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-No tengo abuelos.

Papyrus y Reaper se ríen.

-Dice las cosas con una cara tan seria... -comenta Papyrus-. ¿Cómo sabes cuando está bromeando y cuando no, Reaper?

-Siempre está bromeando.

Toriel sonríe.

-No sabía que los Crayon tenían parientes viviendo por aquí hasta que Reaper me lo dijo -explica.

Reaper asiente con la cabeza.

-Yo tampoco lo sabía, pero la abuela me lo dijo.

Nada de todo esto tiene sentido. La señora Death debía de haberse confundido. ¿Por qué pensaba que estaba emparentada con esos tales Crayon tan ricos?

Tragó saliva con fuerza y examino las mesas a mi alrededor. A continuación, echó un vistazo hacia la puerta, observando a la gente que entra. En cierto sentido, sí que había bromeado acerca de lo de no tener abuelos. Sí que los tengo, dos pares; es solo que no los conozco. Los padres de mí madre la repudiaron cuando se quedó embarazada de nosotros, y los de mi padre le pagaron para que mantuviera la boca cerrada. Tengo los abuelos más astutos del mundo. Crayon es el apellido de mi madre, pero es uno bastante común. Mi madre no puede estar emparentada con los Crayon de Farmacias SCM. Es solo una coincidencia. Miro fijamente a la dulce señora Death, al otro lado de la habitación, y ella me sonríe.

Todo el mundo en la mesa me está mirando, y me doy cuenta de que alguien debe de haberme hecho una pregunta. Una mano me aprieta la rodilla, y yo doy un respingo. Bajo la mirada y sigo el camino de la mano hacia arriba hasta llegar al hombro de Reaper, y después a sus ojos preocupados.

-¿Te encuentras bien? -pregunta.

-No...si... Necesito ir al lavabo.

-Está después de esas puertas, a la derecha. -Se pone en pie para señalar, y a continuación me da un beso en la mejilla-. No te escapes por la ventana ni nada parecido. Estamos a punto de llegar a la parte superaburrida; no vas a querer perdertela.

Intento reírme, pero no sale nada. Caminó nerviosamente a la entrada del lavabo. Pero comienzo a dudar a cual entrar. Estoy con un vestido, y si entro así al lavabo de varones seré la burla de los que estén adentro. Evitando mirar lo más que pueda entró al de mujeres. Estar allí es un gran alivio, y me encierro  en uno de los compartimentos y trato de comprender lo que acaba de suceder. Reaper piensa que soy rico. Por eso su padre no tuvo ningún problema conmigo tras descubrir mi nombre, y su hermano junto con Toriel actúan como si fuera su igual. Se me escapa un sollozo, y utilizo la mano para amortiguarlo.

-Los chicos ricos son estúpidos -digo, obligándome a enfadarme, porque no puedo permitirme sentirme herido ahora mismo. Todavía tengo que llegar a casa con dignidad.

Me dispongo a salir del lavabo, y casi me llevo un portazo en la nariz cuando la puerta se abre con tanta rapidez que apenas soy capaz de apartarme de su camino.

-Lo siento -dice la chica, pasando junto a mi con rapidez. Se dirige al lavabo y comienza a frotar una mancha en su camisa blanca de botones. Cuando me fijo en su falda negra me doy cuenta de que debe de formar parte del personal de servicio. Parece estar al borde de las lágrimas.

-¿Te encuentras bien?

-Acabo de mancharme la camisa con vino tinto, y no creo que vaya a salir. -Frota con más fuerza, y a continuación lleva las manos hasta el dispensador de jabón-. Mi jefe me obligará a irme a casa.

-Espera. No uses jabón. Tengo algo, toma. -Meto la mano en el bolso y sacó una botellita de solución de peróxido. En la tienda no se nos manchan demasiado las muñecas, pero alguna que otra vez algún niño pequeño con las manos pegajosas o alguien bebiendo café hace algún daño. Esta solución es milagrosa. Cierro un poco en su camisa, y después la frotó con una toalla de tela de la encimera-. ¿Mira, lo vez? Es como si fuera magia.

La distancia entre tú y yo [afterdeath]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora