14.- DECISIÓN...

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// Pensamientos //


+++++++++ Separación de Escenas ++++++++++

----------- Flash Back---------


14.- DECISIÓN...


-Estoy muriendo Hermione... Eso es lo que realmente pasa – La castaña abrió grandemente sus ojos, entre sorprendida y angustiada, pero se sintió aun peor al ver la completa resignación del pálido rubio frente de ella.

Se produjo un extraño y extenso silencio entre ellos, la chica lo miraba horrorizada por tan macabra confesión, el rubio la miraba a ella con la más absoluta calma, Hermione era una buena persona y se había transformado en una gran amiga, confesarle la verdad iba a ser para él como sacarse un gran peso de encima, su futura muerte era un secreto tan pesado. Aparte de lo trágico que se escuchaba, creaba un sentimiento de tristeza y en los momentos que se encontraba solo, a veces parecía hasta casi un ansiado final, tanto dolor guardaba Draco en su corazón que muchas veces estaba cansado de todo, solo la sonrisa de Scorpius lo anclaba, solo él, porque el rubio había aprendido que para el moreno no era nada.

-No digas eso por favor... Eso no pasara... Tu...- Hermione trataba más bien de auto convencerse, lágrimas ya caían por sus marrones ojos.

-No, Hermione... Es la verdad...- Volvió Draco a usar ese tono tan melancólico y resignado que tenía casi siempre.

- ¡No! ¡¿Cómo puede ser verdad?! Draco.... ¿Cómo puedes saber eso? - Las posiciones no habían cambiado, Draco entonces le tomo la cara con ambas manos y la acaricio.

-Hermione... Cuando iba a nacer Scorpius ambos íbamos a morir...- El rubio cerró los ojos, recordar ese momento era muy traumático para él, sentirse solo y abandonado justo en ese momento tan vulnerable lo aplastaba - Yo no podía con mi magia ser capaz de tenerlo solo - Suspiro y siguió relatando ese trágico suceso - Hice un pacto con Dumbledore, era la única posibilidad que tenía para que mi pequeño Scorpius viviera... Estaba desesperado, él iba a morir por mi debilidad y yo no podía permitir eso, mi bebé no debía arrastrar mis problemas, el no, él debía y debe ser feliz.

-No digas eso Draco, los dos deben vivir y ser felices ¡AMBOS!

-El director hizo un hechizo oscuro donde yo daba mi magia, el un poco de la suya y la magia oscura hacia el resto, la única condición era mi vida... Y la di gustoso, por mi niño... - Draco seguía relatando todo con tanta calma, como si contara una historia lejana y no su propia vida - Dumbledore me dio 5 años...Eso es todo lo que tendría para conocerlo y verlo crecer, ya han pasado 3... Solo me quedan estos últimos años... Y luego moriré.

- ¡NO! ¡No puede ser así! ¡Es injusto! - La castaña se tiró a los brazos del rubio ¡¿Porque tenía que pasar esto?! ¡Draco era una buena persona! ¡Un excelente padre! ¡¿Por eso le había pedido tal cosa para el bautizo de Scorpius?! ¡Dios! ¡¿Porque esto tenía que ser tan cruel?! ¿Cómo era posible que Dumbledore maquinara algo tan terrible? - ¡Debemos parar esto! Debemos...

-No amiga, ya no es necesario...

- ¡Sí lo es! Acaso tu... – La chica miro al rubio y este como hace mucho tiempo no lo hacía lloro, le dio tanta pena recordar nuevamente su abandono en el parto, recordar el desprecio de cómo lo trataba Harry, ver y sentirse tan solo, cuando su niño no estaba, él era tan vulnerable, tan débil.

-Perdóname Hermione... ¡Yo amo a Scorpius! Pero de verdad... ¡Ya no puedo más! ¡No puedo seguir así!... Yo... ¡Aun lo Amo! - Y ambos se abrazaron y lloraron, uno de tanta angustia guardada y absoluta depresión, tener tan cerca a su ser amado y recibir tanto desprecio y malos tratos de él, Harry había jugado con sus sentimientos más puros, lo había hecho creer en que alguna vez había sido amado y después lo había desechado como un vil trapo, estaba cansado de todo, cada día para él era un martirio ¿Hasta cuándo duraría su corazón? ¿Hasta cuándo sangraría y sangraría? La chica lo miraba incapaz de aceptar tan terrible verdad, esto parecía realmente una tragedia griega, donde al final el único que se llevaba el dolor era el rubio. Estuvieron un buen rato así, llorando y abrazándose, tratando de darse ánimos y fuerzas de donde no las había. Ninguno se había dado cuenta que una cabeza silenciosa se había asomado por la chimenea y que había escuchado todo.

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