𝒮𝑒𝓉𝑒𝓃𝓉𝒶 𝓎 𝒹𝑜𝓈

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ℑ'𝔪 𝔟𝔢𝔤𝔤𝔦𝔫𝔤 𝔶𝔬𝔲, 𝔱𝔢𝔩𝔩 𝔪𝔢 𝔴𝔥𝔞𝔱'𝔰 𝔤𝔬𝔦𝔫𝔤 𝔬𝔫

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Omnisciente

Esa tarde sólo había tres alumnos en la clase de Pociones: Harry, Ernie y Draco. Dakota también debería de estar ahí, pero todavía no llegaba. Harry no pudo evitar preocuparse, Dakota siempre llegaba temprano a sus clases.

El profesor abrió la boca para hablar, cuando la puerta se abrió, dejando ver a una alterada Dakota, que estaba un poco despeinada.

—Lo lamento, profesor —se disculpó la chica, mientras se acomodaba el cabello—. Estaba algo lejos.

—Está bien, Srta. Rose —dijo Slughorn, quitándole importancia

Dakota entró, cerrando la puerta a sus espaldas.

—¿Porque no se sienta con el Sr. Malfoy? —le propuso el profesor a la pelirroja. La chica se dio la vuelta y, sin siquiera hacer una cara de fastidio, se dirigió al lado de Malfoy—. Entonces...¿Los cuatro son demasiado jóvenes para aparecerse? —sonrió Slughorn—. ¿Todavía no han cumplido los diecisiete? —Los cuatro negaron con la cabeza—. Bueno, como hoy somos muy pocos, haremos algo divertido. ¡Cada uno de ustedes preparará algo gracioso!

—¡Excelente idea, señor! —lo aduló Ernie, frotándose las palmas.

Malfoy, en cambio, ni siquiera esbozó una sonrisa.

—¿Qué quiere decir con "algo gracioso"? —masculló.

—Lo que quieran. ¡A ver si me sorprenden, muchachos! —contestó Slughorn. Malfoy, enfurruñado, abrió su ejemplar de Elaboración de pociones avanzadas.

Estaba clarísimo que consideraba que aquella clase era una pérdida de tiempo. Mientras lo observaba por encima de su libro, Harry pensó que a Malfoy le daba rabia perder ese rato que habría podido pasar en la Sala de los Menesteres.

Harry dirigió su mirada a Dakota, esperando ver una mirada que dijera: "sálvame". Pero Dakota solamente se estaba atando el cabello en una cola, como hacía siempre que estaban en pociones.

Dakota y Malfoy se limitaron a guardar silencio y mirarse de reojo, sin saber que decir. No habían estado tan cerca desde el día de la fiesta.

—Caramba, esto tiene una pinta estupenda —dijo Slughorn una hora y media más tarde, al contemplar el contenido de color amarillo intenso del caldero de Harry—. Es Euforia, ¿verdad? ¿Y qué es ese olor? Hum...Has añadido una ramita de menta, ¿no? Poco ortodoxo, pero qué inspiración, muchacho. Claro, eso contrarrestará los posibles efectos secundarios: tendencia exagerada a cantar y picor en la nariz. De verdad, no sé de dónde sacas estas ideas luminosas, hijo mío, a menos... —Harry empujó disimuladamente el libro del Príncipe Mestizo con el pie y lo remetió un poco más en su mochila— que sean los genes heredados de tu madre.

—Sí, quizá sea eso —dijo él con alivio.

Dakota lo vio con cara de "¿en serio?", por lo que Harry se encogió de hombros

Ernie, que estaba muy enfurruñado y decidido a eclipsar a Harry por una vez, inventó precipitadamente su propia poción, pero se había cuajado y formaba una especie de puré morado en el fondo de su caldero. Malfoy empezó a recoger sus cosas con cara de pocos amigos, pues Slughorn le concedió un simple "pasable" a su infusión de hipo. Ambos abandonaron el aula en cuanto sonó el timbre.

