-Цио-

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Llegó al aeropuerto de Moscú en torno a las dos del mediodía.

Al mismo tiempo que su avión tomaba tierra, un segundo también lo hacía procedente de Francia.

En éste viajaba él.

Sasha.

Uno de los más peligrosos y poderosos mafiosos dentro de la conocida Bratva.

Él solo supo salir adelante con únicamente ocho años, al quedar huérfano y escaparse de uno tras otro orfanato de la ciudad.

Con diez cometió su primer crimen de hurto.

Con doce ya sabía usar un arma.

Con quince se ganó el respeto de los ladrones y delincuentes mayores de la zona.

Con dieciocho se tatuó un enorme tribal en honor a sus padres, ambos inmigrantes de los países nórdicos pero por parte de su padre con raíces rusas, de ahí que en vez de rubio, Sasha tuviera un negro cabello que brillaba cuando la luz le daba.

De su madre heredó el color de sus ojos, de un intimidante verde con reflejos grises.

Con actitud pasiva, observaba a través de la ventanilla de su lado al otro avión tomando tierra.

-Chto-to ne tak?-

El moreno se giró al hombre que le había formulado dicha pregunta para mirarle a través de sus oscuras gafas de sol.

-No- fue por toda respuesta por parte de Sasha.

Los motores del avión se detuvieron.

Ambos se pusieron en pie y como si se trataran de fantasmas abandonaron el aparato.

-Que tengan una feliz estancia- se despidió la azafata sin poder evitar babear al ver al moreno cruzando por su lado.

El acompañante de éste se cubrió la boca para esconder una risita.

-Spasibo- dijo Sasha sin tan siquiera mirar a la aturdida azafata, la cual creyó derretirse al oír su voz grave y con ese acento balcánico.

-Gracias señorita- contestó también el otro aunque bien sabía que mientras Sasha le acompañara a él ni le prestarían atención.

Dylan bajó del avión minutos después de que ambos traspasaran la entrada del aeropuerto.

Sin saber que sus caminos acabarían cruzándose, para bien o para mal, los tres iban directos hacia la cinta de las maletas, siendo Sasha y su acompañante quienes llegaron primero.

Levantando la habitual expectación en las personas, Sasha, ignorando cómo le miraban, echó un vistazo a su móvil.

El otro, agarrando una maleta en cada mano, le miró:

-No hay nada de nada ¿No?- preguntó.

-No- negó el moreno.

Se guardó el móvil y con un gesto con la mano le hizo al otro seguirle.

Dylan fue el siguiente en hacerse con su equipaje para tirando de él echar a andar hacia la salida del aeropuerto.

Fuera, en un coche oscuro, dos tipos aguardaban pacientemente.

-¿Has visto alguna vez a ese Sasha?- preguntó uno al otro.

-No- contestó éste -Pero no creo que sea muy diferente de Ivan-

El primero que había hablado le miró con una mueca un tanto grotesca.

-Ivan es feísimo- repuso.

-A ver si te crees que ese Sasha será mucho más guapo- desdeñó el segundo -Me lo imagino viejo y un pervertido- rió.

SASHA Where stories live. Discover now