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Espero en la acera. Cada minuto que pasa de las dos en punto me parece una eternidad. Pienso que a lo mejor ha cambiado de idea. A lo mejor Blard Darling le ha dicho que no podía hablar con sus amigos tan tarde por la noche y hacer "jornadas de orientación profesional" con ellos.

A las dos y siete minutos, su coche dobla la esquina. Reaper aparca y sale de él.

-Hola -dice.

-Hola.

Mi cuerpo sigue reaccionando ante él como siempre lo ha hecho: el ritmo cardíaco aumenta, y un hormigueo se extiende por mis brazos y me sube por el cuello.

Mira por encima de mi hombro en dirección a la tienda, y después otra vez a mí.

-¿Estás listo? -Asiento con la cabeza, y el levanta una mano y le lleva hasta mi hombro-. ¿Te encuentras bien?

Lo miro a los ojos y tengo ganas de decir: "No, me siento como una mierda. Mi madre me guarda secretos, probablemente me quedaré sin casa dentro de un mes, mi padre salió huyendo para escapar de nosotros, Y tú tienes un novio que los dos fingimos que no existe".

-Si, ¿Por qué no iba a estarlo?

No debe de creerme, porque me da un abrazo. Cierro los ojos y respiro su aroma.

-Estoy aquí -dice contra mi pelo.

Quiero preguntar durante cuánto tiempo seguirá estando.

-Eres un buen amigo -respondo en su lugar, y después me separo de sus brazos.

El trayecto en coche es silencioso, hasta que Reaper aparca en el aeropuerto.

-Eh... -Observo un avión que está despegando, y después dirijo la mirada aturdida hacia Reaper-. ¿Vamos a ir en avión a algún sitio?

-No tienes miedo de volar, ¿Verdad?

-No lo creo.

-¿Nunca has subido a un avión?

-No.

Y a lo mejor sí que tengo miedo, porque las palmas de las manos empiezan a sudarme.

-¿De verdad?

Me examina durante un momento, como si estuviera tratando de resolver un rompecabezas.

-Sabes qué le dije a mi madre que estaría de vuelta esta noche, ¿Verdad?

-Si. Lo estarás.

-Vale.

No me hubiera sorprendido que Reaper entrará en la cabina de mando del Jet privado en el que embarcamos y pusiera en marcha los motores, pero por suerte no lo hace. Hay un piloto esperándonos.

Nos acomodamos en unos asientos que se encuentran el uno frente del otro. Reaper saca una botella de agua de un armarito qué hay debajo de su asiento, toma un sorbo y me la entrega. A continuación saca otra para él.

-¿Agua prebebida? En este vuelo son muy serviciales.

Me dirige una sonrisa. Sin embargo, no dura demasiado, y trato de pensar en algo más que decir para que vuelva a aparecer. Es una buena distracción, y he echado de menos su sonrisa. Debería decírselo, pero no lo hago.

Tiene la atención puesta en la pantalla de su teléfono móvil, y veo que comienza a mandar un mensaje, o a escribir un mail o algo así. Me quitó los zapatos y me colocó un pie por debajo del cuerpo, tratando de ponerme cómodo, tratando de olvidar que estoy sentado en un avión a punto de despegar.

Reaper se mueve un poco y de una palmada en el espacio que hay junto a él.

-Puedes poner los pies aquí si quieres.

La distancia entre tú y yo [afterdeath]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora