〰Capítulo 5: Manzana envenenada (2/2)〰

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—...Los pianos son realmente agradables. No hacen ningún sonido innecesario.

Volviendo a mis sentidos, me giré hacia ella. Stella me habló mientras sus dedos bailaban sobre el teclado.

—La gente... siempre está gritando tonterías. Es solo ruido.

Escuché en silencio la voz de Stella y el piano. Quizás incluso mi voz es solo ruido. Controlado por ese extraño pensamiento, tuve miedo de abrir la boca.

—¿Por qué tú y todos los demás están de acuerdo con mis deseos egoístas? Cuando yo no te puedo dar nada a cambio.

El sonido perdió su intensidad. Stella bajó la cabeza, mirando sus dedos mientras seguían moviéndose.

—No creo que todo el mundo haga cosas esperando recibir algo a cambio.

—...Ya veo— Stella aceptó tranquilamente mi respuesta. El sonido comenzó a armonizarse nuevamente, recuperando su vigor. Me dejé llevar de nuevo por su ola.

—Todos ustedes son bichos raros. Aunque parezcan muertos... Todos hemos experimentado pérdidas. Así que somos como muertos... 

¡Bwooong!

La repentina cacofonía me hizo saltar. Stella había puesto ambas manos con fuerza sobre el teclado.

—...Creo que lo entiendo... Eso es suficiente. Vayamos a otro lugar.

Stella se levantó del banco y comenzó a caminar. Me levanté para ir tras ella... ¿"Lo entiendo"? ¿Qué es lo que entendió? Esta vez, la seguí y caminé junto a ella. Regresamos al lugar que parecía una habitación de la instalación.

—...Estos son mis dibujos.

Stella observó los marcos de fotos colgados en la pared. Era demasiado cauteloso para notarlos antes, pero había imágenes espeluznantes colocadas en marcos gruesos. Una niña de aspecto triste, un gato verde, una persona de piel azul y un gran círculo, una persona sosteniendo algo y mirando hacia aquí. No podía decir muy bien qué estaban tratando de representar.

—Hay todo tipo de enfermedades. Algunas pueden hacerte vomitar sangre cuando mueres, o hacer que tu piel tenga un color extraño, o causar un olor único. Y... algunas no se pueden curar con la medicina moderna.

Stella habló mientras pasaba el dedo por uno de los marcos. ¿Estaba recordando algo?

—... Hubo ese terrible olor antes, ¿verdad?

—Sí, es el olor que más he encontrado... Un olor que se siente casi agridulce... Cuando es un olor a plátano, es diabetes. Cuando es un olor a manzana... creo que esa es la plaga. Pero... son todos diferentes.

Se apartó de la imagen y caminó por el sendero de la derecha. La alcancé y caminé a su paso.

—Todos en mi pueblo murieron por una enfermedad desconocida. Bueno... No, algunas personas voluntariamente se quitaron la vida. Pero yo era la única que no moría, sin importar nada.

—...¿Estás tratando de investigar qué era esa enfermedad?

—Sí. Hay bastantes libros de medicina en la biblioteca de la instalación. Algunos de ellos incluso tienen notas escritas a lápiz... Estoy bastante segura de que es la letra de Profesor.

¿Notas del Profesor? ¿Estaba Profesor investigando algún tipo de enfermedad?

—¿Había algo en común entre las cosas sobre las que escribió notas?

—...Sueños. Todas estaban relacionados con los sueños. Leí la mayoría de los libros relacionados con la enfermedad en mi ciudad... Así que es probable que esté investigando una enfermedad de los sueños.

Una enfermedad de los sueños. Una corriente recorrió el fondo de mi mente. Sentí que lo había visto en el periódico o en la televisión. Aunque aun no se había encontrado una cura... sentí que habían discutido la causa de su brote. Pero por mucho que buscara en mi cerebro, no podía recordarlo claramente.

De repente, Stella se detuvo y casi choco con su espalda. Mi ritmo cardíaco se aceleró un poco.

—...Los nombres de todos en el pueblo.

Pasó el dedo por una gran roca con muchas palabras inscritas en ella. Mirando más de cerca, todos eran nombres de personas, cubriendo toda la superficie de arriba a abajo.

—Conocía este lugar. Pero dije que era diferente, porque cada nombre no tiene su propia tumba. Eso sería demasiado extravagante... Esta tumba es la correcta.

El dedo de Stella se detuvo debajo de cierto nombre. Allí estaba inscrito el nombre "Northrop". Ese fue el nombre que vi en esa primera lápida.

—...Es mi apellido. Por supuesto, hace tiempo que olvidé a cualquier otra persona que tuviera ese nombre.

—¿Entonces tu padre y tu madre...?

—Sí. Cuando era pequeña, fueron maldecidos y murieron. Luego las siguiente personas. Y las siguientes, y las siguientes, las siguientes... Todos murieron por la maldición.

Luciendo un poco solitaria, Stella quitó el dedo de la lápida y pasó junto a ella. Yo la seguí.

—¿Y los olvidaste?... ¿Realmente podrías olvidarlos?

—Sí... Profesor me dijo que las voces son las primeras en desaparecer. Casi no recuerdo ninguna de sus voces.

¿Es así como funciona? Si muero, ¿la gente que me conocía me olvidará gradualmente?... Es un poco aterrador.

—¿Los olvidamos para poder superar las muertes de esas personas?... O de lo contrario, ¿dejamos de preocuparnos una vez que están muertos? Me pregunto cuál será.

Un gran árbol apareció ante nosotros. Sus gruesas raíces se hundían bajo el agua, y en sus amplias ramas había innumerables frutos rojos. Parecían manzanas. Stella se acercó al árbol y tomó dos manzanas de las ramas para sostenerlas en sus palmas.

—No me gusta mi propio nombre en particular. Stella, significa estrella. Es perfectamente exacto... Todo lo que pude hacer fue ver a la gente morir a causa de la maldición desde lo alto del cielo.

Stella miró las manzanas rojas en sus palmas, con esos ojos del mismo color. Sentí que se veía mucho más misteriosa de lo habitual.

—Odio a las personas vivas... Todos simplemente mueren y luego desaparecen.

—Stella...

—Profesor... dijo que a él tampoco le gusta su propio nombre... Profesor todavía está escondiendo algo. Pero estoy demasiado cansada para continuar. Allen, estoy segura de que tú todavía puedes. 

Ella volvió su mirada roja hacia mí. La vida la había abandonado por completo.

—Lo que nos falta, lo que deseamos... Lo sé. Ahora sé por qué ninguno de ustedes se siente vivo para mí.

—...¿Qué es lo que nos falta?

—Cuando la gente pierde XXXX, muere— La palabra estaba oscurecida por estática. Sentí que Stella estaba sonriendo débilmente.

—Debí haberme comido la manzana envenenada... ¿Y tú, Allen? Si quieres comerla conmigo, no te detendré... ¿Comerás la manzana conmigo?

Stella me hizo una pregunta final. ¿Qué tengo que hacer?... Parece que no podré detener a Stella. Volvería a estar solo... pero.

—Todavía quiero vivir.

Tengo que irme, aún quiero recuperar todo el XXXX que he perdido.

—...Ya veo. Eso es bueno. Si eso es lo que quieres, Allen... Buenas noches.

Dándome una sonrisa de niña, besó una de las manzanas. Y seguidamente, se la comió. Ella se derrumbó lentamente en el lugar sin hacer ni un sonido. La manzana en su otra palma rodó hacia mis pies. Justo cuando chocó contra mi pie, un pequeño dolor recorrió mi cuerpo.


Alice mare-novela ligera (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora