°8°

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La tienda no abre hasta las nueve, pero, como si fueran un reloj, mis ojos se abren el sábado a las seis de la mañana. Trato de volver a dormir, pero mi cuerpo no quiere, así que miró fijamente el techo un rato, pensando en la noche anterior. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Nightmare pretendía besarme? ¿Me había girado hacia el miéntras trataba de abrazarme o algo parecido? Mi cerebro tiene la necesidad de desmontar y reconstruir la noche de modo que adquiera sentido.

Se me ocurren dos posibilidades lógicas. Una es que se tratara de un accidente, y Nightmare fuera demasiado amable para decirlo. Y la otra es que realmente sea muy amistoso y bese a todo el mundo. Ahora que tengo algunas explicaciones razonables, me siento mejor. Sólo espero que no nos encontremos durante un tiempo.

Tras una hora tratando de volver a dormir sin éxito, salgo de la cama y me doy una ducha antes de que mi madre ocupe el cuarto de baño. Me pongo una polera blanca de manga corta, un short negro y unas zapatillas de felpa. Con el cabello húmedo, voy a por la lista de pedidos que ayer dejé abajo para poder meterlos en el ordenador.

La comparo una vez más con la lista que había hecho mi madre. Todavía falta una hora para que abramos, así que, como tengo mucho tiempo para terminar de prepararme, meto la lista en mi bolsillo y me dirijo hacia el ordenador. Antes de llegar al escalón inferior, oigo un golpe en la puerta principal. Mi mano va de inmediato a mi pelo mojado, y mi cerebro piensa de inmediato que se trata de Nightmare. Pero esa posibilidad no encaja con ninguna de las explicaciones que se le habían ocurrido a mi cerebro
Las estrellas del rock demasiado afectuosas no aparecen en la puerta la mañana después. Todavía no hemos abierto, así que las persianas aún están bajadas sobre el cristal. No tengo que abrir la puerta.

Un segundo más tarde, suena el teléfono de la tienda.

Nightmare no tiene el número de la tienda, ¿Verdad? ¿Se lo habría dado Ink? Contestó antes de que mi madre tenga la oportunidad de responder en el piso de arriba.

-Muñecas y Más, dígame.

-Hace una semana alguien me advirtió de que no comprará las magdalenas de arándanos de la panadería de Ccino, pero no lo escuché y las compré de todos modos. Ahora tengo antojos insaciables a horas extrañas.

Me siento tan aliviado al comprobar quién está al otro lado de la línea que suelto una extraña combinación entre una risa y un suspiro, y después me aclaro la garganta con rapidez.

-Estan adulteradas con sustancias adictivas.

-Ahora te creo. -sonrío-. Y bien, ¿Vas a dejarme entrar? Hace un poco de frío aquí afuera. Las compartiré contigo. -Mis ojos se dirigen rápidamente hacia la puerta-. Creo que está Magdalena tiene tu nombre...ah, no, lo siento, es el mío.

-Yo...

-No querrás que muera de hipotermia, ¿verdad? -pregunto.

-No creo que haga tanto frío aquí para eso.

Voy arrastrando los pies hasta la puerta para abrirla, y después la sujetó para que Reaper pase.

-Hola.

Su voz resuena en el teléfono que sigo sujetando junto a la oreja. Presiono el botón de colgar.

Ha pasado tanto tiempo que casi había olvidado lo guapo...y lo rico que era. Pero es algo que va con el, al igual que el aire frío, cuando entra a la tienda. Vuelvo a cerrar la puerta con llave y me giro para mirarlo. Lleva una bolsa marron de la panadería de Ccino y dos vasos de cartón con tapas.

-Chocolate caliente.- levanta el vaso de su mano derecha-. O café. -Levanta el de la mano izquierda-. Tan solo he tomado un sorbito de cada uno, así que a mí no me importa.

La distancia entre tú y yo [afterdeath]Where stories live. Discover now