El problema era que a Kouyou Takashima nadie le decía qué hacer, hasta que Yuu Shiroyama le dio una orden por primera vez.
Una obsesión que no sólo los llevó al borde la pasión, los llevó casi al desastre.
El problema era que a Kouyou Takashima nadie le decía qué hacer, hasta que Yuu Shiroyama le dio una orden por primera vez.
Una obsesión que no sólo los llevó al borde la pasión, los llevó casi al desastre.