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Luka Couffaine era un chico de 26 años, atlético, compositor, buen hijo, el mejor novio, un hermano presente y una excelente persona, a sus 24 años fue diagnosticado con cáncer en el cerebro, que lamentablemente no era benigno, la magnitud de la enfermedad era tan grande que no había posibilidad de una operación, a su corta edad comenzó una travesía por diferentes médicos a lo que el llamó una gira con su banda para no preocupar a sus amigos y al resto de la gente que lo quiere; lamentablemente todos decían los mismo, que no había esperanza, que lo único que se podía hacer es iniciar las sesiones de rayos y quimioterapia, pero qué tal vez todo sería en vano.

Finalmente hace unas horas, la terrible enfermedad se lo llevó mientras dormía, algunos decían que fue una suerte, que no sufrió, otros decían que fue una crueldad, que ni siquiera tuvo la oportunidad de despedirse.

La mayoría de sus amigos, su familia tanto de sangre como política y algunos conocidos, se encontraban en la sala velatoria en el centro de París, donde se estaba llevando a cabo su velorio, el llanto reinaba el lugar, y la tristeza podía sentirse a kilómetros; Anarka estaba destrozada y Juleka debía ser fuerte para no hacer decaer más a su madre.

Marinette, Adrien y Nathalie entraron alborotados por la puerta, la de coletas con dificultad corrió hasta el cajón y se dejó caer sobre el mientras lloraba con fuerza y dolor, su padre se acercó a ella y la alejó, abrazándola fuertemente.

─¡Esto es una desgracia!─ grito Anarka desde un costado ─Habiendo tantos mal nacidos en el mundo, ¿¡por que mi hijo, por que!?─ Juleka la abraza

Nathalie no podía con toda la escena, se disculpó con Adrien y Marinette y abandonó la sala, su corazón se estrujó, el dolor de una madre ante la perdida de un hijo la golpeó severamente, adentro del auto familiar comenzó a llorar.

A las siete de la noche el coche fúnebre llegó al lugar y comenzaron los preparativos para su entierro, Luka pasaría está noche en la morgue estatal para luego ser sepultado al amanecer del próximo día; lentamente todos los presentes se fueron yendo, no había nadie que no llorará, Luka era muy querido entre todos, Adrien en un momento se acercó a Juleka quien estaba abrazada por Rose, se sumó al abrazo y le entrego sus condolencias, en todo el día, la pelinegra se permitió llorar entre los brazos de su amada y su amigo.

Con el sepelio terminado Adrien regreso al coche de la familia y emprendió el regreso a la mansión, no tenía nada más que hacer allí, ahora era un momento íntimo y familiar al cual el no pertenecía, su presencia sobraba en aquel lugar y a pesar de que nadie lo echo, el prefirió irse.

─Ahora los entiendo─ susurró mientras el auto paraba frente a un semáforo ─Mi padre amo mucho a mi madre y se porque quería nuestros miraculous, tu también lo amaste y por eso buscaste las piedras. . .pero no es el camino─ mira a la ejecutiva ─No debemos ser egoístas, todos los días las personas pierden seres amados y deben aprender a vivir con esa perdida─ unas lágrimas se escapan de sus ojos ─Luka no merecía morir, mi madre tampoco, y mi padre─ hace una pausa ─Pero hay que aprender a vivir con eso, con ese dolor que tienes en el pecho y no lo puedes calmar con nada, hay que aprender

Nathalie lo abraza y el se acurruca en ella, ahora lloraba sin consuelo, el auto arranca y se adentra en la mansión, Gorilla los deja solos y estos se quedan así abrazados por bastante tiempo.

─Lo lamento─ susurro la mujer ─Pero prometo que nunca más haremos algo como esto

Los dos bajan del auto e ingresan en la inmensa mansión, Adrien se encierra en su cuarto y Nathalie va a su escritorio, después de pensarlo, contrato trabajadores y llamo al cementerio privado de París, mañana a primera hora desmantelarian la guarida y se llevarían a Emilie al lugar que pertenece.

La larga travesía de Mayura y Hawk Moth llegó a su final, la teñida apagó la luz del atelier y lentamente se fue hasta su habitación, en el trayecto pensó en todo lo que había pasado, en como se volvió la asistente de Gabriel, como se enteró lo de las joyas, como se involucró en todo, como casi pierde su vida por salvar al hombre del que se enamoró, y como decidió terminar con la vida de la única cosa que podría hacerla inmensamente feliz; todo era un gran compilado de malas decisiones, pero por alguna extraña razón no se arrepentiá de nada, todo eso formaba parte de su historia, y de quién es hoy en día.

La noche paso en calma y con la aparición de los primeros rayos del sol, Nathalie se levantó después de haber dormido en paz por primera vez en muchos años, Adrien también ya estaba levantado, portaba un esmoquin completamente negro con camisa y corbata del mismo color, ya estaba preparado para ir al entierro del que ahora se atrevía a llamar amigo, se despidió de Nathalie con un beso en su mejilla y partió al cementerio, la ejecutiva organizo algunas cosas y después desayuno en el atelier mientras esperaba que llegarán los trabajadores, a la hora pautada se presentaron y comenzaron a desmantelar el sistema de seguridad, el ventanal y todo lo que estuviera vinculado a la guarida subterránea, extrajeron a la señora Agreste, la trasladaron de forma segura al panteón Agreste y después tiraron abajo el ascensor; sellaron la trampilla, retiraron el cableado del cuadro y fijaron los botones.

La mansión era una casa común y corriente ahora, ya no tenía rastros de los villanos que alguna vez la habitaron, Nathalie al despedir a los trabajadores, cerró la puerta y se encerró en su habitación a dormir, desde hoy su trabajo disminuiría, y su tiempo libre incrementaría, agobiada por sus pensamientos, tomo su celular y contacto a su viejo amigo Andrew, este por suerte estaba libre, ambos se verían más tarde para tomar un café y hablar sobre los estudios que está jamás se hizo por enfocarse en buscar aquellas malditas joyas.

Miraculous: La búsqueda por las piedras cósmicas.Where stories live. Discover now