AMO

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—En serio te ves hermoso —le dijo mientras le acariciaba el cuello abrochando el collar.

Kouyou ni siquiera entendía porque se dejaba hacer, era claro que lo que tenía Yuu en mente no era para nada....¿bueno? Claro, siempre terminaba fascinado por todas esas cosas que Yuu le hacía y le hacía sentir. Pero tal vez esto era demasiado, es decir, era un collar, una correa, mitad de la tarde y la oficina del pelinegro.

Shiroyama pareció haber leído su mente, pues después de colocarle el collar se acercó al comunicador de su secretaria—. Me ha surgido un problema, por favor avisa a la mesa directiva que no podré asistir a la junta —dijo y sin esperar alguna respuesta, cerró con llave su oficina. Caminó quedando detrás de Kouyou quien permanecía sentado sin siquiera atrever a moverse. Acarició sus hombros, bajando por su pecho, directo a los botones de su camisa—. Hace mucho calor... —desabrochó uno a uno los botones—... para que mi putita tenga la ropa puesta —deslizó la camisa quitándosela, Kouyou aun era incapaz de moverse, no sabía qué esperar, pero por alguna razón aquella reacción que parecía encantarle a Yuu.

Colocó la correa en la argolla del collar con delicadeza, sonriendo en el momento en que jaló fuertemente de ella, Kouyou cayó al piso de rodillas apoyándose con las manos, Yuu amplió su sonrisa—. Perfecto —murmuró acariciando la espalda desnuda del castaño, quien al intentar levantarse fue jalado de nuevo por la correa obligado a permanecer en cuatro—. No es necesario que te levantes —se colocó detrás de él agachándose para besar su espalda, aun agarrando la correa fuertemente, pasándola por su brazo para poder quitarle el pantalón y la ropa interior al castaño.

Kouyou no hacia ni decía nada, se dejó hacer, aun sin procesar muy bien que era lo que estaba ocurriendo, estaba como un trance debido a que no creía por completo lo que Yuu estaba haciendo. Despertó de la ensoñación al sentir el dolor que una nalgada el proporcionó, emitió un pequeño quejido, que provocó otra nalgada.

—En serio, me encantas así —pronunció el pelinegro—. Podría cogerte en este mismo instante, pero no lo haré porque no le veo lo divertido a eso —rozó su entrada robándole otro gemido apenas audible, el tacto fue tan superficial que podría no haber estado ahí del todo—. ¿Sabes que sería divertido? —no hubo respuesta. Yuu frunció el ceño jalando la correa de tal forma que Kouyou cayó al piso—. Te estoy hablando zorra, si te hablo me contestas —dijo, ¿enojado? O estaba interpretando perfecto su papel dominante.

—¿Qué sería divertido Yuu-sama? —el castaño se volvió a poner en cuatro mirando a Yuu con esa mirada inocente que lo mandaba al cielo. Él mismo entrando en el papel, decidió que lo mejor era dejarse llevar, le gustaba la manera en la que Yuu le hablaba, lo trataba y lo tocaba. Aquello solo iba a acabar en extásis y entre más lo disfrutara, mejor.

Shiroyama se mordió el labio ante la visión—. Usar uno de esos juguetitos como el que te regalé, ¿lo recuerdas? —Kouyou abrió mucho los ojos pero asintió—. Te veías precioso con el consolador adentro, apuesto que te verías mejor si yo te lo estoy metiendo, ¿no crees? —preguntó como si estuviera teniendo la conversación mas normal del mundo.

Kouyou parpadeó muchas veces—. Sería delicioso —dijo felinamente.

El pelinegro hizo una mueca siniestra, jaló de la correa obligando a Kouyou a avanzar detrás de él por la oficina—. Mi putita obediente, mira que buena perra resultaste —dijo al fin, volviendo a abrir el armario de donde había sacado el collar y la correa en primer lugar—. Te gustará lo que tengo aquí adentro, lo compré para una ocasión especial, no creí que fuera tan rápido, pero tengo que aprovechar —le acarició la cabeza.

Kouyou nunca en su vida se había sentido tan sobajado y tan excitado, era denigrante estar en esa posición con esa correa y collar en el cuello, tener que caminar en cuatro detrás de Yuu como un vil perro y soportar todas las vulgaridades que el pelinegro le decía. Sin embargo su miembro estaba duro y goteando sin siquiera proponérselo. Sentía que podía llegar al orgasmo sin ser tocado.

DeliriumWhere stories live. Discover now