-DIэсIsIэте-

1.3K 145 21
                                    



A las once en punto de la noche, dos coches oscuros y de cristales tintados estacionaban donde más vehículos de gran cilindrada y gama alta había.

Del primero salieron Sasha junto a Piter.

Del segundo Grisha, Dannyel y Niels.

Estratégicamente se ubicaron en torno a Sasha.

Grisha y Piter en cabeza.

Dannyel y Niels a su espalda.

Sasha, en el centro.

Formando una perfecta X, los cinco echaron a andar rumbo al local de Mijhail.

Más tipos de traje iban entrando al lugar custodiado por dos gorilas de dos por dos.

Al ver a los cinco aproximarse casi se caen de culo.

Ignoraban si su jefe había invitado a Sasha pero no opusieron negativa a dejarles entrar.

Obviamente, era el que se situaba en la cúspide de todos ellos.

Los cinco atravesaron las puertas del club golpeandoles el olor a marihuana y la estridente música.

Desde el centro de los cuatro, Sasha observaba por todos lados.

Solo veía viejos verdes con muchachitos divirtiéndose con ellos.

Cada vez sentía más asco a lo que se dedicaba.

Por suerte tras haber dado las pautas a  Piter de reubicar a sus chicos, todos éstos rogaron por dejar de venderse.

Y él los fue reinsertando con la ayuda de los servicios sociales pagándoles una buena cuantía monetaria.

Ya que ganó el dinero por los chicos...

El dinero se iría con ellos.

Tenía otro tipo de negocios no muy legales pero que no implicaba ganar dinero a costa de "vender" cuerpos.

-Mijhail está allí- dijo Piter palpando el arma dentro de su chaqueta y temiendo como iba a terminar aquello.

Sasha no le hizo ni el más mínimo caso.

Su idea era no ver a Dylan con ningún viejo de los que allí había o entonces...

Un destello le hizo girar el rostro hacia delante.

Y ahí sí que lo vio.

Su americano, con tan solo un minúsculo calzoncillo y brillandole el cuerpo se movía.

Abriéndose paso entre Piter y Grisha, no apartaba sus ojos del joven.

A pesar de la distancia podía distinguir su expresión de miedo en su rostro.

No sé movía como sabía hacerlo.

Sino que lo hacía como un robot.

Hombres a los pies de dónde estaba subido bailando intentaban alcanzarlo pero él lo evitaba.

Sasha apretó de tal manera los puños que sintió cómo sus cortas uñas se clavaron en la palma de sus manos.

La sangre le hervía de furia.

Su primera reacción era ir hacia donde Dylan estaba, golpear hasta la muerte a aquellos malnacidos y sacarlo de allí.

Pero...

Había un plan.

Y esperaba que saliera bien.

-¡Sasha!- oyó que le llamaron.

SASHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora