-VeIитIтяэ́s-

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Con sigilo, Sasha entró en la habitación.

A la tenue luz procedente del exterior iba despojándose poco a poco de su ropa y dejándola caer al suelo.

Cuando alcanzó el lecho estaba completamente desnudo.

Como un felino se aupó a la cama y empezó a gatear por ella.

Lo hacía despacio, a través del cuerpo cubierto del durmiente castaño para terminar mirándole fijamente.

Le observó dormir.

Plácidamente.

Elevando una mano, Sasha acarició el rostro del joven y éste abrió los ojos.

-¿Sa...Sasha? Ya estás aquí- susurró Dylan con una tenue sonrisa.

El moreno se la devolvió sin dejar de acariciar su mejilla.

-Sí-

-¿Qué... qué has estado...-

No dejándole hablar, Sasha silenció sus labios con los suyos.

Dylan se removió bajo el cuerpo del pelinegro para colocándose correctamente enredarle los brazos alrededor del cuello...

Y deponer todas sus ganas en aquel largo beso.

Sasha paseó sus manos a través de sus costados hasta llegar a sus caderas.

No harían nada.

Ya llevaba bastante con tres veces...

De pronto las piernas del castaño se enrollaron en torno al cuerpo de Sasha.

-¿Es que quieres que entremos en el libro récord de los Guiness como la pareja que más veces hace el amor, malen'kiy?- bromeó éste.

Consiguió arrancarle una risa al joven quien a pesar de no ver muy bien en la penumbra podía distinguir las dos bolas jade que tenía Sasha por ojos.

-¿No quieres que...nos reconciliemos?- preguntó Dylan.

El moreno apartó bruscamente la sábana logrando que sus cuerpos de tocaran.

Un jadeo salió de los labios del castaño al percibir el miembro de Sasha listo para "la reconciliación".

-Muero por esa reconciliación- repuso.

Y sus bocas se fundieron en una.




Piter entró en casa procurando no hacer demasiado ruido.

Se quitó la ropa en la cocina y directamente la tiró al cubo de la basura.

Estaba llena de sangre y no quería que Lyanna la viera.

Totalmente en cueros, anduvo rumbo a las escaleras cuando de repente la luz se hizo.

Piter se quedó con un pie a punto de posarse en el primer escalón, una mano sujeta a la barandilla y quieto como una estatua.

-¿Y de dónde vienes?- oyó la voz de su esposa a sus espaldas.

Tragando saliva, se daba la vuelta muy lentamente hasta terminar cara a cara con ella.

-De...arreglar un "asuntillo"- contestó Piter.

Lyanna caminó hacia él.

Le miraba severamente.

De brazos cruzados, la rubia se plantó delante suya, elevó la cabeza y preguntó:

-Piter, cuando nos casamos prometimos no sernos infieles-

SASHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora