Abandonada

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Por favor, dime que es mi obsesión por los bebés lo que siento y no que en realidad hay un bebé llorando en la calle 

Lisa y yo recién salíamos de comprar en el centro comercial. 
Las cosas en casa se estaban acabando, además de que queríamos comprar unas cuantas cosas para la habitación. 
Íbamos en dirección al auto, hasta que escuché un llanto de bebé.

Yo también lo escucho, preciosa

Ambas dejamos las cosas en el auto, y salimos en busca del dueño de aquel llanto. 
Miré hacia el callejón, allí había una pequeña caja con una manta que se movía suavemente. 

Ay, no... —Rápidamente mis mirada se volvió borrosa. 

Lisa se dio cuenta y me tomó de la cintura. —¿Todo bien? —Señalé temblorosa aquel lugar. —Espera aquí —Besó mi mejilla pero rápidamente corrí hacia aquel lugar. —¡Espera! 

Levanté aquella manta, dejando ver a una pequeña bebé de lo que creo son menos de dos meses.
Me miraba con sus ojos llenos de lágrimas, casi que me hablaba con esa mirada.
Su pequeña garganta debe doler.
Solo Dios sabe cuanto tiempo lleva aquí la pobre. 

Comencé a llorar en silencio tomando a la pequeña en mis brazos, acercádola a mi cuerpo.
Es muy pequeña y liviana, debe estar muriendo de frío. Ha estado nevando muy fuerte. 

Acaricié su cuerpo y tuve que quitar mi mano por reflejo al sentir tanto frío. —L-lisa, está helada 

Hablé como pude en medio de las lágrimas. 
Miré a Lisa, quien también limpiaba un par de lágrimas de sus ojos pero permanecía fuerte.
Entramos al auto y encendimos el aire acondicionado, yo la acomodé bajo mi abrigo, sosteniéndola con cuidado. 

Espera aquí un momento —Limpió mis lágrimas. —Traeré unos pañales y un poco de leche 

Asentí sin dejar de mirar el pequeño cuerpo sobre mi.
Su pálida piel, sus pequeños pies, sus manitos en mi pecho, su suave cabello castaño. 
Sus ojos permanecían cerrados y sus manos agarraban mi ropa con fuerza, casi como si tuviera miedo de que me alejara. 

Su boca comenzó a moverse cerca de mis pechos, al parecer con hambre.
Puse mi meñique en su boca para que jugara con el mientras Lisa llegaba. 
Fue lo único que se me ocurrió, no habría sido buena idea intentar alimentarla. 

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Definitivamente no esperaba esto —Miré todos los pañales frente a mi. —¿Por qué hay tantos tamaños? ¿Acaso no es un simple traserito de bebé el que deben cubrir? —Suspiré.

La bebé se veía pequeña. 
Voy a llevar los que dicen "Recién nacidos". De seguro mi T/n sabrá ponerlo. 
Ella debe estar devastada. Su sueño siempre ha sido ser madre.
Incluso hace un par de semanas lo hablamos y decidimos que tendríamos uno pronto.
No me imagino cómo ha de sentirse al saber que alguien abandonó a aquella pequeña.

Oye, cariño —Le hablé al T/n al ver que había contestado mi videollamada. —No sé que leche debo llevar 

Déjame ver —Vi como miraba atenta el teléfono mientras yo le mostraba la gran estantería. —Esa de ahí, la de empaque rosa

Gracias, te amo —Le di un beso a la cámara y ella solo sonrió. 

También te amo, tonta

Fui por un par de cosas más.
Ya saben; ropa, un par de juguetes, cremas, lociones, una silla, un cochecito, la cuna y la silla para el auto. 
No me fije en el precio, sé que fueron unos cuantos miles de dólares pero yo solo entregué mi trajeta y llevé todo al auto. 

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Vi que Lisa salía de la tienda acompañada de unos cuantos trabajadores que llevaban bolsas y cajas. Reí ante aquello. Siempre dice que va por lo necesario y termina gastando más de mil dólares. 

Abrió la camioneta y guardó todo con cuidado con ayuda de los chicos que venían con ella.

Muchas gracias, amigos —Le entregó un poco de dinero a cada uno y entró al auto. —¿Estás bien? —Se abrochó su cinturón y besó mi mejilla. 

Yo estoy bien... —Miré a la pequeña, traté de hablar pero sabía que lo hacía lloraría de nuevo. 

No te preocupes —Entendió lo que trataba de decir. —Ella estará bien —Suspiró y acarició su pequeña espalda. —No puedo creer que alguien haría esto —Comentó molesta. 

¿Lili? 

¿Qué sucede, mi vida? —Respondió concentrada en el camino.

¿Crees que podamos adoptarla? 

Creo que bajo las circunstancias correctas, podemos hacerlo —Respondió insegura. 

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Al llegar a casa, la bebé comenzó a llorar de nuevo así que rápidamente fui a la habitación a recostarme junto a ella. 

Gracias, Albert —Escuché como Lisa le ordenaba a nuestro mayordomo que bajara todo del auto. 

Solo mírate... —Susurró con una sonrisa al verme con la bebé.

¿Quisieras cargarla?

¿En serio lo preguntas? —Soltó una risa y tomó a la bebé entre sus brazos.

Parecía que a la pequeña le había gustado, pues la miraba con una tierna sonrisa. 
Pero no duró mucho, pues comenzó a llorar una vez más. 

Ten —Me la entregó. —Iré a armar su cuna, debe estar cansada —Besó mis labios. —Si me necesitas, estaré en el cuarto de en frente 

Me dio un beso en la mejilla y se levantó. 
Me quedé con la pequeña en nuestra habitación, puse una película para que sonara de fondo para la bebé y para entretenerme. 
Unos cuantos minutos después, pude escuchar unos golpes, quejidos y una que otra mala palabra proveniente de Lisa. 

¿Está todo bien? —Reí de nuevo al escucharla decir esas palabras. —¡Lo lograste~! —Le sonreí al ver que entró con la pequeña cuna y la puso junto a nuestra cama.

Bien, lista la cuna —Limpió su frente con un suspiro. —¿Qué te parece si nos damos un baño? —La iba a regañar pero me interrumpió. —No así, tonta, me refiero a bañarnos en la tina junto a la bebé

Buena idea —Asentí. —Pero si quieres ve tú, yo prepararé su biberón —Le entregué a la bebé. —Y ten cuidado, si necesitas algo solo grita

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Luedo de ponerle ropa más cómoda, ya era hora de dormir. 
Lisa fue a cerrar todas las puertas y ventanas de la casa, también cerró la de nuestra habitación cuando entró en ella y se acercó a nosotras.

Yo le daba el biberón a la pequeña mientras veíamos películas. 
Se quedó dormida antes de terminar, así que la dejamos en medio de nosotras y Lisa solo la miraba y le hablaba con ternura.

La llevó a la cuna, pero parece que no estaba del todo dormida puesto que comenzó a llorar al sentir que ya no estaba entre sus brazos. 

No llores, princesa —Susurró tomándola entre sus brazos. —Tu garganta debe doler, ya estás a salvo, no llores más 

Sonreí ante la imagen.
No pude evitar tomar una foto y guardarla en mi teléfóno.
Lisa cantaba suavemente "Stay" mientras la pequeña se dormía entre sus brazos. 

Definitivamente, hoy es el comienzo de nuestra nueva vida...

BlackPink y TúWhere stories live. Discover now