19. Chae

1.4K 167 111
                                    

Hay cosas a las que debería estar habituada, y una de ellas es al hecho de que haya bajas en nuestras filas. Es algo que siempre he dado por sentado desde hace años, porque es a lo que te obliga la guerra, pero, sobre todo, porque el sitio del que vengo me debería haber preparado más para ello. Creo que cuando llegué al campamento de Min Yoongi lo tenía más claro. Sabía a conciencia que iba a ver a gente morir a mi alrededor cada día, pero supongo que al final el idealismo que desprenden todos a mi alrededor, esa esperanza ciega de que todo va a salir bien, me ha hecho mella.

Cuando llegué al campamento jamás hubiese pensado que me iban a afectar tanto unas cuantas bajas de gente a la que no pongo cara, pero está claro que ahora no soy la misma, porque lo hace. Aunque creo que tiene bastante más que ver con haber visto al único soldado que ha salido vivo del plan que yo misma monté: Park Jimin.

Quizás es porque sabía que era un suicidio, y aun así, hice lo que mi líder me mandó. Escribí a conciencia que se necesitaban a treinta soldados... Y lo sentencié a él. Quizás es porque está vivo, pero soy más consciente que nadie de que podría no haberlo estado. Que si se encuentra en una camilla de la enfermería del campamento de Jung Hoseok, es por suerte.

Lo más probable es que el motivo por el que Jin y yo apenas hemos intercambiado un par de palabras de camino a nuestro campamento sea la imagen del chico postrado en ese camastro. Débil. Frágil. La imagen de una persona mermada hasta tal punto que no se parece en nada a lo que era, porque le falta toda la seguridad y alegría que lo componen.

Me hubiese gustado haber pasado más tiempo en el campamento, al menos hasta que abriese los ojos para ver si se recuperaba completamente, pero no pudimos. El tiempo es un bien preciado que ahora mismo juega en nuestra contra, porque cada segundo que perdamos es uno más para ellos y para nuestra destrucción, y yo eso lo sé mejor que nadie.

Sé que está en buenas manos porque Yuna no se separaba de su lado ni un momento, pero... también creo que ella necesitaba alguien a su lado que cargase con la culpa. Porque yo lo hago por haber ayudado a tomar la decisión (mi trabajo, ese al que tanta importancia le otorgo), pero ella lo hace por no haber cumplido su parte. La que debería haber tenido en circunstancias normales.

Sin embargo, si tengo que ser completamente honesta, creo que Hoseok y Namjoon han hecho lo correcto en no mandarla ni a ella ni a Jungkook. Aunque no sé hasta qué punto han hecho bien en enviar a Park Jimin, un soldado que está en pleno adiestramiento... Pero no debo dudar de ellos: sus decisiones son premeditadas y, desde luego, tienen que tener motivos que las amparen. Todos los tenemos.

—¿Qué crees que va a pasar ahora?

Jin interrumpe nuestro silencio cuando empezamos a divisar a lo lejos los templos que componen nuestro hogar. Sé que lo hace porque ahora, en cuanto lleguemos, tendremos que cruzar las puertas del templo en el que está mi despacho para hablar con Yoongi. Y le tendremos que confirmar que el plan ha sido una más que estrepitosa idea y que... nuestra situación no es la mejor.

Supongo que Jin espera que le arroje un poco de luz en medio de la oscuridad que se acerca inexorable hacia nosotros, pero no soy capaz de verla. No como él, que tiene algo bonito que proteger y por lo que luchar. Algo que sé que es más preciado para él que nuestra lucha.

—Las cosas se nos van a complicar. Mucho —me sincero, porque Jin es una de esas personas a las que no puedo engañar. Somos dos partes complementarias del mismo bando, y tiene que saberlo—. Y vamos a tener que tomar decisiones que no vamos a querer llevar a cabo.

—¿Y vamos a ganar?

—No puedo afirmarlo. Ya no.

Jin asiente con pesar antes de que el silencio vuelva a ser nuestro acompañante más fiel. Supongo que estará pensando en su vida. En qué va a ser de él. De mí. De su amor con el líder Kim. De todos nosotros.

Into the Fray - BTS [Norte]Where stories live. Discover now