Capítulo 32: Pesadilla

4.6K 635 586
                                    

Era bastante tarde cuando el pelirrojo subió a descansar a su habitación, su madre no había querido contar las noticias cuando estaban teniendo tan buen ambiente en la cena como para estropearlo, así que les dijo que se los diría en la mañana lueg...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era bastante tarde cuando el pelirrojo subió a descansar a su habitación, su madre no había querido contar las noticias cuando estaban teniendo tan buen ambiente en la cena como para estropearlo, así que les dijo que se los diría en la mañana luego de desayunar ¿Qué tipo de noticias serían como para que su madre colocara un rostro tan preocupado?

Se recostó en la cama mirando el techo, pero sin enfocar su vista del todo, perdido en sus pensamientos.

Podía imaginarse algunas posibilidades para que su madre estuviera preocupada, quizás era algo relacionado con la manada, negó con la cabeza ante eso, no, eso no podía ser una de las opciones, después de todo, en los últimos años se notó más que nunca lo que significaba que tuvieran un tratado con los vampiros, se podía decir que existía algún tipo de paz, y gracias esta particularidad no habían ataques de ninguno de los dos bandos, aunque, a Chuuya siempre le recalcaban el hecho de que no eran amigos pero tampoco se les podía llamar enemigos, habían muchas cosas que aún se tenían que perdonar pero que parecían ir calmándose mientras más pasaba el tiempo.

Teniendo eso en cuenta, solo quedaban dos opciones para que su madre reaccionara así, sin duda era algo relacionado con Atsushi o con él.

Se recostó de lado, pensando en ello, desde que se había anunciado que Atsushi ahora era parte de su familia, habían surgido claras controversias de gente idiota que creía que no se debía permitir que alguien externo a los Nakahara pudiera usar ese apellido con tanta historia. Que no merecía el título de “Príncipe”, que no debía traer “Mala suerte” a las personas, razones por las cuales el tigre no había querido cambiar su apellido ni llamar con familiaridad a las personas que lo criaron por mucho que lo quisiera. La respuesta de su madre ante esa controversia fue anunciar en público que Atsushi era su hijo y que si existía algún problema podían tratarlo con ella directamente. Chuuya sonrió ante el recuerdo, también iban a tratar con él si decidían molestar a Atsushi de nuevo

El ruido de papel arrugándose lo hizo salir de sus pensamientos, se apresuró a incorporarse, recordando que no había guardado la carta. La saco, evaluando algún daño, pero solo se había arrugado levemente. Sonrió aliviado, podía ser una mierda de carta, pero seguía siendo una carta de Dazai.

La guardo junto a las otras, sin querer perderlas hasta que volviera a ver a Dazai, tenía muchas cosas que quería preguntar y que no tendrían una respuesta justa en una carta. Su ceño se arrugo cuando miro de reojo la penúltima carta que había llegado

- Es…un idiota – susurro por lo bajo, recordando que estaba molesto por culpa de esa carta.

- ¿Quién?

Chuuya se sobresaltó ante la repentina voz de su madre a sus espaldas. Le sonrió tratando de no celebrar que no le hubiera corregido el insulto. Dejo caer el montón de cartas en el primer cajón de su cómoda, cerrándolo con suavidad para no desviar la atención de su madre hacia ellas. Ya habían discutido demasiadas veces sobre que le contara el contenido de estas para evitar conflictos innecesarios.

Lo Que El Corazón Anhela - Soukoku//ShinsoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora