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La noche siguiente decido que tengo que terminar la página web que he estado montando poco a poco durante las últimas semanas, así que meto las fotos en el ordenador. Por desgracia para mí, además de las fotos de las muñecas también se abren todas las de la sesión de fotos de Reaper en la suite del hotel. Incluso en una fotografía, su sonrisa tiene la capacidad de ablandarme.

Observo las fotos, deteniendome en aquellas en las que lo había hecho sonreír. En la foto de esa revista con Blard Darling no estaba sonriendo. Seguro que el no es capaz de hacerlo reír. Suelto un gruñido de frustración. "¿A quién le importa eso, Geno? Esta con el." Trato de borrar las fotos suyas, pero no soy capaz de hacerlo. En lugar de eso, guardo todas las fotos de las muñecas en una carpeta y la abro, para no tener que seguir mirando los ojos color azabache de Reaper.

Añado los nombres y los precios bajo las muñecas.

-¿Es una nueva página de pedidos? -pregunta mi madre al entrar en la cocina.

-No.

Sonrío. Había planeado sorprenderla cuando tuviera la página terminada,  pero ya falta muy poco y debo compensarla por la actitud con la que he estado tratandola últimamente. Paso desde las fotos hasta la página principal.

-He estado trabajando en algo para la tienda.

Se coloca detrás de mí. En la pantalla hay un cartel en el que pone"Muñecas y Mas". Había pensado en quitar ese "Y Más", pero ya casi me parece una tradición. y tal vez podríamos añadir más cosas cuando la página esté en marcha. Bajo la mirada un poco, hasta el lugar donde aparece el nombre de mi madre y su información de contacto.

-Quiero añadir una foto tuya aquí. A lo mejor podríamos sacarte una fuera de la tienda, enfrente del escaparate o algo así.

-¿Qué es esto? -pregunta.

-Es una página web que estoy diseñando para la tienda. -Extiendo los brazos a los lados, y digo con una voz falsamente chillona-: ¡Sorpresa!

-Una página web -repite con voz baja y plana.

-Va a ser genial, mamá. Ayudará a reflotar el negocio, a conseguirnos más ventas. Es el siguiente paso para nuestro crecimiento.

-No.

Eso es todo lo que dice, a continuación se da la vuelta y pasa junto a la encimera para entrar en la cocina.

Me siento confuso.

-¿No?

Saca un vaso del armario y lo llena de agua del grifo.

-No quiero una página web.

No tenemos televisión por cable ni teléfonos móviles, ni siquiera un ordenador más moderno, pero no es porque mi madre piensa que la tecnología es del diablo ni nada parecido. En realidad es porque no podemos permitirnoslo.

-Es barato, mamá. El dominio cuesta menos de veinte dólares al año, y yo puedo encargarme de ella. Incluso podrías encargarte tú cuando la pongamos en marcha. Es muy fácil, y...

-He dicho que no, Geno. No la quiero.

-¿Por qué?

-Porque lo digo yo.

-Esa no es una respuesta, mamá, es un cierre de conversación.

-Estupendo, porque esta conversación ha terminado.

Pone el vaso de golpe encimera, y me sorprende que no se rompa. A continuación, sale a zancadas de la cocina y entra en su habitación.

Cierro las páginas que había abierto en el ordenador, tratando de permanecer calmado. Lo que realmente quiero es tirar el ordenador al suelo, pero no lo hago. Apagó la pantalla, bajo lentamente la escalera y salgo al exterior. Después empiezo a correr, y no me detengo hasta que tengo las mejillas entumecidas, las piernas doloridas y siento que mis pulmones están a punto de estallar.

Para cuando regreso a la tienda, estoy empapado de sudor y necesito hablar del tema con alguien. Descuelgo el teléfono y marcó el número de Ink, perro salta directamente el contestador. Mis dedos tamborilean sobre la pared con un ritmo impaciente, y decido no dejar ningún mensaje.

Debería llamar a Nightmare, pero no lo hago.

Sacó la carpeta de debajo del mostrador y la pongo encima de nuestro calendario demasiado grande. Busco el número de la señora Death.

Estoy apunto de acobardarmr mientras  escuchó los tonos.

-Digs -responde la señora Death.

-Hola... -Podria decirle que me he equivocado de número. Suelto un jadeo al darme cuenta de que son más de las nueve. ¿Y si ya estaba en la cama?-. Siento llamar tan tarde. Soy Geno... De la tienda de muñecas.

-No es tarde en absoluto, y sólo conozco a un Geno -dice-. ¿Cómo estás?

-Bien.

-¿He encargado algo? No me acuerdo,  pero eso no significa que no lo haya hecho.

-Como si fuera a olvidarlo si encargara algo -replicó.

-Eso es cierto. Entonces, ¿Llamas para ver si me he muerto? Puede que parezca vieja, pero sólo tengo sesenta y siete años.

-¿De verdad? Y yo que pensaba que tendria cuarenta y pico.

-Bien intento.

Tomó aire.

-Esperaba que pudiera darme un número de teléfono. Creo que el mismo me lo hubiera dado... Supongo que lo que quiero decir es que no estoy tratando de conseguirlo a sus espaldas ni nada por el estilo. Incluso me llamo una vez, así que no creo que le importe que lo tenga.

-Respira hondo, cariño.

-Lo siento.

-¿Quieres el número de teléfono de Reaper? Es un encanto, ¿verdad?

-No. Bueno, si lo es, pero sólo somos amigos.

Y ahora mismo necesito un amigo.

-Eso es lo que me parecía. -Me río: la señora Death es muy graciosa-. Sí, déjame que lo busqué. Tengo un teléfono muy bonito que puede guardar cientos de números. Pero sigo escribiendolos en mi cuadernito rojo. -Me doy cuenta de que estoy conteniendo el aliento a causa de la expectación-. ¿Estás preparado? -pregunta.

Más que preparado.

-Si. -Escribo el número sobre el calendario-. Muchas gracias.

-No es nada. Dile hola de mi parte.

Cuelgo el teléfono y miró fijamente el número de durante una eternidad. Quiero hablar con el. Necesito hablar con él. Pero noto algo que se retuerce en mi interior. Cierro los ojos con fuerza, y cuando vuelvo a abrirlos marco el número rápidamente antes de cambiar de idea. Suena tres veces, y me da la impresión de que pasan varios minutos entre cada una.

Finalmente, responde.

La distancia entre tú y yo [afterdeath]Where stories live. Discover now