08-Ocho

1.4K 99 17
                                    

Lunes, en la universidad:






Para no hacer tan largo con mis insignificantes detalles resumen; abrí los ojos, me aseé, desayuné sola y luego de unos minutos largos estoy en la entrada de la universidad junto a mi amiga Zefora y Becca, Becca es una gran chica callada y reservada, no habla más de lo necesario y es buena jodiendote la vida si se lo propone y tú le das permiso.

Entramos en la gran puerta de madera pulida y brillante de la UVG, la universidad está en medio del bosque y aún no he explorado del todo. Zefora no está de acuerdo con la desición que tomé, claro que solo ellas dos saben, mis hermanos no tienen idea y puede que se enojen o les dé igual, de todos modos tendré que decirles;

Resulta que ayer por la noche estaba viendo un episodio de Nat Geo Wild (suceso raro) sobre biología y me llamó mucho la atención, por lo que no paré de verlo unas miles de veces hasta que me di cuenta que nada más dos horas me quedaban para dormir. Así que estuve investigando un poco y resulta que también, la universidad proporciona ésta carrera por lo que voy directo a la oficina central para pedir que trasladen tanto mi expediente como mi horario.

—Haz lo que tú quieras, Kayla. Yo solo estoy diciéndote lo que mi hermano te dirá cuando se entere— habla ella en tono hostil. Bueno, bueno, bueno, ¿quién se cree para decirle, "mi" a "¡MI!", hermano?. Evitando toda locura por los celos dejo de caminar para verlas a ambas.

—No serás tú quién lo escuche, por otro lado. Lo haré, así que deja de gastar saliva porque no te voy a escuchar más, ¿entendido?— crispo, elevo una ceja, me mira, la miro y al final bufa fastidiada.

—¡Jódete!— toma la muñeca de Becca y tira de ella hacía el pasillo contrario al que estamos. Viro los ojos, ¡qué delicada!. Desganada camino directo a la oficina. Algunos estudiantes todavía andan arriba y abajo o entrando a los salones enormes. Admito que estar rodeada de tan enormes sementales me hace sentir pequeña, muy pequeña.

«¡Mido 1,75!»— pienso. Soy enana, muy enana.

Cuando ya estoy frente a la puerta de cristal, una de las secretarias me hace pasar, indicándome que pase con la siguiente secretaria, que ella podrá atenderme. Sonrío a boca cerrada y voy hasta donde ella indica. Una femenina está sentada en la silla giratoria, viste un traje negro y tacones, cabello suelto.

—Hola, vengo para que puedan pasar mi expediente académico a otra clase de la universidad— informo, sin sentarme en las sillas delanteras. Teclea en su ordenador y unos segundos más tarde habla:

—¿Qué clase toma, ahora?, ¿apellido?— su voz es aguda, calmada como si estuviera aburrida.

—Thompson. Relaciones internacionales...

—¿Extras?

—Literatura— la verdad, podría haber escogido otra materia, pero siempre los libros llamaron mi atención. Uno de mis poetas favoritos es Walt Whitman; «Ya no recibirás de segunda o tercera mano las cosas, ni mirarás por los ojo de los muertos, ni te alimentarás de los aspectos de los libros.»

Y de mis escritores no podría elegir ya que todos escriben bien, pero si debo elegir, me quedo con Robert Bloch.
Silencio, sigue tecleando hasta que se diga a decir:

—Bien, señorita. ¿Está considerando las consecuencias?. No moverán su expediente hasta después de dos meses, todavía está a tiempo— anuncia colocando unos lentes de pasta. Hago la mueca pensativa.

—¿Sabe qué?, tiene razón. Hoy mismo quiero entrar a clases— ella niega divertida. Lame sus labios.

—Decidida, ¿cuál tomará?, veré si hay cupo todavía, si no lo hay tendrá que elegir otra o quedarse con la que tiene—, arrugó el ceño, ojalá que no. Rezo para que todavía haya cupo, ¡ayuda!.

Amistades RotasWhere stories live. Discover now