𝒯𝓇𝑒𝒾𝓃𝓉𝒶 𝓎 𝑜𝒸𝒽𝑜

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ℌ𝔬𝔰𝔭𝔦𝔱𝔞𝔩

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Omnisciente

Dakota y Ginny subieron a la habitación que habían compartido durante casi todas las vacaciones y apenas tocar sus respectivas camas, ambas se quedaron dormidas. Todos excepto Harry pasaron el resto de la mañana durmiendo.

Cuando despertaron, ambas se sonrieron. Sus baúles habían llegado desde Hogwarts mientras comían, así que pudieron vestirse de muggles para ir a San Mungo. Todos, de nuevo excepto Harry, estaban muy contentos y parlanchines mientras se quitaban las túnicas y se ponían pantalones y sudaderas.

Dakota se vistió completamente de blanco. Lo cual hacía resaltar el cinturón rojo que se había puesto, su cabello y el labial también rojo (multimedia)

Dakota estaba terminando de peinarse (multimedia), cuando llegaron Tonks y Ojoloco para escoltarlos por Londres, los recibieron con regocijo y se rieron del bombín que Ojoloco llevaba torcido para que le tapara el ojo mágico, y le aseguraron sinceramente que Tonks, que volvía a llevar el cabello muy corto y de color rosa chillón, llamaría la atención en el metro menos que él.

Antes de salir, Dakota se puso sus botines blancos, y después todos partieron al metro

Tonks mostró un gran interés por la visión de Harry del ataque que había sufrido el señor Weasley, pero a él no le interesaba hablar sobre eso ni lo más mínimo.

—Hermione tenía razón —le dijo Ginny cuando ella y Dakota se sentaron juntas en el tren—. Las rupturas te sientan bien

—¡Ya déjenme en paz con eso! —le dijo Dakota mientras reía

Ginny también rió

—Bien, solo te dire, que deberías de usar labial rojo más seguido.

Dakota sonrió mientras rodaba los ojos y pasaron el resto del trayecto hablando de lo que se les viniera a la mente

Apearon en la siguiente parada, una estación del centro de Londres, y gracias al lío que se produjo al salir del tren, Harry se las ingenió para que Fred, Dakota y George se colocaran entre él y Tonks, que marchaba en cabeza. La siguieron hasta la escalera mecánica; Moody cerraba el grupo; llevaba el bombín calado, y una de sus nudosas manos, metida entre los botones del abrigo, sujetaba con fuerza la varita. Harry tenía la sensación de que el ojo que Moody llevaba tapado lo miraba constantemente. Intentando evitar nuevos interrogatorios sobre su sueño, le preguntó a Ojoloco dónde estaba escondido San Mungo.

—No está lejos de aquí —gruñó Moody

Dakota entrelazo su brazo con el de Harry y recargó su cabeza en el hombro de su amigo

𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶//𝒟𝓇𝒶𝒸𝑜 ℳ𝒶𝓁𝒻𝑜𝓎Where stories live. Discover now