CAPÍTULO 1

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<<7:53 am. Estoy a tiempo>>.

La cafetera nuevamente se había arruinado. Debía colgar un recordatorio para comprar una nueva, si es que no olvidaba eso también. Puse a calentar un poco de agua en una tetera y regresé al baño para terminar de cepillar mis dientes. Solté mi cabello mojado y lo froté con una toalla hasta que las puntas dejaron de gotear. Mientras lo peinaba se me cruzó nuevamente el recuerdo de ese estúpido sueño que había tenido la noche anterior. No había tenido uno de esos desde hace mucho tiempo, incluso una pesadilla hubiese sido mejor que soñar con él. Desde que desperté me sentí tan extraña al respecto, sobre todo por lo real que se sintió. Juraría sentir aún el tacto de sus frías manos en mi mejilla, su aliento cálido cerca de mi boca... Obviamente no podía ser real y obviamente yo estaba perdiendo la cabeza. No volvería a pedir extra picante en mis alitas nunca más.

Una vez terminé de cepillar mi cabello y batallé con la cremallera de mis botas, regresé a la cocina. El agua estaba lista. Preparé café y busqué una aspirina. Se venía la mejor parte de la mañana: despertar a Scarlett.

No es que me fascinara la idea de levantarme temprano por las mañanas, tampoco era de las personas que amanecía con el mejor humor del mundo (lo cual hasta ahora era bastante aparente), pero el caso de Scarlett era todavía más delicado. No estaba segura a qué hora en sí había regresado, más bien ni recordaba haberle visto la última vez que abrí los ojos y vi el reloj marcando las dos de la madrugada. Levantarla de esa cama no iba a resultar cosa fácil. Cualquier persona sabría que la operación de fiesta en lunes por la noche, más evaluación en martes por la mañana daba un resultado completamente negativo. Cualquiera menos Scarlett, claro. Su espíritu fiestero aparentemente tenía dominado por completo su uso de la razón y la lógica.

Coloqué la taza de café y la aspirina sobre la cómoda junto a su cama y me senté a su lado. Me parecía increíble como hace tan solo doce horas lucía como una persona común y corriente, pero ahora parecía más un personaje sacado de alguna caricatura perturbadora.

-Scar, despierta -susurré con dulzura, pero ella continuó roncando. Me moví con insistencia sobre la cama para ver si así lograba despertarla, pero tampoco resultó. -Scarlett, ya amaneció –insistí. Ella frunció el ceño y se dio la vuelta ignorándome por completo. –Vamos no seas borde, debemos irnos pronto.

-Largo... -masculló y se cubrió con las sábanas.

-Te hice un café y aquí tienes una aspirina también. Ahora levántate porque no tenemos tiempo. -Ni siquiera se movió, ¿Estaría viva aún? Le pellizqué la mejilla y hasta entonces produjo lo que a mi parecer fue un gruñido. El dulce cantar de una doncella -Venga gruñona levántate, no podemos llegar tarde otra vez.

Resignada, pero no completamente derrotada me levanté de la cama, la tomé de las piernas y la jalé logrando que sus piernas quedaran en el aire. Inmediatamente se quitó las sábanas pataleando.

- ¡Joooderrrr! Nunca me dejas dormir en paz Holly –se quejó sentándose en el borde de la cama aun con los ojos cerrados.

Llevaba puesta la misma ropa de ayer, con rasguños en las medias y las botas aún puestas. Tenía restos en la cara de lo que parecía ser su propio vómito, o quizás el de alguien más. Encantadora.

-Luces increíble. En este estado te podrían incluso pedir matrimonio –le dije sarcásticamente.

Torció el gesto y abrió los ojos con pereza.

- ¿Qué hora es?

-Hora de que te bañes.

Desvió su mirada hacia la cómoda y cogió la aspirina con el café.

Una vez másWhere stories live. Discover now