CAPÍTULO 16

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Sentía los ojos pesados. Bostecé por quinta vez sin lograr mantenerme completamente concentrada en el tiempo. De pronto, desperté cuando la alarma del detector de humo comenzó a pillar. Una nube negra cubría el techo de la cocina y se expandía con rapidez hacia la sala.

- ¡Holly! –gritó Wade.

Tomé una toalla y me tapé la cara. Apenas podía respirar. Las maldiciones que lanzaba Wade eran opacadas por la ensordecedora alarma. Parecía un completo caos.

- ¡El horno! –grité, señalando de dónde provenía el humo.

- ¡Santa Virgen! –escuché gritar a Lucy desde otra habitación. – ¡Se incendia el apartamento!

Apagamos el horno, pero seguía saliendo humo como si fuera una caldera a punto de hacer erupción. Lucy entró horrorizada a la cocina.

- ¡Se incendia todo! –continuó gritando.

- ¡Es el maldito horno! –respondió Wade, quien no paraba de toser.

– ¡Necesitamos más mantas para apagar el fuego!

Corrí hacia la bodega en búsqueda de mantas. Tomé una de ellas perfectamente doblada y corrí de vuelta a la cocina. Aparté a Wade que inútilmente trataba de apagar el fuego y lancé la manta agitándola con fuerza, hasta que las llamas comenzaron a extinguirse.

Lucy recorría el apartamento abriendo las ventanas a toda prisa.

- ¡No para la maldita alarma! –gritó Wade.

- ¡Aún queda mucho humo! –respondí.

Él saltó sobre el desayunador y con otra manta comenzó a disipar el humo que rodeaba el detector. Pronto, la alarma cesó y por fin quedó todo en silencio. Era eso, o había quedado sorda.

Cuando finalmente se disipó la nube negra y pudimos respirar con tranquilidad, sacamos al culpable del horno. El pastel de cumpleaños de Scarlett.

-Me quedé dormida –dije, mirando el pastel completamente chamuscado frente a mí. –Lo siento.

-No escuché el reloj –se disculpó también Wade.

Lucy nos quería sacar los ojos a ambos. No decía nada, pero su cara era suficiente regaño. Tomó el pastel y lo lanzó a la basura.

-No puedo dejarlos ni un segundo a solas porque ya le prenden fuego a la cocina.

-Lo siento Lucy –dijo Wade intentando abrazarla, pero ella no se lo permitió.

-Les dije que estuvieran atentos. –Caminó hacia el horno e inspeccionó los daños –Arruinaron un horno carísimo. Tu padre enloquecerá.

-Créeme, lo hizo hace mucho –respondió Wade con desdén. –Se lo diré cuando hable con él.

-Se lo diré yo –repuso Lucy. Sabía que era muy duro para Wade hablar con su padre.

Ninguno de los gemelos se sentía cómodo últimamente de hablar con su padre desde que descubrieron la existencia de su "nueva" esposa. Una chica veinte años menor que el señor Shepard había logrado esconder del radar de todos. Fue hasta hace unos días, que la señora Shepard llamó llorando al enterarse de que él llevaba seis años casado en secreto con esa "mocosa mantenida", como ella la había llamado. Fue bastante devastador para todos. El divorcio había sido complicado de por sí, y creían que era a causa de las diferencias irreparables entre sus padres, pero no se esperaban que esa chica fuera la verdadera razón.

-Gracias Lu –respondió.

No teníamos pastel, no teníamos tiempo y debíamos regresar cuanto antes para continuar con la decoración.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora