Capítulo 57: Alejar

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Había

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Había...tanta sangre en el pasto, como si de un rio se tratará, cosa que en realidad no pudo pasar desapercibido ni para Chuuya ni para Odasaku, pero ese no era el problema, ni siquiera importante el hecho de que hubiera tanta sangre o que una gran batalla se estuviera llevando justo frente a sus ojos, el problema era quien estaba en medio de esa batalla cubierta de sangre

- ¡Mamá! – espeto Chuuya tratando de correr hacia delante, pero siendo sostenido por el brazo por Odasaku

La mirada de Kouyou y Chuuya se encontró por un segundo que se sintió eterno, los ojos de Kouyou parecieron temblar por un segundo al ver a su hijo, casi con tristeza, aunque, de un momento a otro, miro con fiereza a Odasaku

- ¡Manténlo atrás! – gruño con severidad apoyando el esfuerzo del vampiro por sujetar a pelirrojo, quien, al parecer tenia mas fuerza que las que su cuerpo demostraba

Kouyou mordiéndose el labio con fuerza regreso su completa concentración a la batalla que estaba tratando de sostener.

- No es su sangre, cachorro – espeto Odasaku sujetando con firmeza a Chuuya, al menos no toda, pero no era algo que fuera a mencionar cuando seguro el pelirrojo ya se había dado cuenta

- ¡Maldición! – se quejó el muchacho sin detener su lucha en un intento de ir ayudar a su madre que parecía estar sobrepasada en enemigos – ¡Por favor, Odasaku! ¡Déjame ir con ella!

El vampiro negó con severidad, no había modo de que lo soltara en esa carnicería

- Tu madre no te quiere ahí – espeto, no iba a poner en peligro al muchacho – Te quiere a salvo

- ¡Y yo la quiero a salvo a ella! – gruño tratando de zafarse, aunque, Chuuya también lo comprendió al notar la razón por la que su madre seguía luchando aun cuando había demasiados enemigos.

Fue una comprensión que llego en el momento en que la mirada de unos de los cambiantes cayó sobre Chuuya

- El premio gordo, el primer príncipe y el segundo al mando del rey – espeto hacia los que aun podían luchar al mismo tiempo que señalaba al pelirrojo con una de sus manos, sin importarle que gracias eso su cabeza fuera rebanada por Kouyou para silenciarlo

- No tiene la cola y las orejas – señalo un vampiro con una ceja alzada, no lograba captar eso en el chico que había aparecido

- Parece ser que los vampiros no pueden verlas – sentencio otro cambiante con una sonrisa de satisfacción – Es un alivio que nosotros podamos reconocer a un defecto

Kouyou los silencio a los dos, pero fue demasiado tarde, todos lo que en un principio habían estado en su contra se apresuraron a correr en dirección del pelirrojo al escuchar las afirmaciones de los caídos

La mirada de Kouyou se encontró nuevamente con la de Odasaku

- ¡Llévate a mis hijos lejos de aquí! ¡Rápido! – grito conteniendo con su katana a los que trataban de correr hacia Chuuya - ¡No puedo luchar con ellos dos aquí!

Lo Que El Corazón Anhela - Soukoku//ShinsoukokuOù les histoires vivent. Découvrez maintenant