SIN RECUERDOS

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La vibración del teléfono en su bolsillo sobresaltó a Jimin cuando estaba trabajando. No solía contestar su teléfono cuando trabajaba, pero estaba esperando noticias de Adrián. Su abogado le pidió que estuviera atento a su llamado en cualquier momento, así que sacó su teléfono y al mirar la pantalla, su corazón se agitó al ver el nombre de Adrián en la pantalla.

Salió al exterior de la estructura donde estaba, buscando privacidad, antes de contestar con manos temblorosas.

—Aló —dijo rápidamente.

—Jimin, soy Adrián, tengo noticias, malas noticias en realidad.

El corazón de Jimin se hundió con las palabras pesimistas de Adrián.

—Dime que averiguaste.

—Efectivamente hay una investigación abierta dónde tu nombre aparece involucrado. Es por tráfico de drogas, es un proceso antiguo, pero que no está cerrado.

—Eso quiere decir que no hay una condena aún.

—No, pero hay una orden de arresto en tu contra. Probablemente se emitió porque no te has presentado a declarar en las investigaciones. Y si además huiste en el registro civil...

—¿Qué pasa si me presento a declarar voluntariamente? —preguntó con un nudo en la garganta.

—Te van a arrestar. Podemos tratar de evitarlo, pero lo más probable es que el fiscal pida que quedes detenido durante el proceso de investigación y eso no es menos de treinta días.

Jimin sintió ganas de arrojarse al suelo a llorar. Iba a ir a la cárcel.

—¿Qué me aconsejas que haga?

—Prefiero no darte ningún consejo por el momento, no es mi área de trabajo, prefiero que lo trates con mi socio, Gino Morelli, él puede llevar tu caso y puede indicarte los mejores pasos a seguir.

—Gracias, Adrián.

—Te pondré en contacto con él —dijo Adrián—. Quédate tranquilo Jimin, te aseguro que Gino es un excelente abogado, tratará de minimizar los daños y evitar que vayas a prisión.

Se despidió de Adrián sin poder quitar la angustia que sentía en el corazón. Jimin estaba seguro que, aunque Gino pudiera evitar que quedara detenido durante el proceso de investigación, igualmente iría después a prisión por tráfico de drogas. Estaba seguro de eso.

Pensó en llamar a Taehyung y contarle lo sucedido, pero decidió decírselo personalmente, cuando iba a guardar su teléfono, escuchó la voz del capataz Medina a su espalda.

—¿Vas a seguir hablando por teléfono? —le preguntó el capataz, molesto.

—No, lo siento, era una emergencia —dijo guardándose el teléfono en el bolsillo y encaminándose a la construcción, pero cuando pasó al lado de Medina, el capataz le dio un manotazo a su casco, que lo hizo volar de su cabeza y caer al piso.

—¡No me des la espalda cuando te estoy hablando! — dijo Medina enojado.

Jimin se giró hacia Medina, sorprendido. Sabía que el tipo lo odiaba, pero jamás pensó que llegaría a ese nivel.

—Pensé que habías terminado de hablar —dijo tratando de llegar a su casco, pero Medina se puso en medio.

—¿Te crees con derecho a perder el tiempo?

—Solo quiero volver al trabajo. Es lo que estoy intentando hacer y no me dejas —dijo Jimin enojado.

—Solo porque te estás acostando con el jefe no quiere decir que puedas hacer lo que te de la gana. ¿Crees que puedes pasear orgulloso tu culo marica por aquí, sin que le moleste a nadie?

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