DARK QUEEN ||Bucky Barnes||

Capítulo. 36

Resurrección.

Después de ser capturados por Rumlow y los agentes que lo acompañaban, Steve, Jordan, Sam y Nat, la cual estaba herida gracias al soldado. Se dirigían a "SHIELD" en una camioneta.

—Steve, escucha. Iba a decírtelo.— Jordan le habla a su hermano.

Rogers la ve un momento y luego a Nat, no quería hablar por el momento.

—Oigan, se está desangrando. Si no le dan atención puede morir.— Sam habla con un guardia al ver a Nat pálida por la perdida de sangre.

El guardia lo apuntó con una vara eléctrica amenazante, y de repente, el mismo golpeó a su compañero noqueándolo.

—¡Ahs! Está cosa estaba apretando mi cerebro.— Dice Maria Hill, quitándose el disfraz. —¿Y este quién es?— Señala a Sam.

—Sam Wilson, un gusto.— El moreno se presenta con una sonrisa.

Tiempo después, Rumlow abrió la puerta trasera de la camioneta. Descubriendo que los prisioneros se habían escapado por un agujero en el suelo.

—Mierda.— Exclama Brock.

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Mientras tanto...

El Soldado del Invierno fue escoltado a un banco, el cual en su bóveda ocultaba un laboratorio donde lo controlaban. El hombre se encontraba en una silla sentado, sin camisa mientras arreglaban su brazo, recordando momentos de su vida. Entre ellos, como el hombre del punte gritaba su nombre seguido de un no, también como la mujer castaña con ojos verdes le daba un beso en los labios.  Y el último recuerdo, mostraba la primera vez que vió su brazo de metal y atacó un doctor. La fuerza de los recuerdos lo hicieron golpear al médico que le reparaba el brazo. El soldado se veía agitado, mientras barrios agentes le apuntaban con sus armas.

Alexander Pierce, llegaba al lugar acompañado de Rumlow. El primero se acercó a James para preguntarle sobre la misión.

—Reporte de misión.— Hablo Pierce. El soldado no respondió por lo que el hombre rubio, volvió a ordenar. —¡Resporte de misión, ahora!— Pero no obtuvo nada, el soldado no contestaba. Así que Pierce le dió una bofetada.

El soldado ve a su jefe, haciendo boca de pescado tratando de hablar. —El hombre y la mujer castaña del punte. ¿Quienes son?— Le pregunta a Pierce.

—Los viste en una misión pasada.— Contesto simple Pierce.

—Los conocía.— Desvía la mirada el hombre llamado James.

Pierce se levanta para decir: —Tu trabajo ha sido un regalo para la humanidad, moldeaste este siglo. Cosa que necesito que hagas una vez más. La sociedad está apunto de cambiar, mañana por la mañana le daremos un empujón. Pero si tu no haces tu trabajo, yo no podré hacer el mio y el mundo no tendrá la libertad que se merece.—

—Pero los conocía.— Volvió a decir el soldado.

Pierce sin más ordenó que prepararan al soldado.

—Ha estado mucho tiempo fuera del hielo.— Habló un doctor.

—Borren su memoria y empiecen de nuevo.— Alexander se retiró, dejando al soldado con mil preguntas.

Los científicos se acercaron a James, recostándolo en la silla, él empezó a respirar con fuerza. Estaba asustado por el dolor que le iban a hacer sentir, hace mucho soñaba con escapar de eso. Le pusieron un protector bucal para evitar que se lastimará por los choques eléctricos que colocaban su memoria en blanco.