-Sеуs-

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Cómo fue decidido, Sasha y Dylan abandonaron la habitación del hotel para continuar con la ruta turística.

Tras sus pasos, los dos secuaces de Ivan persiguiendoles allá donde iban.

A Sasha le agradó lo bien que el joven parecía estar pasándoselo.

Por un momento imaginó que él no era lo que era sino que tenía una vida normal y corriente en la cual acababa de conocer a un chico maravilloso.

No era capaz de negarle nada.

Sí el castaño quería husmear en algún lugar, allá que lo llevaba y le explicaba la historia de dicho lugar.

Avizores, los dos tipos les vigilaban con atención.

Les vieron entrar en la capilla, en el museo, en varios sitios de interés turístico.

Los dos tontos se patearon todo el centro siguiéndoles.

Por fin les vieron entrar en un restaurante y se aliviaron de saber que tendrían un respiro.

Ilusos, no se imaginaban que Sasha sí se había dado cuenta de su presencia.

Acompañando al castaño hasta una mesa esperó a que tomara asiento para seguidamente decirle:

-No tardo así que espérame aquí-

-¿A dónde vas?- preguntó Dylan mirándole.

Apoyando una mano en el respaldo de la silla del joven y otra en la mesa, Sasha se inclinó hacia su rostro y dándole igual si les veían le robó un beso.

Por suerte había escogido un restaurante de los suyos así que nadie de los empleados o clientes que allí había mediaron palabra alguna.

-Acabo de recordar que tenía que llamar a un...colega de trabajo y cómo será toda la conversación en ruso no quiero hacer que se te desprenda el labio o me mires como lo haces o entonces no dará tiempo a llegar a la habitación del hotel- explicó Sasha.

Dylan solo pudo dar un jadeo a la vez que tragó saliva.

Recibiendo otro beso por parte del moreno, le oyó decir en voz tenue:

-Tú aquí quietecito, malen'kiy-

-S-sí-

Enderezandose, Sasha se volvió a una de las camareras para en ruso hacer el pedido del almuerzo.

Luego echó a andar hacia la puerta del establecimiento y salió.

Una vez estuvo a unos cuantos metros del restaurante sacó el móvil del bolsillo, marcó un número y se lo llevó a una oreja.

"-¿Sí?-"

-Yo creo que contrato a gilipollas integrales- ladró el moreno.

"-¿Por qué dices eso?-"

-Acabo de ver a dos idiotas que trabajan para mí persiguiendome-

"-¿Cómo?-"

-No pensaba dejar a Dylan hasta finales de semana pero viendo lo visto...-

"-¿Necesitas que envíe a Kolya o a Misha?-"

-No, ya me hago cargo yo de esos dos imbéciles- escupió Sasha muy enfadado -Pensaré que no sabían que era yo-

"-¿Estás seguro?-"

-Sí. Aaa otra cosa-

"-Tú dirás-"

-Mañana en cuanto deje a Dylan quiero a Dannyel y Niels vigilándote-

"-Yo daré la orden-"

-Bien. Hasta mañana-

Terminando su conversación se guardó el móvil y apretó los pasos hacia donde sabía estaban aquellos dos imbéciles.

-Lástima que no haya traído mi puño de acero- gruñó.

Vislumbró la ropa de uno de ellos quienes se ocultaban tras lo que parecía un edificio abandonado.

Crujiendose los puños aceleró el paso pero no fue de frente hacia ambos sino que decidió dar un rodeo para sorprenderlos por detrás...

-Podiamos entrar y comer algo- espetó uno de ellos.

-Claro, y a tomarnos un café con el chico y ese ruso de mier...-

Al hombre no le dio tiempo a terminar el insulto pues dos manos agarraron de sus cabezas a los dos y las estrelló entre sí.

Los dos tipos cayeron al suelo quejándose y lamentándose.

-YA sru na svyatuyu troitsu-

-Si eres cristiano no deberías insultarla- ladró una voz la mar de temible.

Ambos hombres giraron la cabeza para ver quién era su agresor.

Y reconocieron al ruso que acompañaba al americano.

-Tupitsa- escupió el mismo tipo.

-Yo que tú me cuidaría las palabras- advirtió Sasha.

En milésimas de segundos ambos tipos se pusieron en pie y se lanzaron contra él con la clara idea de dejarlo para el arrastre pero...

No lograron rozar ni un solo pelo de su cabeza.

Sasha no era el típico mafioso que solo actuaba desde detrás de una mesa.

No.

Él había aprendido el lenguaje de la calle.

Había matado, mutilado y degollado a montones de imbéciles o personas que no cumplían con los antiguos jefes de la mafia.

Así es como se ganó ser un líder.

Porque el más temible de los jefes vio no solo potencial de liderazgo en él.

No sólo fue por su fidelidad o lealtad hacia ese jefe.

Sasha destacaba sobre los demás por una única razón.

El no era un mero "mafioso" del tres al cuarto.

Su afán de defender a los débiles lo había hecho un líder muy temido y poderoso.

Su deseo de realmente sacar de la pobreza a los supuestos chicos a los que ofrecía un puesto de trabajo de lo que ellos quisieran le hizo ganador frente a los demás que como él trabajaban para ese viejo jefe.

Y su personalidad fría ante el resto le había dado renombre y respeto.

Y para poder pertenecer a ese tipo de mafia había que infundir miedo junto con respeto.

Pues al tipo de mafia al cual él pertenecía y hasta se podía decir que dominaba tenía un nombre.

Sasha agarró del cuello a cada uno de aquellos tipos.

Apretando, los elevó del suelo viendo cómo el color de su rostro cambiaba del sonrosado al violáceo.

-Kto vas otpravlyayet?- masculló.

Los dos empezaban a notar que el oxígeno les faltaba.

-KTO VAS OTPRAVLYAYET?- rugió cual bestia embravecida.

El nombre salió con dificultad de los labios de uno de ellos.

-I...Ivan Krasi...Krasivenka-

Sasha rechinó los dientes.

-Ivannnnn-










*YA sru na svyatuyu troitsu.

Quién quiera saberlo por privado, no me atrevo a poner la traducción.

*Tupitsa

Cabrón.

*Kto vas otpravlyayet?

Quién os envía?

SASHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora