LLAMADA

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Bogotá, Colombia

Aoi miraba profundamente a Takanori, mantenía el puño cerrado en caso que la ira lo volviera invadir, pero no se atrevía moverse. Entendía que no podía moler a golpes al editor, Aggy y Leda no se lo permitirían, tampoco lograría que se subiera a un avión, sería ridículo e incluso si lo lograra, Takanori tenía razón, también había una orden de aprehensión en su contra. Era cierto, estaban atrapados. Estaba atrapado en su propio departamento junto a la persona que casi mató a Kouyou.

El otro lo miraba expectante, con el reto dibujado en su rostro. No sabía qué clase de vida había llevado el editor, sin embargo en ese momento parecía estar deseando con toda su alma que Aoi perdiera los estribos y terminara el trabajo de una vez.

Le dio tres vueltas a su cabeza, tratando de encontrar una solución que le pareciera apropiada pero, era tan poco tiempo y las emociones eran tantas que cualquier paso en vano podría resultar en una catástrofe. Finalmente, suspiró.

—No lo vales Matsumoto —le dijo mirándolo con desprecio—. Prefiero que te quedes aquí a que estés cerca de Kouyou. No te quiero volver a ver, maldito —soltó.

Takanori sonrió de lado—. Sabía que no lo harías, al final eres un cobarde. Así es como le demuestras tu amor a Kouyou, retirándote de la única oportunidad de venganza que tienes.

—No te voy a hacer el favor, si estás en este infierno es por tu culpa. Tu tomaste la decisión de hacerle daño, tu tienes que vivir con esa consecuencia, sabiendo que yo seré quien esté a su lado.

El editor soltó una carcajada amarga mientras se alejaba hacia la puerta, negaba como si supiera algo que Yuu, no—. Es irónico que le tengas tanta fe a la persona que fue capaz de engañar a su pareja por un capricho sexual, ¿qué te hace pensar que no te hará lo mismo? ¿Qué te hace pensar que es la misma persona que fue antes del incidente? Realmente crees que regresaras y todo saldrá bien —se pegó en la sien con el puño—. Pensé que eras mas inteligente que eso. Mírate, ya no eres el mismo, él tampoco lo será —abrió la puerta y la azotó detrás de él.

Aoi se dejó caer en el piso en ese momento, su cuerpo temblaba notoriamente. Había tenido cierto contacto con Kouyou, pero todo había sido a través de Sujk. Sabía que había sufrido de depresión, que le costaba trabajo relacionarse como antes, aunque parecía estar mejorando, pero era cierto, no tenía la más mínima idea de que fuese a funcionar. Al final, los dos eran complicados. Todo ese tiempo se había aferrado a que las cosas funcionarían, que lo harían funcionar, sin embargo, no tenía nada seguro, Kouyou y él jamás tuvieron una relación normal. ¿Qué lo hacía pensar que podrían tenerla? Después de tanto.

Se atrevió a mirar a sus dos acompañantes y suspiró quitándose el cabello de la cara. Estaba sentado a la mitad del pasillo, mientras los otros dos lo miraban con sorpresa.

—Siento que hayan tenido que ver eso, pude haberlo matado —se miró las manos—. Debí haberlo matado —cerró los puños, arrepentido de haberlo dejado ir.

Leda lo miró fijamente confundido—. La verdad no sé que decirte, creo que te debo una disculpa —alzó los hombros—. Yo, lo traje.

Negó levantándose, sus rodillas aún temblaban pero fue capaz de sostenerse—. Ninguno de los sabía la verdad —volteó bruscamente hacia el otro chico, el acompañante de Takanori—. Tu, ¿lo sabías? —su expresión cambió de inmediato. No permitiría que estuviera en su casa si era capaz de ser amigo de un ser como el editor.

Aggy abrió mucho los ojos ante la mirada acusadora—. No, no tenía idea. Siempre hablaba de algo que había hecho mal, pero jamás imaginé algo así. Simplemente asumí que se trataba de alguna mala ruptura o el corazón roto.

DeliriumWhere stories live. Discover now