DELIRIUM NOCTURNUM

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Abrió la puerta de lo que le pareció era el sótano y se detuvo. Las escaleras daban un giro a la derecha, lo cual lo imposibilitaba ver lo que sucedía ahí abajo aun si estuviera iluminado. Escuchó un chasquido y un gruñido que identificó como el de Kouyou; Manabu y Akira se encontraban detrás de él esperando alguna clase de señal.

Los tres bajaron cautelosamente los escalones, Yuu trató de aguzar el oído para entender lo que estaba sucediendo.

—¿Cuánto más piensas aguantar? —escuchó la voz de Yutaka, seguido del mismo chasquido.

Yuu cerró los puños recargándose en la pared al final de la escalera y asomándose ligeramente. Nunca en su vida había visto una escena así, miles de pensamientos cruzaron por su mente, tal vez debió haber dejado las cosas a la policía, tal vez había llegado muy tarde, tal vez todos se habían vuelto locos o tal vez estaba teniendo una pesadilla porque no concebía que lo que estuviera ocurriendo fuera real.

Ahí estaba, después de casi dos años de no verlo, Kouyou Takashima estaba frente a él. Severamente más delgado y atado a una silla con correas de piel en las muñecas y en los tobillos, no podía ver su rostro pues estaba agachado con el cabello cubriéndolo. Tenía la ropa hecha jirones en los hombros, brazos y piernas, donde alcanzaba a ver sangre seca de cortadas que le cubrían el cuerpo, algunas más profundas que otras; sin mencionar los moretones y lo que podría jurar eran quemaduras de cigarro.

Estaba empapado pero no entendía muy bien por que, hasta que vio a Yutaka de espaldas con una extraña vara de metal en la mano que al chocarla contra la rodilla de Kouyou producía el terrible chasquido que había escuchado antes. No tardó en darse cuenta que la varita aquella, producía choques eléctricos, no debían ser muy fuertes, pero al estar mojado debía sentirlos casi como si lo electrocutaran.

—Suficiente, ya me aburriste —dijo Yutaka arrojando la vara al piso lejos de ellos—. Pasemos a cosas más divertidas —y sin más le soltó un golpe con el puño cerrado directo a la mejilla.

Yuu pudo ver con detenimiento el rostro de Kouyou y sintió un vacío en el estómago, no era la suciedad, ni los moretones, ni siquiera era la cicatriz que le había provocado Takanori. Era la cortada en su labio, la ceja partida y el ojo derecho hinchado, casi no podía reconocer a Kouyou en ese rostro.

Yutaka lo tomó por la barbilla y le dio un beso en los labios sonriendo como niño pequeño, se acercó a una mesa al fondo y tomó un pequeño bisturí de metal.

—Es hora de hacerle compañeritas a tu hermosa cicatriz —se acercó a su rostro.

El pelinegro perdió el control en ese momento y se lanzó contra Yutaka sin pensar nada más, lo tomó por la cintura como si se tratara de un jugador de fútbol y se arrojó hacia la pared, llevándose la mesa de por medio. Akira y Manabu salieron del escondite corriendo directo hacia Kouyou quien no había identificado lo que había sucedido.

Todo pasó muy rápido en ese momento, Yuu le alcanzó a dar tres puñetazos a Yutaka que lo mandaron directo al suelo y soltó el bisturí. Mientras los otros dos deshacían las correas del castaño. Notaron las agujas en sus brazos y sin decir nada las quitaron haciendo al otro gruñir silenciosamente.

—¡Estabas muerto! —gritó Yutaka logrando ponerse de pie, pero antes de que pudiera decir algo más, Yuu lo pateó con fuerza en el estomago, dejándolo, lo que él creyó, inconsciente en el piso.

Se acercó a sus amigos para ayudar a Kouyou ignorando a Yutaka por completo, por lo que cuando este se levantó ninguno de los otros tres lo notó. Salió corriendo empujando a Akira en su escape. El abogado rubio reaccionó igual de rápido y lo siguió por las escaleras.

DeliriumWhere stories live. Discover now