EXTRA 2: MI VIDA JUNTO A TI

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-LX: ¿Casarse?

Lan Wangji asintió, no quería atrasarlo mucho tiempo, quería hacerle saber al mundo que Wei Ying era suyo, que ya tenía una familia,...que su familia por fin estaba reunida.

Con una suave sonrisa en su rostro, Lan Xichen, dijo:

-LX: Claro que puedes hermano, siempre tendrás mi bendición. El Joven Maestro Wei y tú merecen ser felices, ya han pasado por mucho y si quieren unir sus vidas, por supuesto que estaré de acuerdo.

Wei Ying estaba feliz, sin dudarlo se abalanzó sobre Lan Wangji y lo besó delante de todos.

Sin saber como reaccionar, Jiang Cheng solo pudo tapar los ojos a sus dos hijos menores.

-JC: Idiota, almenos avisa antes de que hagas eso, mis hijos no tienen por que ver cosas como esas ¡Tsk!

Lan Xichen solo sonrió y tomo el té tranquilamente.

Al separarse del beso, Wei Ying tenía una sonrisa en su rostro.

-WWX: Lan Zhan por fin, estaremos juntos para siempre.

-LZ: Mnn.- decía mientras sujetaba su cintura sobre su regazo.

-LX: Sin embargo...

Esa frase incompleta hizo que Wei Ying volviera a su lugar y se sentara correctamente.

-LX: Aún hay algo que no entiendo, Wangji es inmortal y según lo que me dijo mi madre es que usted era un humano hasta ese entonces, y ahora...

Wei Ying soltó el aire que estaba conteniendo, pensó que había algún impedimento para que se pudiera casar con su Lan Zhan.

-WWX: Ahora todo esta bien, cada Deidad nace de una esencia verdadera, el alma y descendencia son importantes, en mi caso también lo es, yo volví a la nada y renací con mi forma verdadera, es por eso que tardé un  tiempo en volver al mundo físico.

Cada humano que poseía el famoso Núcleo Dorado podía cultivar hasta ser un inmortal, ese es su límite. Había una diferencia entre ser un Inmortal y una Deidad. Este ultimo, nacían de una esencia elemental, la llamada energía cálida o fría, cada Deidad nacía con una de esas características en su interior, básicamente estaba compuesta por su alma. Ellos ya nacían con la inmortalidad en su sangre y cultivaban toda su vida para hacerse más fuertes para evolucionar en sus habilidades elementales y tener un rango superior en los cielos.

En los humanos, los que entrenaban su núcleo dorado cultivan toda su vida para obtener la inmortalidad y ascender a los cielos. Solo se permitía si su alma y corazón estaban en sincronía, es decir, tenían que ser de alma humilde, pura y sin intereses mortales. Solo ahí podían ascender a los cielos.

Los humanos que llegaron a la inmortalidad no eran muchos, pero los que lograban ascender a los cielos eran escasos, en total son dos niveles. Los que alcanzaron la inmortalidad su tiempo se detenía para ellos, solo tenían que cultivarse hasta alcanzar el pico máximo de su nivel para ascender a los cielos, algunos que no lo lograban decidían quedarse con su nivel y no envejecer más y otros pocos afortunados avanzaban y se iban a al Reino Celestial. 

Los que ascendían tenían dos opciones, un regalo de la encargada de la Rueda del Karma, que les daba la opción de reencarnar en una vida muy cómoda y feliz sin sufrimiento, dotados en habilidades y mucha suerte en la vida o en todo caso un deseo que no pudieron tener en su vida mortal. 

La segunda, era volverse un Mensajero Divino de uno de los Dioses nombrados del Reino Celestial, su misión era servirlos en la vida, acompañarlos y aprender más de ellos, viviendo una vida de armonía a lado de su Dios eternamente, pero no volverían a nacer entre los humanos a menos que su Dios les permita irse o volver a nacer a través de la Rueda del Karma.

EL DESTINO DE UNA DEIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora