14.- Rojo otoño

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Las estrellas parpadeaban en una danza luminosa. Entre los arbustos caminé sobre tierra conocida para mí y avancé hasta ver una silueta que conocía a la perfección. Ellie se columpiaba tatareando una canción que le dediqué hace años.

--Ellie-- Nombré y él dejó de balancearse. Me sonrió con su expresión enamorada y su escencia se acumuló.

--¿Me extrañaste?-- La curva de sus labios se formó burlona.

--Sí...-- Pronuncié inclinadome hasta posar mis labios sobre los suyos. Estaba helado, por lo que le trasmití calor. Nuestras lenguas compitieron por el dominio, pero como siempre, Ellie me devoró.

Esta vez quería obtener más control. Mis besos marcaron su cuello delicadamente y mis manos pasaron de las cadenas hasta recibir su rostro. Observé por unos segundos su cara sonrojada y su aliento desvaneciendose en el helado ambiente.

Mi alpha aulló, levanté las piernas del rubio y él se agarró al columpio con dificultad. Rompí el botón que sujetaba sus pantalones y brutalmente se los saqué. --Estás siendo rudo...-- Comentó mordiendo su uña.

--Acabo de empezar-- Sonreí con atrevimiento, provocándole un espasmo por mis dedos bajo su ropa.

Alcé a Ellie para cambiar nuestras posiciones, me senté sobre el columpio, dejándole sobre mí. --Eres tan hermoso-- Hablé al verle su expresión deseosa. Y mordí su cuello enterrando profundamente mis dientes, él sacó un alarido. La sangre corrió ensuciandole la ropa, por lo que saboreé la marca. --Te amo Ellie--

--Yo también-- Sonrió besándome.

Toqué sus nalgas desnudas y sentí la entrada por donde metería mi pene. Mi omega bajó el cierre de mi pantalón y sacando mi miembro fue introduciendolo cuidadosamente.

Entrar siendo apretado por las paredes de Ellie era el placer más maravilloso que existía. Además su trasero era agradable en el momento que chocaba contra mis testículos. --¡Mhm...!-- Y su voz era la música más cautivadora. --¡Ahm, Adrián, más fuerte!-- Es tan incansable que un día me dejará seco.

El metal crugía cada vez que él saltaba sobre mí. Sujetaba su cintura y respiraba acelerado al igual que Ellie. Él se afirmaba de mis hombros y otras veces de las candenas. --¡Ah~!--

--Se siente tan bien-- Me moví para apegarlo más a mi cuerpo y que llegara a tocar su vientre.

--¡Ah, ah...! ¡Adrián!-- No me harto de oírle decir mi nombre, cuando él lo dicta con su dulce voz, lo hace sonar bellísimo. --¡Adrián! ¡Lléname! Quiero tu semen dentro de mí-- No dejó escapatoría a mi miembro viril, mientras más nos excitabamos, más nos acorralabamos por nuestra unión.
--¡Adrián, deseo dar a luz a tus hijos! Así que esparce tus semillas aquí-- Indicó su vientre mientras su sonrisa lujuriosa se iluminaba.

--Sí, te voy a embarazar... Llevarás a nuestros bebés. ¡Tendrás que cargar con todos hasta no más dar!-- Sonreí abrazando el cuerpo de Ellie.

--¡Te amo, Adri!-- Dejé salir mi semen dentro de él.

-¡Beep! ¡Beep!

Abrí los ojos empapado en el calor del celo. --¡Mierda! ¡Mierda!-- Exclamé tirando el despertador al suelo y revolcándome en la cama. Ellie no está aquí.

--¡Hey, dormilón!-- Tocaron a la puerta.

--¡Estoy en celo, así que faltaré!-- Dije y se despidió mi primo.

Tomé el celular de Camilo, recuerden que se lo robé, para ver las redes sociales de Ellie. Supe que Bola de nieve murió hace poco. Una lágrima cayó sobre la pantalla. Creo que lloro porque fue importante ese guanejo. Cuando eramos infantes le rompí el peluche de conejito a Ellie y a cambio le regalé ese conejo. Solíamos jugar con él a menudo, aún conservo las fotos. Si no fuera por Bola de nieve, Ellie no me hubiera perdonado por destruir su peluche.

Su Perfume (Omegaverse)Where stories live. Discover now