LO QUE EN REALIDAD PASÓ

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Kouyou fue azotado contra la pared, el movimiento tan brusco logró que su cabeza recibiera un fuerte golpe, el cual, los dos terminaron por ignorar, estaban demasiados sumergidos en los besos como para si quiera notar un pequeño golpe. Para ese momento ninguno de los dos traía puesta la ropa.

Todo había comenzado tan simple que en esos momentos Yuu se preguntaba cómo habían terminado así. Kouyou estaba en su departamento, pero por primera vez no se habían lanzado uno encima del otro como era su costumbre. Habían hablado como gente civilizada acerca de la compañía Takashima y Shiroyama, los posibles planes de ataque e incluso habían discutido de negocios, algo que Yuu definitivamente nunca creyó poder hacer con Kouyou.

—De verdad sabes bastante de negocios, para ser alguien que no terminó la universidad y escapó de su padre —lo elogió llevándole un segundo vaso de whisky a la sala donde se encontraban.

El castaño se alzó de hombros—. No es mucho, sólo es lo que oía hablar a mi padre, lo demás es sentido común —explicó recibiendo el vaso y volteando a la televisión prendida en un canal sin importancia—. Me gusta ese programa —sonrió ligeramente.

—¿En serio? —Yuu le dio un sorbo a su propio vaso mirando la pantalla—. A mi no, es mucha fantasía —hizo una mueca al sentir el líquido resbalar por su garganta.

—¿Sabes? Que seas el jefe de una enorme empresa no significa que tengas que ser un amargado —se burló dejando el vaso sobre la mesa de centro.

Yuu frunció el ceño—. No soy un amargado, sólo que tengo que proyectar cierta presencia, si no podrían perderme el respeto... —se detuvo al darse cuenta que Kouyou lo imitaba moviéndola boca y las manos en forma de burla—. ¿Te divierto? —preguntó haciéndose el ofendido.

—A veces puedes llegar a ser aburrido, necesitas soltarte mas —dijo el castaño acercándose al mayor—. A ver, ¿cuándo fue la ultima vez que te reíste a carcajadas? —preguntó como si fuera lo mas normal del mundo.

—¿Eso que tiene que ver? Me río bastante cuando estoy con Akira —se cruzó de brazos aun ofendido.

Kouyou hizo una mueca—. Se nota —con su dedo picó una de las costillas del pelinegro.

—¿Qué haces? —se quitó de inmediato del contacto que le había provocado una sonrisa, la cual se hizo mas grande al ver la sonrisa de Kouyou—. No hagas eso —se alejó mas cuando el menor repitió la acción. Sin embargo Kouyou no hizo caso y comenzó a hacerle cosquillas al pelinegro como si de niños se tratara. El otro haciendo ademanes para alejarse del contacto terminó por caerse del sillón. El castaño sólo atinó a burlarse aun mas y a reír sin parar—. No estarías tan tranquilito si fueras tu el que tiene cosquillas —advirtió desde el piso con una cara de sádico.

-—No, espera —se levantó lentamente, pero Yuu se le adelantóo. Se echaron a correr por toda la sala, uno tratando de evitar al otro, pero al final no tenía el suficiente espacio y el castaño terminó tropezando y cayendo con Yuu sobre de él torturándolo con las cosquillas—. ¡Ya basta, Yuu! —lograba decir entre risas y jadeos.

El pelinegro se detuvo unos segundos, los que aprovecharon para tomar aire. Los dos se miraron intensamente y podría decirse que era como la primera vez que se veían realmente, Kouyou debajo de él y él mirándolo con algo mas que no era lujuria. Permanecieron así segundos que para el pelinegro parecieron horas y únicamente para despejar su mente y alejar todos esos pensamientos que de pronto se habían instalado en su mente, besó al escritor con furia.

El beso fue correspondido de inmediato, las piernas de Kouyou se enredaron en la cintura de Yuu sin cortar ni un instante el contacto entre sus labios. Irónicamente querían deshacerse de los sentimientos que invadían tanto su mente como su corazón y la única forma que encontraron fue esa. Pues ya se habían resignado a que dejarse de ver, no era una opción.

DeliriumWhere stories live. Discover now