Capítulo. 1

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23 de Abril de 1917

En algún hospital de Brooklyn-New York, una mujer daba a luz a su primera hija, luego de varias horas en trabajo de parto, la pequeña nació pero la muerte se llevaba a su madre, quedando desamparada en medio de enfermeras y un doctor.

—¿Ahora qué hacemos con esta niña?— Pregunta Esther, una de las enfermeras que atendió a la madre de la pequeña antes de su deceso.

Todos los presentes en la sala se miraban unos a otros, buscando una respuesta para la pequeña sin padres. Dos opciones estaban implícitamente colocadas en las cabezas de los presentes, la primera era abandonar a la niña en un orfanato y la segunda que uno de ellos se la llevará, pero quien en su sano juicio asumiría la responsabilidad de cuidar a una bebé que no es de su sangre.

—Yo me la llevaré, es un ángel hermoso al que tengo la misión de cuidar.— Dice una enfermera, la que cargaba a la niña en ese momento, la única que pudo calmar el llanto de la pequeña.

Elizabeth Taylor, una mujer con el deseo de tener un bebé, lastimosamente hace poco tiempo recibió la desafortunada noticia sobre su infertilidad. Su marido, no dudo en apoyarla, aunque indudablemente también estaba triste por la noticia. Eliza, vió la oportunidad de ser madre con esa niña y decidió sin pensarlo mucho en darle una familia, un hogar donde crecer.

—¿Estás loca?— Expresa el doctor, Andrew Knox.

—Loca, no. Desesperada por ser madre.— Esther lanza sus palabras como cuchillas.

Taylor los ve seria. —Le daré a ella lo que un orfanato no le dará.— Termina la discusión con esas palabras.

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Liza, como cariñosamente la llamaba su esposo, llevó a la pequeña a casa sin avisar. Cuando su esposo llegará se llevaría una gran sorpresa, la mujer tenía mucho nerviosismo por lo que ocurriría. Después de unas horas, su marido llega a casa.

Albert Carson Taylor, era un científico, especializado en crear nuevas medicinas para la cura y tratamiento de enfermedades como la leucemia, al menos eso le decía a su esposa. El Sr. Taylor realmente trabajaba para una organización no muy legal que digamos, para los alemanes, ya que él también era alemán, por su padre, el cual murió antes de que naciera, quedando así con el apellido de su madre.

—¡Amor! ¡Nena! ¿Dónde estás?— Llama Albert a su mujer, que esa noche no lo recibió como lo hacía frecuentemente.

—¡En el cuarto!— Grita la señora del matrimonio Taylor.

El de origen alemán sube las escaleras con paso apresurado, al abrir la puerta de su cuarto queda estático al ver a su mujer con una pequeña niña en sus brazos, la cual movía sus manitas mientras era alimentada.

—¿Elizabeth, qué es eso?— Dice aún incrédulo, nunca pensó que su mujer llevaría a una bebé a la casa, menos sin avisar.

—Antes de que te alteres, tengo defensa.— Se levanta y camina por la habitación con la nena en brazos. —Su madre falleció en el parto, no tenía alguien que la cuidara, yo me ofrecí cuando ví el gran parecido que tenía contigo y la traje. Piénsalo, ella podría ser nuestra bebé, la hija que queremos.— Decía ella con prisa por los nervios. —Mírala.— Le muestra a la pequeña.

Albert llevó su mirada al pequeño bulto que su mujer cargaba entre sus brazos. Fue hermoso lo que vió, una nena con mejillas rosadas y de ojos verdes, lo veía con curiosidad mientras chupaba su pequeño dedo.

—Entonces...— dice Carson alargando la última consonante de la palabra —¿Es nuestra?—

Liza sonríe con felicidad y asiente frenética.

—Mm. ¿Y cómo se llama?— dice él, cargando a la bebita con cuidado.

Elizabeth se queda pensando un largo rato y luego con voz firme dice —Jordan.—

DARK QUEEN  ||Bucky Barnes||Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum