16. Amistades

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CAMILLE NO LLAMÓ A SU PADRE ese día, tampoco el siguiente y el próximo que le siguió a ese. La idea rondó por su cabeza a lo largo de toda la semana, pero simplemente nunca encontró la valentía para buscar información acerca del hombre que había contribuido para darle la vida. Su madre había estado trabajando duro y no compartían demasiado tiempo juntas, por lo cual, disfrutaba los momentos a solas en casa. Cenaban juntas y de vez en cuando, veían alguna película por televisión. Evitó cualquier tipo de confrontación y en ningún momento su estabilidad emocional estuvo pendiente en un hilo. Su mamá no era el tipo de persona que solía ponerle los nervios de punta, ella se dedicaba a escuchar a su hija hablar y en ningún momento soltaba un comentario malo.

Aún no sabía mucho acerca de ser un metamorfo, pero agradeció la constante atención de Sam Uley y la de Emmett. El primer muchacho no era lo que se llamaría amable y atento, pero al menos, envío un mensaje diariamente preguntando cómo se encontraba. Camille siempre respondía precisamente lo mismo: estaba bien. En su casa su humor parecía ser el mismo de siempre, y cuando asistía a la escuela las cosas no eran tan dramáticas como esperaba. Los Cullen había estado acompañándola en cada una de sus clases, haciendo posible que se mantuviera en calma. Alice era su favorita de todos ellos. Compartían algunas pocas clases, pero siempre encontraba la manera de crear una conversación que la hiciera olvidar de todas las miradas sospechosas que le daban sus compañeros. Luego estaba Emmett, él había estado preocupado por ella y la acompañaba en sus sesiones en la biblioteca. Su sola presencia lograba calmarla de una forma inimaginable, no sabía de qué se trataba, pero cuando ambos estaban juntos, era como si el mundo no existiera. Por más cursi que eso sonara.

Camille había creado una excusa para evitar estar con sus amigos en la cafetería, no sólo se trataba de las constantes preguntas de Jessica, sino que se sentía algo alterada por los ruidos. Era de conocimiento público que los lugares públicos solían ser ruidosos, y para una persona que estaba tratando de que su cabeza se mantuviera tranquila, no era de mucha ayuda. Iba a la biblioteca todos los días, poniendo de pretexto que estaba avanzando con su libro. Jessica y Angela creyeron sus palabras, pero le hicieron prometer que asistiría a la fiesta de su compañero de clases. En otra circunstancia, no hubiera temido, pero realmente no se tenía la confianza suficiente como para poder asistir a una fiesta y no convertirse en un animal frente a toda su clase. Fue así como inventó un montón de mentiras nuevas, con tal de quedarse en casa. Aún con todo ello en manos, tal fue su sorpresa cuando Bernie terminó posponiendo la fecha de la fiesta, de un día para otro. Ahora su prima había estado carcomiendo su cabeza, diciendo que era necesario que fuera. La joven había creído que el destino estaba jugando con ella. Sus mentiras la estaban enterrando en lo profundo y ya no sabía qué decirle a Jessica, para no tener que ir a ningún lado con ellas. Eran sus amigas y le dolía mucho tener que comportarse de esa manera.

Muse ✓ ⋆ Emmett CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora