°12°

966 165 67
                                    


A la mañana siguiente, mi actitud no ha mejorado demasiado. Pensar en mí padre siempre me pone de mal humor, y el descubrimiento de la caja vacía de la muñeca me ha hecho darme cuenta de que la tienda tiene aún más problemas de los que pensaba. Suponía que siempre estaríamos en números rojos, pero ahora se que no es haci. Sin embargo, el hecho de que mi madre haya encargado la muñeca de la señora A PRECIO DE COSTE hace que me dé cuenta de otra cosa, mi madre tal vez no tenga suficiente sentido del negocio para sacarnos de nuestros problemas financieros. ¿Estamos a unos meses de quedarnos sin casa? Siento ese peso cayendo sobre mis hombros, y no se que hacer con la carga adicional.

Tomo mi mochila y salgo de la tienda. El aire es frío hoy, y me muerde las mejillas al salir. A mitad de la calle, Reaper aparece junto a mi y me entrega mi bebida, a la que ya ha dado un sorbo. Saboreo el sabor mientras recorre mi boca y mi garganta. No puedo creer que llevemos toda la semana yendo juntos a clase. Oculto mi sonrisa mientras tomo otro sorbo largo.

-¿Estas bien?

Lo miro y veo que está mirándome fijamente, con ojo crítico.

-¿Qué? Si, claro.

-Es que normalmente tienes algo sarcástico que decir nada más salir por la puerta.

¿Es que ya me conoce tan bien?

-¿Soy tu dosis necesaria de maltrato diario?

-Eso servirá. -Tose un poco-. Vale, tengo un juego nuevo. Un desafío, si te apetece.

-Te escucho.

-Tu no sabes lo que quieres hacer con tu vida. Yo no se lo que quiero hacer con la mía. Pero los dos sabemos que no queremos hacerlo con muñecas o en hoteles.

-Eso ha sonado fatal, pero te sigo.

-Pues yo voy a descubrir tu destino, y tú puedes descubrir el mío.

-Eh... ¿Qué?

-Voy a tratar de averiguar lo que te gusta hacer.

-¿Como?

-Probando cosas diferentes, claro. Como si fueran jornadas de orientación profesional, si quieres llamarlo así. Yo organizaré la primera. Mañana a la una en punto. Estate preparado bae.

-Mañana es sábado. ¿No tienes algún partido de tenis que ver o algo parecido?

-¿Qué? No. Odio el tenis.

Miro a mi alrededor.

-Tal vez deberías hablar en voz baja cuando digas cosas así. No creo que quieras que te echen del club.

-¿Estas intentando escaquearte de la primera jornada de orientación profesional?

-Trabajo los sábados.

-Es el momento de comenzar a enviar señales diferentes.

Trato de ver mentalmente el calendario mensual del mostrador trasero. Recuerdo haberlo llenado con mi madre al comenzar el mes, como siempre hacemos.

-Tenemos una fiesta programada. No puedo dejarla sola ni de broma.

Pero tal vez después de la fiesta...

No dice una palabra, tan solo me mira levantando una ceja. La presión de la carga descansa sobre mis hombros se intensifica, y la furia me embarga. ¿Por qué estoy a cargo de la tienda de mi madre? ¿Por qué no tengo ninguna elección sobre mi futuro?

-Vale, mañana a la una en punto.

~~ • ~~ • ~~

Cuando llega el sábado, todavía no le he contado a mi madre que voy a salir. Mi corto estallido de furia se ha convertido en culpa. Mi madre está estresada, y la tienda, en bancarrota, este no es un buen momento para revelarme. Pero ¿Alguna vez habrá un buen momento? Una tarde no va a significar la ruina de la tienda...al menos, eso espero.

El horario me confirmo que hay una fiesta de cumpleaños desde las diez hasta el mediodía. Me viene genial para poder ayudar y terminar justo a tiempo para irme con Reaper. Para irme con Reaper. A una cita. ¿Es eso lo que es? Trato de no sonreir, pero mi cara parece querer hacerlo ante este pensamiento. Me recuerdo que Reaper lo llamo "jornada de orientación profesional"… y eso parece ayudar.

Mi madre se encuentra en la parte de atrás preparando la fiesta mientras yo vigilo la tienda. Soy consiente de que tengo que hablar con ella, pero no sé qué decir. Esa culpa me está royendo las tripas. No hay nadie en la tienda, así que recordó lentamente el pequeño pasillo y observo a mi madre mientras coloca la ropita de las muñecas sobre la mesa.

Se gira para ir por más prendas y entonces me ve.

-Hola. -Echa un vistazo por encima de mi hombro-. ¿Me necesitas?

-No. Tan solo quería asegurarme de que no necesitaras mi ayuda.

"Eres un debilucho, Geno"

-No, tranquilo, ¿Tienes todas las pinturas para los ojos preparadas?

-Si.

-Entonces creo que ya está.

-Vale. -Camino hacia la puerta delantera, pero me obligó a volver atrás. Ella ya ha vuelto a su tarea, y me resulta mucho más fácil hablar con la parte posterior de su cabeza-. Eh... A la una en punto he quedado para salir, si te parece bien.

Se endereza y se gira para mirarme, sacudiéndose las manos. Durante diecisiete años, siempre he esperado a que la tienda cerrará antes de hacer nada. He organizado mi vida basándome en el horario de apertura; todo para evitar lo que pensaba que sería una mirada de decepción si preguntaba. Pero lo que veo me hace sentir aún más culpable: agotamiento. Esta en la arruga entre sus ojos, en la inclinación hacia abajo de su barbilla. Pero no en su voz cuando habla.

-Pues claro, Geno, diviértete. ¿Qué van a hacer Ink y tú?

-No, no es Ink. Sólo...es un amigo del instituto.

Todavía no estoy preparado para explicarle a mi madre por que he decidido ir en contra de todo lo que defiende y de todo lo que yo siempre he aceptado para quedar con el Rey de lo Ricos en persona. No necesita más estrés en su vida en estos momentos. Y de todos modos, ¿Qué sentido tendría decirle nada cuando dentro de unas semanas Reaper se cansará de ver cómo vive la otra mitad? Se aburrirá de mi y seguirá adelante, buscando el siguiente sorbo de emoción.

Mi madre vuelve a su tarea.

-A la una.

La distancia entre tú y yo [afterdeath]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora