CAPÍTULO 13

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Mi cabello era un maldito desastre. Tomé nuevamente el cepillo e intenté desenredarlo, pero quedaba prácticamente atorado en las puntas. El inútil tratamiento que Jaz me había colocado antes de dormir lo había dañado por completo. Estaba pastoso, totalmente enredado y ni hablar del olor. Asqueroso.

Metí una vez más la cabeza bajo la regadera y me froté con fuerza hasta sentir que me arrancaría el cuero cabelludo. Me escurrí las puntas y me detuve nuevamente frente al espejo. Tomé el cepillo y lo deslicé con facilidad. <<Victoria>> pensé con alivio. Continué cepillando el resto hasta que se quedó atascado nuevamente.

-Mierda -me quejé, al punto de perder la paciencia.

Me di la vuelta y miré sobre mi hombro el problema. Tenía un nudo imposible justo en la parte trasera del cabello. Resoplé por milésima vez y sin más opción, busqué las tijeras que tenía en el neceser. Si cortaba con cuidado un pequeño mechón podría peinar el resto y desenredarlo por completo. Me sentía como una cría a punto de cometer una travesura.

-Vamos, solo un pequeño corte y listo -me animé y calculé exactamente dónde debía cortar.

Tomé las tijeras y me giré un poco para verme mejor en el espejo. Aparté una porción considerable de cabello de donde haría el corte y volví a calcular.

- ¡Holly!

Lo corté.

Miré horrorizada el lavabo. Había cortado no solo un mechón sino, muuuchos mechones de aproximadamente treinta centímetros de largo.

- ¡Holly! -Jaz continuaba gritando y tocando la puerta con insistencia.

Solté las tijeras y me di la vuelta para ver lo que había hecho.

-Oh Dios.

Era peor de lo que creía. La parte trasera del cabello me llegaba a la altura de los hombros y el resto caía por mi espalda hasta la cintura. Tenía un hueco enorme.

-Se te hará tarde. -La insistencia de Jaz me estaba colmando el plato.

Abrí la puerta furiosa y me planté frente a ella con el montón de mechones en la mano. Me miró confusa sin entender la gravedad del asunto.

- ¿Aún no estas lista? -preguntó como si nada. ¿Estaba ciega o qué?

- ¿No te das cuenta de lo que provocaste? -le insinué sacudiendo nuevamente los mechones en mi mano. - ¡Hiciste que arruinara mi cabello! ¿No te bastó con esa maldita mascarilla que me dejaste toda la noche?

-Espera, ¿no te lo retiré?

- ¡Jaaazz! –gimoteé.

Me di la vuelta y le mostré la tragedia, pero ella en lugar de disculparse o regresar el tiempo y evitar nacer, comenzó a reírse y hacer comentarios burlescos de cómo lucía.

-Holly vamos, no es para tanto -me alentó, pero a estas alturas yo estaba demasiado cabreada. -Déjame ayudarte.

-No me toques -le gruñí, sacándola del baño para arreglármelas sola.

Tomé una goma y me arrollé el pelo en un moño. Algunos mechones caían en la parte de atrás, pero era lo único que podía hacer en ese momento. Tendría que hacerme un corte, y no cualquier corte. Emparejar este desastre consistía en perder todo el largo de mi cabello. La última vez que lo llevé corto fue justo antes de entrar a la universidad y lo detestaba en serio. Me maquillé y salí del baño sin dirigirle la palabra a Jaz. Me cambié rápidamente y tomé mis cosas.

-Holly en serio lo siento, pensé que aún no estabas lista... Mira, esto es para ti -dijo ofreciéndome un café.

-No estoy de humor para café.

Una vez másWhere stories live. Discover now