Dakota se acercó a Harry

—Está muy delgado —dijo Dakota con pesar, mientras miraba la puerta por la que había salido Malfoy. Harry distinguió un brillo en los ojos de Dakota. Y se dio cuenta de que aquel brillo, eran lágrimas—. ¿Lo intentarás o nos vamos? —le preguntó, sin la sonrisa que siempre le mostraba a Harry

—Lo intentaré

Dakota dio un asentimiento

—Suerte —dijo para después salir del salón

Dakota caminaba por el pasillo, cuando Sir. Nicholas apareció frente a ella.

—Dakota —la saludó el fantasma

—Hola, Sir. Nicholas —lo saludó la pelirroja, intentado formar una sonrisa, mientras se soltaba el cabello

—¿Te encuentras bien?

—Si, si —dijo Dakota—. ¿Sucede algo?

—Si. Vine a darte un mensaje —Dakota lo vio expectante—. Myrtle me pido que te dijera que es hora, lo que sea que eso signifique.

—Gracias, Sir. Nicholas —dijo Dakota, más animada

La chica salió corriendo.

(...)

Malfoy lloraba en el baño. Myrtle estaba frente a el. Cuando la puerta se abrió, el fantasma volteó y se dirigió al retrete para después desaparecer. Por otro lado, Malfoy se dedicó a limpiarse las lágrimas

—Está ocupado —espetó de mala gana

—Lo se

Malfoy volteó al escuchar la voz de Dakota. La chica sacó su varita y cerró la puerta

—Es el baño de chicos

—Eso también lo se —dijo Dakota mientras dejaba sus cosas al lado del lavabo para después acercarse a Malfoy

El chico estaba sentado en el alféizar del ventanal. Dakota se sentó frente a el

—Myrtle me lo dijo todo —le dijo Dakota—. Bueno, no me dijo porque estás así. Solamente confirmó mis sospechas...que no la estás pasando nada bien.

—No debió decirte nada —dijo.

—¿Crees que no me habría dado cuenta, Malfoy? Te conozco. Y no hace falta ser un genio para darse cuenta de que cambiaste. ¿Crees que no he notado lo mucho que has adelgazado? ¿O lo pálido que estás? ¿O tu mirada perdida en el Gran Comedor? ¿O que ni siquiera comes los dulces que tú madre te envía desde primer año? —Draco volteó a la ventana, pero Dakota no despegó su mirada de el—. No estás bien...quiero ayudarte, Draco. Pero no voy a poder si no me dejas

—¡¿Porque?! —le dijo, volteándose a verla, con lágrimas en los ojos

—¡Porque te amo! —le dijo, también con lágrimas en los ojos—. Te lo ruego, dime qué pasa —le dijo mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas (gif).

Draco se le quedó viendo a la pelirroja. Después, la tomó de la nuca y la besó. Al principio, a Dakota le costó seguirle el ritmo, debido a la sorpresa e intensidad. Pero fue cuestión de segundos para que Dakota lograra seguirle el ritmo.

Era más que intensidad. Era mucho más. Era...necesidad.

Cuando se separaron, Malfoy no retiró su mano de la nuca de Dakota y ambos juntaron sus frentes. Sin embargo, ninguno abrió los ojos.

—No te metas, Dakota —le dijo en un susurro. No lo dijo de mala manera—. Por favor, no te metas —le suplicó. Ambos se alejaron y se vieron a los ojos. Malfoy acarició la mejilla de la chica—. No quiero que te involucres en esto —le dijo

Finalmente, Malfoy plantó un beso en la frente de Dakota, se levantó y camino a la salida. Deshizo el hechizo de Dakota

La pelirroja bajo la mirada

—Dakota —la llamó con la voz rota, la chica lo volteó a ver—. Yo también te amo —dijo

Después, salió del baño

Dakota apretó los labios, en un intento de ya no llorar. Intentado contener las lágrimas, tomó sus cosas, se aseguró de que nadie la viera, y salió del baño.

𝒟𝒶𝓀𝑜𝓉𝒶//𝒟𝓇𝒶𝒸𝑜 ℳ𝒶𝓁𝒻𝑜𝓎Where stories live. Discover now