo tan delgado que no creía posible de soportar por mucho más. No sabía cuándo podría ser su momento crítico y qué daño causaría una vez que tuviera unas garras y dientes animales. Pensar en ello ponía sus pelos de punta, porque había estado tan cerca de hacerle un daño irreversible a Emmett. Imaginarse a su madre siendo violentada por su propia culpa le asustaba como ninguna otra cosa.

Casi como si estuviera leyendo su mente, o notando su inquietud, vio a Emmett dejar de mirar a su familia y posar sus ojos dorados en los suyos. En silencio, él preguntaba qué estaba pasando. Alice, Edward y Esme continuaban hablando a unos metros, mientras que Jasper estaba apoyado en una de las paredes, dándole miradas discretas; aún así, una vez que los ojos del castaño se cruzaron con los suyos, se sintió como si la habitación se hubiera silenciado de pronto.

—¿Quieres tomar algo de aire?— se encontró a si misma asintiendo con su cabeza. Estar rodeada de los Cullen no era una mala cosa, pero en esos momentos, no podía evitar pensar en que necesitaba un descanso.

Camille lo siguió por detrás, en silencio y sumamente perdida en sus propios pensamientos. Él se detuvo en la entrada y tomó asiento en el peldaño. La joven hizo lo mismo, soltando una exhalación cuando terminó de sentarse. Sus ojos instintivamente se dirigieron al cielo estrellado, viendo como la luna comenzaba a hacerse más notoria en el cielo negro. Observó las estrellas, recordando de que cuando era pequeña, mucho antes de soñar con ser una escritora, aspiraba a estudiar algo que tuviera relación con los viajes al espacio. De alguna manera, quería escapar de la típica realidad, de la escuela y de los niños tontos, y ser una astronauta la alejaría de todo ello. No fue hasta que descubrió a los libros, que se dio cuenta de que podía hacer exactamente eso mismo, pero leyendo y creando historias. Su vida era mucho más entretenida cuando estaba imaginando historias que no le pertenecían.

Muse ✓ ⋆ Emmett CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora