05-Cinco

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Ya el auto aparcado en el garaje de la casa de mi amigo, ambos bajamos con nuestras mochilas en los hombros. Abre la puerta y me deja entrar primero, la casa me da la bienvenida con un agradable aroma a lavanda y canela.
Dejo el maletín en una estantería mediana de madera pulida y brillante. Estar acá para mí no es nuevo, he estado más veces acá que pasando tiempo con mis hermanos.

Liam coge mi muñeca izquierda, dirigiéndonos a la cocina que está situada a la derecha. Sonrío al recordar varías cosas buenas que he pasado junto a Liam. Y, cómo sí fuera ayer siento el recuerdo de la última vez que estuve acá.
Ya en el lugar destinado, Liam me suelta. Acomodo mi trasero en uno de los taburetes observando todo a detalle.

—¿Manzana o naranja?—pregunta el chico observando el refrigerador  y a mí a la vez.

—Manzana. Hey, deberías marcarle a mi hermano o sino él llamará pronto—informo. Cierra el refrigerador, me lanza una manzana y muerde otra. Rodea la barra para sentarse sacando su móvil.

—¿Cuándo te vuelves vieja?—su pregunta provoca que escupa la manzana que estaba puré en mi boca, pasando a segundo plano.

—Tú no te quedás atrás. ¿Te haz visto al espejo, últimamente?—, ladro. Hace una mueca de asco, me pasa un trapo de cocina para limpiar.

—No seas asquerosa, me refiero a cuándo cumples la mayoría de edad— lleva el móvil a la oreja. Limpio el desastre, ya limpio dejo la tela en el lavaplatos y regreso a mi lugar. He estado muy dispersa y sumerja en mis pensamientos y problemas que olvidé esa fecha. Nada más faltan dos semanas para eso y pronto pasaré a ser independiente. Ya mis hermanos no tendrán que velar tanto por mí.

—Dos semanas faltan—, levanta un dedo pidiendo un minuto. Asiento.

—Brad, tu hermanita está conmigo—informa  —Se quedará aquí a dormir, ya sabes; intimidad. Ella no ha querido, pero le he dicho que pondría la cara por ella...—, mi hermano lo interrumpe. Y sí, Liam es más que un amigo, es mi confidente y tanto él como yo sabemos manipular la situación.

Luego de un silencio extenso añade:
—¡Bien!, a esa hora la tendrás. Descuida, yo la llamaré—. Sonríe de lado. ¡Mi hermano y sus cosas!.

»—Adiós, hey, tu desconfianza me es ofensiva— luego de eso cuelga. —Dijo: "Es buena idea, ya sabes las reglas; la quiero mañana a las nueve en punto. Y ten cuidado con las manos, mejor si te pones esposas"— imita el tono de mi hermano. Río. Cada que me quedaba en esta casa esas eran las reglas.

—No tenemos problemas con las manos, ¿eh?—elevo una ceja.

—Nunca. Y, tu cumpleaños ¿cómo celebrarás tu llegada al mundo?—, inquiere. Voy hablar cuando un portazo se escucha acompañado de un grito amortiguado. Veo hacia la puerta, la hermana de Liam corre  directo hacia las escaleras y su madre entra dónde estamos.

—¡Hablaremos de esto, jovencita!—grita la señora. Liam y yo nos vemos confundidos.

—¿Qué hizo?—, pregunta el chico a mi lado desganado, como si la situación fuese agotadora. La mujer de mediana edad suspira y se retira el pelo de la cara.

—La niña le cortó el cabello a una de sus compañeras de clases. ¿Sabés que problema provocó?, ya no sé qué hacer con ella. Si  quiere pelearse que sea fuera del colegio...— anuncia, suelto una pequeña risita. ¡Tremenda!.
—¡Kayla!, la última vez que te vi aquí estabas llorando, ¿todo bien?— cambia de tema cuando me ve.

—Sí, mucho mejor. ¿Dónde estudia  Mare?.

—Play School—responde el chico. Recuerdo que la hermana de Zac también estudia justo ahí. ¿Serán amigas?, no lo creo.

Amistades RotasWhere stories live. Discover now