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Nathalie se peinaba frente al espejo, hoy tenía que enfrentar a la junta directiva otra vez, la cual se estaba volviendo algo rebelde, desde ya hace un año, uno de los vicepresidentes de Agreste's empezó a cuestionar y deshacer todo lo que la de mechón carmín decía, desde ese entonces fue la piedra en sus zapatos, poco a poco más de los accionistas y colaboradores lo fueron siguiendo, desde que Nathalie 'heredo' las posesiones de su jefe, se volvió una gran enemiga y perdió todo el temor y respeto que alguna vez tuvo.

Con su atuendo listo, salió de su habitación y emprendió camino a las escaleras, a mitad de estas se encontró con el rubio, quién iba en dirección a su habitación para tomar unas cosas.

─Te ves presiosa─ comentó en tono engalanado, la mujer sonrió

─Buenos días para ti también Adrien─ replicó

─¿Hoy vas a la empresa?─ preguntó haciéndose el indiferente

─Desgraciadamente─ suspira ─Como cada año hoy es la reunión anual, detesto ir

─¿Por que no me llevas?─ sugirió, la mujer lo pensó ─Bien, confesaré, escuché una discusión tuya con ese idiota de Anderson─ la mujer hace una mueca de disgustó, odiaba cuando el chico decía groserías ─Dijo que no eras una Agreste como para tomar las decisiones, bueno, vamos a darle lo que quiere─ sonríe

─Bueno, te esperó en el auto─ acepto la mujer y decidió terminar de bajar las escaleras

El rubio festejo, corrió a su habitación, tomo unas cosas y a la velocidad del rayo se subió al auto, Gorilla arrancó y condujo prudentemente hacia el edificio en donde Agreste's tenía su sede.

En la puerta había dos guardias de seguridad, que al ver a la mujer se pusieron firmes, hasta el momento eran los únicos que la seguían respetando, detrás de ella iba el ex modelo, con bajo perfil y admirando los rincones del lugar, tenía años sin estar ahí.

Los dos entraron al ascensor, seleccionaron el piso y después de unos minutos encerrados bajo una espantosa música, llegaron a la sala de juntas.

─Tarde como siempre señora Sancoeur─ soltó el hombre quien se encontraba sentando en la silla ejecutiva color rojo que la dama había comprado para usar

─Anderson, ese es mi lugar, muévase─ espetó a regañadientes, Adrien se habia quedado escondido a un lado de la puerta, nadie lo veía

─Pronto lo será, y usted volverá a donde le pertenece al escritorio─ se mofo, los demás rieron a la par, Nathalie alza una ceja algo molesta ─Despues de todo no eres una Agreste

─No lo es─ intervino el de ojos verdes apareciendo por la puerta, el hombre se asombra y salta de la silla ─Pero aquí hay uno─ sobre pasa a Nathalie y se acerca a la mesa ─Corrase─ ordenó, este se mueve, Adrien corre la silla y le hace una seña a Nathalie, está camina y se sienta, este se queda parado a un costado ─¿Como se llama esta empresa?

Agreste's─ respondieron todos

─Eso quiere decir que ustedes trabajan para mi familia, para mi padre, para mi, y para cualquiera que nosotros dejemos a cargo─ hace una pausa ─Anderson. . .como un Agreste que soy, ya que tanto quiere que uno tome las riendas de este lugar, le informo que está despedido─ el susodicho intenta hablar pero el joven no se lo permite ─Mejor dicho, todos ustedes quedan despedidos─ se da la vuelta y les da la espalda ─Si no pueden respetar la cadena de mando, no son trabajadores leales, son sanguijuelas que se tratan de aprovechar del sudor y trabajo de mi padre, no voy a permitirlo, váyanse ya mismo─ guarda silencio

─Nathalie─ masculló Anderson ─Gabriel te dejo a cargo, dinos que esto es una broma─ la teñida sonríe

─Me vienes maltratando hace tiempo, recordándome que no soy una Agreste, ¿y ahora tengo el control?─ desvía la mirada ─Ya escucharon al señor Agreste, busquen su liquidación en recursos humanos y dejen de molestar─ se levanta

─No pueden hacernos esto─ hablo otro del montón ─Nos castigan por lo que Anderson hace, el le tiene envidia a Nathalie es por eso que la vive molestando

─¿A quien respetaron los últimos años?─ replicó el rubio ─Nathalie viene una sola vez al año, en este día, porque ustedes hacen su vida imposible, le remarcan que no es una Agreste como si alguno de ustedes lo fuera, siguieron ciegamente a un tonto con el ego lo suficientemente grande como para creer que el podría ocupar el lugar del grandioso Gabriel Agreste; y la verdad es que nadie puede, ni siquiera yo que soy su hijo─ apoya una mano sobre uno de los hombros de Nathalie ─Solo se que está mujer es capaz de mantener esto como si mi padre mismo diera las órdenes, y el en uso de todas sus facultades la dejo a cargo, ni yo ni nadie debería ser capaz de cuestionarla, ustedes necios lo hicieron y por eso quiero que todos se vayan, cuando cae el rey, su corte lo hace con el─ sentenció, Nathalie levanta su mano y con su dedo índice señala la puerta

Uno a uno, llenos de odio y resentimiento los colaboradores dejaron la sala, cuando quedó vacía, la mujer se dejó caer en la silla y escondió su cabeza entre sus manos.

─Pon gente de tu extrema confianza en sus lugares, te veo para cenar─ mencionó y se encaminó a la puerta

─Gracias─ musitó enternecida, ese niño ya no era el mismo, pero cuando se trataba de hacer lo correcto, ahí podía verlo nuevamente

─No me agradezcas, te quiero─ la deja sola

La ejecutiva dejó escapar algunas lágrimas después de esa situación, tenía tiempo sin escuchar esas palabras salir de la boca del que alguna vez fue su pequeño especial, no todo estaba perdido dentro de ese chico, y se sentía aliviada.

Miraculous: La búsqueda por las piedras cósmicas.Where stories live. Discover now